Susú Pecoraro en el jurado de San Sebastián
La actriz argentina forma parte del "tribunal" del festival junto a Paul Auster, entre otros. Confesó que es una espectadora fácil de atrapar y que va muy abierta al cine.
La actriz argentina Susú Pecoraro, una de las protagonistas de la popular serie televisiva "Mujeres de nadie", forma parte del jurado que preside el escritor estadounidense Paul Auster y que el sábado elegirá al filme ganador de la Concha de Oro, el premio principal del Festival de Cine de San Sebastián.
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Después de haber visitado esta ciudad en 2004 para acompañar la presentación en competencia de "Roma", de Adolfo Aristarain, en la que interpretaba a una mujer que hacía de todo para cuidar y educar a su hijo, Pecoraro volvió a San Sebastián para ocupar una de las bancas del jurado oficial y decidir cuáles son las películas que merecen recibir premios.
"Soy una espectadora fácil de atrapar. Voy muy abierta al cine y estoy entregadísima de entrada, porque apuesto a que lo que va a venir va a ser bueno", afirmó la actriz en una entrevista que mantuvo con Télam en el Hotel María Cristina, donde se aloja.
"No soy una persona muy mental para estar razonando demasiado si algo es bueno o malo, sino que en realidad me dejo llevar por la intuición", agregó.
Con trabajos en teatro, cine y televisión, medios en los cuales desarrolló una amplia y destacada carrera, Pecoraro debutó en cine en 1977 con "Allá lejos y hace tiempo", de Miguel Antín.
A partir de ahí llegaron "Mis días con Verónica", de Néstor Lescovich; "Señora de nadie", de María Luisa Bemberg; "El arreglo", de Fernando Ayala y "Camila", también de Bemberg, que fue candidata al Oscar como mejor película extranjera.
Tras actuar en "Tacos altos", de Sergio Renán, llegó otra película aclamada, "Sur", de Fernando "Pino" Solanas, que ganó el León de Oro en Venecia en 1988; "Kafka", de Beda Docampo Feijoo; "Roma", de Aristarain; uno de los cortos que integran el filme "18-J" y "Cara de queso", de Ariel Winograd, su trabajo en cine.
"Para elegir un papel, lo fundamental es que la película tenga un buen libro, porque si no hay un buen guión no hay nada", dijo.
"Si yo siento que puedo entrar en una historia como una ficha esencial y puedo contar algo, no me importa si el personaje es chico o grande, o si es un protagónico o no, porque cuando un personaje está bien contado me da seguridad y ganas de hacerlo", aseguró la actriz.
Pecoraro, para quien además es esencial que cualquier trabajo -sea en cine, teatro o televisión- le reditúe "un crecimiento personal y una experiencia de aprendizaje artístico o de vida", se mostró muy contenta por formar parte del jurado oficial del certamen.
Pero afirmó que lo que más la entusiasma ahora es su papel en la novela televisiva "Mujeres de nadie", que todos los días a las 14 se emite por Canal 13.
"Es un proyecto que desde el principio estuvo generado desde la búsqueda de buenos actores, con un elenco muy sólido, gente de teatro, por lo que estaba claro que iba a funcionar muy bien", opinó la actriz, que comparte cartel en la serie con Luis Luque, Alejandro Awada, Ana María Picchio, María Leal y Agustina Cherri, entre otros intérpretes.
"Además me atrajo el horario, porque sabía que íbamos a tener tiempo para que la gente se pudiera enganchar con la serie. Siempre se trata de tiempo. Por ejemplo, dicen que el público no ve cine argentino, pero si las películas pudieran quedarse más tiempo en cartel, seguramente la gente las vería, porque el boca a boca funciona", agregó.
Según Pecoraro, "así funciona en el teatro, y eso lo tenemos clarísimo los actores: hay que esperar. Una vez que la gente vio una obra y le gustó, lo empieza a decir a los demás y después el teatro se llena. En la televisión y el cine pasa lo mismo, lo que hace falta es darle tiempo a la gente para que aprecie una propuesta artística".
-La obsesión por el rating y la fugacidad que eso provoca, parece estar trasladándose al cine.
-Eso es justamente lo que no debe pasar, es como una maldición, porque los programas al igual que las películas necesitan tiempo. La gente se engancha recién después de un tiempo, cuando se encariña con los personajes o con el tema, pero eso nunca pasa de entrada. A falta de dinero para producir en televisión o en cine, lo que necesitamos es tiempo para que nuestros productos puedan apreciarse.
-¿Qué fue lo que te interesaba de tu personaje en "Mujeres de nadie"?
-Me interesaba el tema de la mujer golpeada. Me parecía también que era una jugada muy fuerte poner un personaje de una mujer golpeada y que no fuera un clisé. En los libros que recibí veía que había algo bueno para hacer, sobre todo con Awada como marido y con Luque como pretendiente, y pensé que con ellos iba a poder trabajar muy bien y que íbamos a poder hacer algo de calidad.
-La serie es un compendio de distintas problemáticas femeninas.
-Lo interesante es que todos estos personajes tienen problemas y no son personas maravillosas en todos los casos. Ubicarlos en un hospital público es una circunstancia, pero son problemas universales que le podrían ocurrir a cualquier persona en cualquier tipo de profesión.
