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Los fundió la crisis del 2000, se reinventaron en Mendoza y hoy venden las dos "caras" de la energía

Nacidos como una empresa familiar, superaron la crisis y pasaron a ser un grupo empresario de referencia en el negocio de la energía con base en Mendoza.

Facundo Cerminaro, al frente de Ceralfa, Sunsolar y Primor, es uno de los jóvenes referentes de la industria en Mendoza. 

Facundo Cerminaro, al frente de Ceralfa, Sunsolar y Primor, es uno de los jóvenes referentes de la industria en Mendoza. 

Rodrigo D'Angelo / MDZ

Nacidos como una empresa especialista en el mercado energético, como a muchos argentinos, los vaivenes económicos y la crisis de los 2000 los dejó sin nada. Pero mudanza a Mendoza de por medio se reinventaron y se transformaron en un grupo empresario referente en las dos caras de la energía, la “tradicional” y la solar.

Hoy operan en esta provincia, en Neuquén, San Juan, Salta y Buenos Aires, entre otras. Aunque al momento de radicarse en Mendoza, Facundo Cerminaron tenía solo cinco años, su incorporación al negocio familiar fue clave. Fue él quien convenció a su padre de dejar atrás el modelo unipersonal del negocio (con solo un colaborador que al día de hoy sigue en la empresa) para crecer con Ceralfa, la empresa especializada en venta de cables de alta tensión enfocada al nivel industrial, y con Sunsolar, empresa de instalación de paneles solares. A las cuales se sumó también una distribuidora de bebidas, con base en Buenos Aires, que se enfoca en el e-commerce.

Con 32 años, Facundo es miembro de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la Provincia de Mendoza (Asinment) y una de las piezas fundacionales del Clúster de Energías Renovables de Mendoza. En una entrevista con MDZ Online, el joven empresario analizó la actualidad industrial en la provincia, el crecimiento de la energía solar y otros temas.

Mirá la entrevista acá

Entrevista A Facundo Cerminaro

-¿Cómo arranca tu camino en las empresas?

-Tengo 32 años y soy un eterno emprendedor. Nacimos como una empresa familiar y hoy ya somos un grupo. Todo arranca 30 años atrás con mi padre. Somos oriundos de Buenos Aires y él tenía una distribuidora de cables allá. En la crisis de los 2000 tuvo que cerrar y nos vinimos a Mendoza porque mi mamá es mendocina. Tenía cinco años y ya me considero un mendocino más, fui a la secundaria y a la facultad.

Acá en Mendoza mi papá arrancó nuevamente con la venta de cables, era un negocio donde estaba él y un empleado más. Nunca quiso crecer demasiado, sobre todo después de lo que le había pasado en Buenos Aires. Yo iba a la universidad y a la par era instructor de snowboard, vivía seis meses en Mendoza, ayudando con la venta de cables, y otros seis meses en Estados Unidos.

Cuando cerré esa etapa, le propuse a mi padre meterle al negocio familiar para crecer, o también estaba la idea de empezar a emprender solo. Mi papá me apoyó en la idea de meterle, pero soy muy inquieto y también empecé a emprender solo. Con Ceralfa empezamos a atender al sector privado, porque hasta ese momento solo atendíamos al sector público, y llegamos a Neuquén, Salta y San Juan.

También arranqué junto a un socio con una distribuidora de bebidas en Buenos Aires que se llama Primor Market, que comenzó como un marketplace.

-¿Cómo funciona la venta de cables?

-Hay dos mundos. Por un lado lo que sería el mostrador, que es lo que todos conocen en las casas de electricidad. Y por otro lo que nosotros vendemos que no tiene nada que ver. Nosotros vendemos cables para la obra pesada. Trabajamos con el sector petrolero, minero o la construcción. Son cables de media tensión, con bobinas que pesan más de 2.000 kg.

Vendemos cables para la hora pesada, siempre nos movimos en ese ambiente de la industria pesada. Eso empezó a crecer y hoy ya somos más de 30 empleados y seguimos empujando.

En el medio nació nuestra tercera empresa, Sunsolar Cuyo, que también tiene base en Mendoza. Ahí nos dedicamos a la energía solar fotovoltaica. Tiene una historia muy particular porque arrancamos medio de casualidad. Como estábamos en el ambiente de los municipios, habíamos empezado a hacer alguna que otra obra eléctrica. Una municipalidad nos pidió hacer un bombeo solar, que es una bomba para sacar agua en el medio del campo; era en Lavalle, en el medio del desierto, para sacar agua y que esté alimentado con paneles solares. Nosotros no sabíamos nada y nos unimos con gente de Buenos Aires que era experta en esto. Hubo una licitación, la ganamos y cuando nos llegó la orden de compra la gente de Buenos Aires se borró.

Quedamos con la orden de compra de la obra, un bombeo solar que nunca habíamos hecho y que en Mendoza nadie había hecho. Fue todo un desafío, nos costó un montón, nos llevó mucho tiempo, pero la sacamos adelante y arrancamos con Sunsolar.

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-¿Cuándo fue eso y cómo han crecido desde esa primera obra?

-Eso fue hace ya seis años. Hoy ya tenemos un equipo de ingenieros y de técnicos, hacemos obra y financiamos. Hicimos obras en bodegas importantes; fuimos la primera bomba de 100 HP que se hizo en Argentina, que ya es un poco más común, pero hace seis años no la trabajaba nadie. Hicimos una obra con Toyota, por ejemplo, en San Luis, y más.

Por suerte hemos crecido mucho y siempre nos movimos en el ambiente de la obra mediana, que es el mismo target que maneja Ceralfa.

