El pueblo costero de Chile con una de las playas más únicas de América
Este rincón poco conocido ofrece playas vírgenes, una rica biodiversidad y deportes al aire libre en un entorno único y lleno de vida.
Las costas chilenas ofrecen una oportunidad única para conectarse con la naturaleza, disfrutar de la tranquilidad de sus playas y relajarse al compás de las olas. En algunas zonas, existen playas que se han mantenido prácticamente intactas por el hombre, convirtiéndolas en destinos perfectos para quienes buscan un descanso en ambientes serenos y naturales.
En la VI Región de Chile se encuentra el pueblo de Navidad, una localidad que destaca por su singular geografía, compuesta por mesetas, suaves colinas y sierras que forman quebradas naturales. Desde estas formaciones se pueden apreciar los impresionantes paisajes de la costa de O'Higgins.
Uno de los sitios más destacados es el pueblo pesquero de La Boca, ubicado en la desembocadura del río Rapel en el océano Pacífico. Este lugar atrae a quienes disfrutan del turismo rural y de las actividades al aire libre.
Desde su playa, es posible abordar pequeñas embarcaciones operadas por pescadores locales para observar fauna marina y una variedad de aves, con 133 especies registradas en la zona. Entre las aves autóctonas se encuentran el canastero, el tapaculo y la turca, especies emblemáticas de la región.
Además de la vida silvestre, La Boca es un destino popular para los aficionados a los deportes acuáticos. Actividades como surf, kitesurf, windsurf, pesca, kayak y stand-up paddle son comunes en áreas cercanas, como Topocalma y el río Rapel. La gastronomía local tampoco pasa desapercibida, ofreciendo exquisitos platos preparados con pescados y mariscos frescos que se obtienen directamente del mar.
En Navidad también se encuentra el Santuario de la Naturaleza Submarino "Bosques de Calabacillo", un área marina cercana a la playa Las Brisas que alberga una rica biodiversidad, destacándose por el único bosque de microalga parda llamado "Calabacillo". En los alrededores de Matanzas, la naturaleza invita a practicar deportes al aire libre, como el trekking en la Quebrada de Coquimbo en Polcura, donde un bosque esclerófilo y valdiviano resguarda especies autóctonas como el boldo, quillay, y helechos, junto con árboles del sur como el olivillo y las nalcas.