-¿Qué valor le das a la televisión en tu carrera? -La televisión es un espacio de aprendizaje ideal tanto para actores como para técnicos. No es para nada menor la televisión y yo siempre la defiendo porque se puede aprender mucho. Es un espacio al que hay que defender, sobre todo ahora que la situación de muchos actores no es buena.
-¿En qué sentido?
-No puede ser que el actor esté tan mal pago como lo está en este momento. Lo único que quiere el actor es trabajar, por lo cual no puede defender muy bien su posición y si se mete a pedir más plata enseguida lo cambian. Es una profesión de mucha soledad e inseguridad laboral, donde llegás a viejo y nadie tiene un peso, y eso nadie lo sabe.
A partir de ahí llegaron "Mis días con Verónica", de Néstor Lescovich; "Señora de nadie", de María Luisa Bemberg; "El arreglo", de Fernando Ayala y "Camila", también de Bemberg, que fue candidata al Oscar como mejor película extranjera.
Tras actuar en "Tacos altos", de Sergio Renán, llegó otra película aclamada, "Sur", de Fernando "Pino" Solanas, que ganó el León de Oro en Venecia en 1988; "Kafka", de Beda Docampo Feijoo; "Roma", de Aristarain; uno de los cortos que integran el filme "18-J" y "Cara de queso", de Ariel Winograd, su trabajo en cine.
"Para elegir un papel, lo fundamental es que la película tenga un buen libro, porque si no hay un buen guión no hay nada", dijo.
"Si yo siento que puedo entrar en una historia como una ficha esencial y puedo contar algo, no me importa si el personaje es chico o grande, o si es un protagónico o no, porque cuando un personaje está bien contado me da seguridad y ganas de hacerlo", aseguró la actriz.
Pecoraro, para quien además es esencial que cualquier trabajo -sea en cine, teatro o televisión- le reditúe "un crecimiento personal y una experiencia de aprendizaje artístico o de vida", se mostró muy contenta por formar parte del jurado oficial del certamen.
Pero afirmó que lo que más la entusiasma ahora es su papel en la novela televisiva "Mujeres de nadie", que todos los días a las 14 se emite por Canal 13.
"Es un proyecto que desde el principio estuvo generado desde la búsqueda de buenos actores, con un elenco muy sólido, gente de teatro, por lo que estaba claro que iba a funcionar muy bien", opinó la actriz, que comparte cartel en la serie con Luis Luque, Alejandro Awada, Ana María Picchio, María Leal y Agustina Cherri, entre otros intérpretes.
"Además me atrajo el horario, porque sabía que íbamos a tener tiempo para que la gente se pudiera enganchar con la serie. Siempre se trata de tiempo. Por ejemplo, dicen que el público no ve cine argentino, pero si las películas pudieran quedarse más tiempo en cartel, seguramente la gente las vería, porque el boca a boca funciona", agregó.
Según Pecoraro, "así funciona en el teatro, y eso lo tenemos clarísimo los actores: hay que esperar. Una vez que la gente vio una obra y le gustó, lo empieza a decir a los demás y después el teatro se llena. En la televisión y el cine pasa lo mismo, lo que hace falta es darle tiempo a la gente para que aprecie una propuesta artística".
-La obsesión por el rating y la fugacidad que eso provoca, parece estar trasladándose al cine.
-Eso es justamente lo que no debe pasar, es como una maldición, porque los programas al igual que las películas necesitan tiempo. La gente se engancha recién después de un tiempo, cuando se encariña con los personajes o con el tema, pero eso nunca pasa de entrada. A falta de dinero para producir en televisión o en cine, lo que necesitamos es tiempo para que nuestros productos puedan apreciarse.
-¿Qué fue lo que te interesaba de tu personaje en "Mujeres de nadie"?
-Me interesaba el tema de la mujer golpeada. Me parecía también que era una jugada muy fuerte poner un personaje de una mujer golpeada y que no fuera un clisé. En los libros que recibí veía que había algo bueno para hacer, sobre todo con Awada como marido y con Luque como pretendiente, y pensé que con ellos iba a poder trabajar muy bien y que íbamos a poder hacer algo de calidad.
-La serie es un compendio de distintas problemáticas femeninas.
-Lo interesante es que todos estos personajes tienen problemas y no son personas maravillosas en todos los casos. Ubicarlos en un hospital público es una circunstancia, pero son problemas universales que le podrían ocurrir a cualquier persona en cualquier tipo de profesión.
-¿Qué valor le das a la televisión en tu carrera? -La televisión es un espacio de aprendizaje ideal tanto para actores como para técnicos. No es para nada menor la televisión y yo siempre la defiendo porque se puede aprender mucho. Es un espacio al que hay que defender, sobre todo ahora que la situación de muchos actores no es buena.
-¿En qué sentido?
-No puede ser que el actor esté tan mal pago como lo está en este momento. Lo único que quiere el actor es trabajar, por lo cual no puede defender muy bien su posición y si se mete a pedir más plata enseguida lo cambian. Es una profesión de mucha soledad e inseguridad laboral, donde llegás a viejo y nadie tiene un peso, y eso nadie lo sabe.