-Siguiendo con la energía renovable, ¿cómo está hoy la demanda?

-En el grupo decimos que vendemos las dos energías, la tradicional y la solar. La energía solar hoy está en auge, por varios factores, pero creo que el económico siempre es el que más duele y más mueve. Hoy la factura de luz es más cara porque está subiendo la luz y están sacando subsidios. Entonces creo que lo que más está promoviendo la energía solar es el factor económico. Después viene acompañado del tema imagen, de colaborar con el medio ambiente y la sustentabilidad, que siempre suma.

Cabe aclarar que las tasas están muy altas y otra vez se volvió a frenar un poco el mercado por esta inestabilidad económica que hay, que suben las tasas, que el dólar no sabemos dónde va… Algo que se repite y se repite. Eso hace que un poco se frene, pero vemos que las empresas están mucho más abiertas a poner paneles solares, nos preguntan, les interesa.

Falta mucho conocimiento, mucha educación. Creo que ahí nace un poco el Clúster de Energía Renovable para ayudar a la comunidad y educar sobre cómo funciona esto. La energía solar ya es alguna tecnología conocida, en el mundo ya es vieja, pero en Argentina está recién creciendo. La gente tiene el concepto en la cabeza y lo está analizando. Es cuestión de que lo cuadre con su economía.

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- El financiamiento y la infraestructura son dos temas claves en la energía solar. ¿Cómo están hoy en Mendoza?

-La financiación es clave, necesitamos que en la provincia y el país bajen las tasas para que estos proyectos sean más rentables. A principio de año, cuando las tasas estaban bastante más bajas, se veía y había mucho más movimiento e interés por parte de los privados en estos proyectos.

En cuanto a la infraestructura, hoy en Mendoza no es una tecnología tan desarrollada. La zona está preparada, se le puede inyectar todavía mucha energía generada por paneles solares. Pero es importante que el sector privado, que somos las cámaras, trabaje con el sector público, que puede ser el EPRE, y también las empresas distribuidoras, en conjunto para que esto sea sostenible, para que pueda seguir creciendo y no tengamos el día de mañana problemas en las redes para el transporte de energía. Queremos que no nos vean como una contra; estamos todos por el mismo fin, que es poder vivir un poco mejor, tener mejor calidad de vida y que la energía sea más sostenible y más barata para ayudar a la industria.

-Si haces una comparativa entre las dos, ¿qué encontrás?

-La vida útil de los paneles solares es de 25 años, es algo que sale por norma. Y lo que tienen los cables es que es una tecnología que existe hace muchísimos años y es conocida, es como el ladrillo, se prefiere el malo conocido que el bueno por conocer. Entonces van todos al cable.

La realidad también es que la infraestructura eléctrica del país ya está desarrollada. Entonces, solemos hacer esta comparativa y a ponerla en la balanza cuando nos alejamos de las ciudades, a un lugar donde no hay acceso a la red. Ahí sí analizamos si hacer un tendido con una subestación y conexión para llegar a darle energía a tal punto o poner paneles solares. Ahí es donde realmente esto juega.

Hoy en día está muy equiparado. Los costos son muy similares, puede llegar a ser un poco más cara la energía solar, pero con el ahorro que tenemos en el día a día después se compensa mucho. La energía solar es más competitiva y en la puja viene ganándole varias batallas a la tradicional.

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-¿Cuál es el costo?

-Todo depende del consumo. No medimos por el tamaño de una industria, sino por la cantidad de máquinas y demanda que tiene dentro. Pero un domicilio, hablamos entre US$ 5.000 y US$ 10.000. Ya tenemos un kit armado para que una casa tenga un ahorro considerable.

En la industria ya cambia mucho, es muy diferente una bodega, donde hay seis meses de alta demanda y seis meses de bajo consumo, que en una metalúrgica, donde los consumos son altos. Hay proyectos de arriba de US$ 20.000 hasta US$ 200.000. Ese número puede parecer un montón, pero es un presupuesto para empresas que pagan facturas de $30 o $40 millones. Suena mucho, pero la amortización se da más rápido. Hoy es mucho más rápido, antes tardaba siete u ocho años y hoy tenemos proyectos que en dos años recuperan el valor de la inversión por el alto valor de la tarifa de luz.

Ha cambiado muchísimo, para que tengas una idea, cuando arrancamos con la energía solar, el precio del warr instalado llegaba a casi US$2 y hoy en instalaciones grande hablamos de US$ 0,60. Ha bajado casi un cuarto y es muchísimo lo que ha cambiado en los últimos seis años el precio de la energía solar.

-Pasando a la otra cara de su negocio, ¿cómo está la parte industrial?

- Complicada. El país está complicado, está muy parado. Ha sido un año bastante lento. Si bien nosotros no somos industriales, somos transversales a todas las industrias y lo sufrimos, aunque no sé si de la misma manera. Vemos que está muy lento y a Mendoza particularmente la consideramos mucho más lenta. Ojalá que la minería realmente se destrabe, porque esto va a colaborar mucho con la con la industria. Creo que es necesario que pase.

Hoy en día en la industria de Mendoza estamos todos yéndonos a trabajar a San Juan, Neuquén o Salta. Es una lástima que tengamos que ir a buscar trabajo allá sabiendo que acá hay posibilidades de hacerlo. Pero hoy hay una situación muy particular. Creo que es un año que hay que aguantarlo y superarlo.

Las expectativas para el año que viene son muy buenas, pero este va a ser un año lento, la verdad que para el olvido.