El pueblo del norte que se transforma por completo cuando llega la Navidad
Capioví, un pueblo misionero sobre la Ruta 12, vive diciembre con una magia única: miles de adornos, tradición comunitaria y un espíritu navideño que atrae a visitantes de todo el país.
Capioví, el pueblo misionero que se ilumina cada diciembre con miles de adornos reciclados.
Capiovi TurismoHay un pueblo del norte argentino donde diciembre no es un mes más: es el momento en que cada calle, plaza y edificio cambia por completo para convertirse en una enorme postal navideña. Se trata de Capioví, en la provincia de Misiones, un lugar que desde hace más de una década sorprende al país con su creatividad, su compromiso comunitario y una tradición que crece año tras año.
Ubicado sobre la Ruta Nacional 12, a mitad de camino entre Posadas y Puerto Iguazú, este pueblo de unos 8.000 habitantes se convirtió en un símbolo navideño gracias a un proyecto que comenzó de la manera más simple: un grupo de catequesis que, en 2009, propuso realizar adornos utilizando botellas plásticas descartables. Lo que empezó como una actividad educativa para enseñar trabajo colectivo y conciencia ambiental terminó desatando una de las celebraciones más llamativas del norte argentino.
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Al año siguiente, más familias se sumaron y la tradición se consolidó. Hoy, alrededor del 80% del pueblo participa activamente en la creación, distribución y colocación de los adornos que iluminan cada rincón. Lo artesanal se volvió identidad, y lo que alguna vez fue un pequeño proyecto escolar se transformó en un fenómeno turístico reconocido a nivel nacional e internacional.
Un pueblo que vive diciembre como un gran taller navideño
El proyecto tomó tal magnitud que Capioví se convirtió en referencia para otros pueblos cercanos, que replicaron la iniciativa utilizando materiales reciclados para sus propias celebraciones. La esencia se mantiene intacta: unir a la comunidad, celebrar la Navidad y mostrar que la creatividad puede transformar cualquier espacio.
Cada diciembre, el pueblo se llena de figuras, colores y estructuras que sorprenden a los visitantes:
- Un árbol principal de 14 metros.
- Decenas de pequeños arbolitos distribuidos por plazas y veredas.
- Trineos intervenidos artesanalmente.
- Figuras de Papá Noel con regalos de distintos tamaños.
- Flores, moños, estrellas y adornos luminosos reciclados.
- Escenas del pesebre elaboradas con gran nivel de detalle.
Un pueblo que combina tradición, turismo y sustentabilidad
Además de los adornos, Capioví organiza durante todo diciembre una agenda con espectáculos musicales, ferias y propuestas gastronómicas que llenan las noches de vida. Familias enteras viajan especialmente para conocer cómo este pueblo transforma materiales reciclados en arte y convierte la Navidad en una experiencia colectiva.
Capioví es, hoy, un ejemplo de cómo la unión vecinal puede cambiar un lugar, impulsar el turismo y sostener una tradición que mezcla creatividad, sustentabilidad y emoción. Cada rincón del pueblo recuerda que la Navidad puede vivirse con el encanto de lo simple y el poder de lo comunitario.



