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Reforma laboral: cuál es su finalidad y cómo genera empleo en Argentina

La reforma laboral no crea empleo por sí sola: sin alivio tributario, formalización y seguridad jurídica, es apenas un vehículo, no la meta este 2025.

La reforma laboral debe funcionar como vehículo, no como meta.

La reforma laboral debe funcionar como vehículo, no como meta.

Archivo MDZ

En Argentina hemos escuchado decenas de veces la promesa: “Esta reforma laboral va a generar empleo ”. Pues bien, lo digo sin rodeos: no lo va a hacer. Lo afirmo basándome en datos, en más de dos décadas de estancamiento en el trabajo registrado, y en mi experiencia observando la relación real entre empleador y trabajador.

La normativa laboral que hoy discutimos no transforma mágicamente el desempleo en trabajo digno. Como publiqué recientemente en varias entrevistas, la clave no está en la ley, sino en el vínculo laboral, en la formalización genuina, en la seguridad jurídica.

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La clave no está en la ley, sino en el vínculo laboral, en la formalización genuina, en la seguridad jurídica.

La clave no está en la ley, sino en el vínculo laboral, en la formalización genuina, en la seguridad jurídica.

En concreto sobre la reforma laboral

Las reformas legales pueden modernizar aspectos del contrato laboral, reducir litigiosidad y adecuar horarios, pero no crean un solo puesto de trabajo por sí solas. Lo advertí en MDZ: La reforma laboral no es sinónimo de empleo. Eso es un mito, una mentira galopante. La reforma que se discute —y aún está lejos de estructural— no puede cargar con la expectativa de resolver por sí misma la crisis de empleo que persiste hace más de dos décadas. El empleo no crece desde hace 25-30 años, y, el país ya transita este camino sin que las cifras lo acompañen.

Mas adelante vas a leer que finalidad tiene una reforma laboral de verdad. Me paro en dos puntos de esta reforma, que será tratada con el nuevo parlamento.

  • Lo primero son las vacaciones, nada se suprime ni nada cambia a lo que no pasa en la práctica. Hoy se toman de octubre a abril, ya sea por antigüedad (14-21-28 días etc), si se aprueba el articulado de la reforma, el dependiente se tomará vacaciones en tdo el año, pero el empleador podrá fraccionarla, tomate 7 en julio y 7 en enero. Nada que no pase en la actualidad. Esto no es reforma, esto es poner blanco sobre negro de lo que sucede hoy día.
  • El otro punto tiene razón en que el empleador, ahora puede pagarte el salario en una billetera virtual, nada que hoy no pase, por el alto rendimiento que estas dejan a los argentinos, mas que una entidad bancaria.

Luego, voy a explicar dos falsedades que no van a suceder, una es la extensión de la jornada de 12 h, es falso, no existe en el planeta, es más, el mundo giro a la contracción de la jornada, no la extensión; y la otra es la mentira de fijar un tope de 10 sueldos a tu indemnización por despido, un disparate. No esta en el proyecto, ni se tratar, si a un dependiente lo despiden, le pagan 1 sueldo por año por fracción mínima de 3 meses, sea los años que tenga.

Vengo advirtiendo que el problema del mercado laboral argentino no es una cuestión de dispositivos legales, sino de vínculo real entre empleador y dependiente, de coherencia normativa, de seguridad jurídica, de formalización genuina.

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La reforma laboral no es sinónimo de empleo.

La reforma laboral no es sinónimo de empleo.

Un empleador argentino de mediana escala aún carga con montos exorbitantes en cargas sociales. Como dije, una pyme paga 3,5 millones de pesos en cargas sociales por mes por 4 dependientes que ganan $1.415.000 cada uno. No puede dar de alta un dependiente más simplemente por ese costo. El mundo evoluciona hacia modelos más flexibles: jornadas reducidas, mayor descanso, trabajo mixto. Pero en Argentina no hay aún infraestructura institucional, educación tecnológica o consenso político para dar ese salto.

Así que, ¿qué necesitamos realmente?

Un marco tributario y contributivo coherente. Como sostengo, “si querés generar empleo necesitas una reforma tributaria”. Sin eso, cualquier reforma laboral será como sembrar en tierra árida. Una apuesta decidida a la formalización: que los dependientes tengan derechos, que los empleadores puedan contratar sin temores, que haya transparencia en el vínculo. Un diálogo nacional amplio, sin grietas radicalizadas, que trascienda la lógica “empresario vs dependiente” y ponga el foco en la producción, el desarrollo, la dignidad del trabajo.

La reforma laboral debe ser vehículo, no meta

Una ley por sí sola no salva empleos, salva relaciones laborales si está bien diseñada y acompañada de otras medidas. Y Argentina no está para atajos: el camino es largo, exige tradición (respeto por la historia del trabajo), exige innovación (mirar al futuro del empleo) y, sobre todo, exige audacia con prudencia.

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Una ley por sí sola no salva empleos, salva relaciones laborales si está bien diseñada y acompañada de otras medidas.

Una ley por sí sola no salva empleos, salva relaciones laborales si está bien diseñada y acompañada de otras medidas.

Seamos claro, una reforma laboral, que en el mundo civilizado y moderno, se llama Modernización al Trabajo, esto es, el trabajo esta en constante dinamismo, y la argentina no avanza, esa reforma o modernización debe cuidar, dándoles derechos y exigiendo obligaciones a las dos personas que forman parte del trabajo, solo dos: empleados (es quien invierte en factores de producción ya arriesga y emplea; y el dependiente, quien decide acatar ordenes, cobrar una salario y cumplir un horario), a estas dos personas el derecho del trabajo las debe cuidar, sabes porque? Porque los dos se llaman trabajadores.

Mi llamado es claro: no esperemos que la ley trabaje sola. Trabajemos nosotros, como país, para que el trabajo le dé sentido a nuestras vidas. Y ahí —cuando el vínculo sea robusto, el patrón y el empleado sepan que respetan reglas y expectativas— recién podremos esperar que los números del empleo cambien. Porque sin trabajo, no hay dignidad. Y sin dignidad, no hay futuro.

En definitiva, la reforma laboral debe funcionar como vehículo, no como meta. Y si bien es imprescindible, no puede considerarse la solución única al desempleo crónico. El verdadero desafío es construir instituciones, confianza y equidad. Y ahí empieza el futuro.

* Dr. Juan Pablo Chiesa – Especialista en empleo e IA aplicada al mercado laboral