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El secreto mejor guardado de Chile está en Valparaíso y casi nadie lo conoce

En medio del Pacífico, frente a la Región de Valparaíso, se esconde un territorio casi virgen donde conviven leyendas de piratas, paisajes volcánicos y una biodiversidad única en el mundo.

Casas de San Juan Bautista entre cerros cubiertos de nubes, donde viven los cerca de 900 habitantes que mantienen vivas las tradiciones y la pesca artesanal de la isla.

Casas de San Juan Bautista entre cerros cubiertos de nubes, donde viven los cerca de 900 habitantes que mantienen vivas las tradiciones y la pesca artesanal de la isla.

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Chile es uno de los destinos predilectos para los mendocinos, sobre todo cuando llegan los días cálidos y se buscan playas, shoppings o escapadas cercanas al mar. Sin embargo, más allá de los circuitos tradicionales, en la Región de Valparaíso se esconde un rincón que pocos conocen y que enamora a quienes se animan a descubrirlo: la Isla Robinson Crusoe, la más importante del archipiélago Juan Fernández.

Antiguamente llamada “Más a Tierra”, la isla debe su nombre actual a la famosa novela de Daniel Defoe, inspirada en parte por la vida del marino escocés Alexander Selkirk, quien vivió allí en soledad entre 1704 y 1709. Rebautizada oficialmente en 1966, Robinson Crusoe conserva aún hoy un halo de leyenda asociado a piratas, tesoros y naufragios que alimentan la imaginación de los viajeros.

Su paisaje es tan imponente como único. Declarada Reserva Mundial de la Biósfera por la UNESCO, concentra una biodiversidad endémica sorprendente, con especies de flora y fauna que no existen en ningún otro lugar del planeta.

Chile, isla
Vista panorámica de la bahía de San Juan Bautista, el poblado principal de la Isla Robinson Crusoe, rodeado por montañas verdes y un mar de aguas profundas.

Vista panorámica de la bahía de San Juan Bautista, el poblado principal de la Isla Robinson Crusoe, rodeado por montañas verdes y un mar de aguas profundas.

Acantilados cubiertos de vegetación, playas de arenas claras y aguas cristalinas convierten a la isla en un verdadero santuario natural. Allí habita, por ejemplo, el lobo fino de dos pelos, especie exclusiva del archipiélago, además del llamativo picaflor rojo de Juan Fernández.

La experiencia en Robinson Crusoe es de desconexión total. Sus aguas invitan al buceo y al kayak, revelando un mundo submarino de gran riqueza, mientras que la pesca deportiva —particularmente de langosta— es otra de las actividades más tradicionales. En tierra firme, los circuitos de trekking recorren escenarios prácticamente vírgenes, como el Cerro Centinela, Punta de Isla y Puerto Francés, desde donde se aprecian vistas imponentes del Pacífico y de la geografía volcánica de la región.

En el poblado de San Juan Bautista, donde vive la mayor parte de sus 900 habitantes, la vida transcurre entre la pesca artesanal y el turismo. Allí los visitantes pueden probar platos típicos como el “perol”, una carbonada a base de langosta, o las empanadas de cangrejo dorado. También es común embarcarse en las tradicionales “chalupas”, botes que incorporan cocinas para preparar lo que se pesca en la jornada, una experiencia única para los turistas.

Chile, isla robinson crusoe
Antiguo cañón en el Fuerte Santa Bárbara, vestigio de la defensa española contra piratas y corsarios, hoy convertido en un símbolo histórico del archipiélago Juan Fernández.

Antiguo cañón en el Fuerte Santa Bárbara, vestigio de la defensa española contra piratas y corsarios, hoy convertido en un símbolo histórico del archipiélago Juan Fernández.

El archipiélago Juan Fernández incluye también la isla Alejandro Selkirk y el islote Santa Clara, pero Robinson Crusoe es la única habitada. Llegar hasta allí requiere cierta planificación: los vuelos chárter o programados desde Santiago o Valparaíso aterrizan en la pista de El Pangal, y desde allí un barco lleva a los pasajeros hasta San Juan Bautista en un trayecto de 45 minutos. Otra opción, más lenta y menos frecuente, es arribar en barco desde Valparaíso, en viajes que pueden durar de uno a tres días, dependiendo del clima.

Robinson Crusoe es, en definitiva, uno de esos destinos que parecen permanecer intactos en el tiempo. Un lugar donde naturaleza, historia y leyenda se mezclan en un escenario que deslumbra a los aventureros y a quienes buscan una experiencia diferente. El secreto mejor guardado de Chile está en medio del Pacífico y espera ser descubierto.