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Qué hacer si te sirven mal el vino en un restaurante

Cuando una botella de vino presenta defectos, el comensal no solo puede, sino que debe advertirlo. Cómo actuar en la mesa para garantizar una buena experiencia.

La degustación del vino en un restaurante. 

La degustación del vino en un restaurante. 

En los restaurantes, la primera copa que sirve el mozo o sommelier no es un gesto de cortesía: es la instancia en la que el cliente verifica que el vino esté en buen estado. Si aparecen aromas avinagrados, gusto a corcho, oxidación excesiva o cualquier signo de alteración, corresponde rechazarlo.

La forma correcta es comunicarlo con respeto, señalando que el vino “no está en condiciones”. El encargado corroborará el defecto y ofrecerá una nueva botella o una alternativa. Lo que no corresponde es devolver un vino solo porque “no me gusta” o “no era lo que esperaba”.

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Estar atento a la primera degustación de vinos en el restaurante. Gentileza.

Estar atento a la primera degustación de vinos en el restaurante. Gentileza.

Reclamar cuando un vino está fallado no es mala educación: es parte de la cultura del vino y un derecho del consumidor.

Cuando el vino incomoda

Pocas situaciones incomodan tanto en un restaurante como descubrir que el vino que se pidió (y que suele representar un gasto importante) no está en buenas condiciones. Ante este escenario, muchos comensales dudan: ¿debo reclamar, callar o aceptar resignado? La respuesta es clara: siempre se puede y se debe manifestar el problema, pero con ciertas consideraciones.

Cómo debería actuar:

1. Probar con atención: oler y dar un sorbo pequeño para detectar posibles fallas.

2. Comunicar con respeto: si algo no está bien, avisar al mozo o sommelier con claridad. Un simple “me parece que este vino no está en condiciones” suele ser suficiente.

3. Confiar en el profesional: el sommelier o encargado suele corroborar el estado y, si es necesario, retirar la botella.

4. Pedir un reemplazo: en la mayoría de los casos, el restaurante ofrecerá otra botella de la misma etiqueta o, si no hay stock, sugerirá una alternativa.

Contribuye a la cultura del vino

Rechazar un vino porque “no era lo que esperaba” o “no me gusta” no justifica el cambio. La devolución solo se contempla cuando hay un defecto objetivo en la botella.

En países productores como Argentina, donde el vino es parte de la mesa cotidiana, educar a los consumidores sobre este derecho y deber es clave. Rechazar un vino defectuoso no es un acto de mala educación: al contrario, ayuda a elevar la experiencia gastronómica y a reforzar la confianza entre el restaurante y sus clientes.

En definitiva, el vino debe disfrutarse en plenitud. Y si algo falla, lo correcto es advertirlo: siempre con respeto, pero también con la seguridad de que un buen restaurante sabrá responder de la mejor manera.