Limonada casera de jengibre y menta: receta refrescante y fácil para combatir el calor
Receta para lograr una limonada aromática y picante que lleva jengibre y menta; perfecta para preparar en jarra y servir fría.
Una limonada con jengibre y menta refresca más que la clásica, puesto a que el jengibre da ese toque picante, la menta perfuma y la base cítrica hidrata al instante. Es una receta perfecta para tener fría en la heladera y servir durante todo el día cuando el calor se pone intenso.
Podés hacerla sin gas para una versión más suave o sumarle agua con gas justo antes de servir para obtener una bebida chispeante. Así que... ¡manos a la obra!
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Ingredientes
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Jugo de 6 limones grandes (aprox. 1 taza)
1 litro de agua fría (o 500 ml agua + 500 ml agua con gas si la querés chispeante)
3 cucharadas de miel o azúcar (ajustás al gusto)
1 trozo de jengibre fresco (2–3 cm) pelado y rallado
1 puñado de hojas de menta fresca
Hielo y rodajas de limón para servir
Paso a paso de la receta
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Prepará el almíbar rápido de jengibre (opcional pero recomendable): en una cacerolita poné 1/2 taza de agua con la miel o azúcar y el jengibre rallado; llevá a fuego medio hasta que hierva, bajá el fuego y cocinás 2–3 minutos; retirá y dejá enfriar; esto infunde y disuelve mejor el jengibre.
Exprimí los limones: exprimí los limones frescos hasta obtener aproximadamente 1 taza de jugo; colá semillas y pulpa gruesa para una limonada más limpia.
Mezclá base: en una jarra grande volcá el jugo de limón, el almíbar de jengibre ya frío (o si no lo hiciste, agregá el jengibre rallado y la miel directamente), y 3/4 de litro de agua fría; mezclá bien para disolver todo.
Probá y corregí: probá la limonada y ajustá el dulzor o la acidez agregando más miel o agua si está muy fuerte.
Añadí la menta: golpeá ligeramente las hojas de menta entre las manos para liberar el aroma y las incorporás a la jarra; dejá reposar 5–10 minutos para infusionar.
Opción gasificada: si querés con gas, completá los 500 ml restantes con agua con gas justo antes de servir para no perder efervescencia.
Serví fría: llená vasos con hielo, poné rodajas de limón y verté la limonada; decorá con una rama de menta y un poco de jengibre rallado por encima si querés potencia.
Conservación: la limonada se mantiene en la heladera hasta 48 horas; si usás agua con gas, agregala recién al momento de servir para que no pierda burbujas.


