Insólito: junto a los granos y derivados, el país "exporta" el 60% de nutrientes del suelo
En el corazón agroexportador del país, una navegación por el Paraná muestra más de 30 puertos, por donde sale el 70% de las exportaciones de granos y derivados.
Siete de cada diez toneladas de granos y subproductos se exportan a través de los puertos del nodo Rosario, el segundo más grande del mundo en su tipo, después de New Orleans (EE.UU.). El complejo portuario de Rosario es el verdadero motor agroexportador de Argentina, un gigante de clase mundial y vía de ingreso de los dólares al país.
El campo argentino tiene una gran productividad y sencillamente es la única actividad económica en la que Argentina juega en las grandes ligas a nivel global, desde hace muchos años. Bastante más atrás y con mucho por demostrar aún aparecen el sector Oil & Gas con Vaca Muerta a la cabeza, la minería metalífera y el litio, así como la economía del conocimiento, pero todas con un balance de divisas generadas en el que el agro sobresale ampliamente.
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Pero pese a esa posición privilegiada en el concierto mundial, en especial en cuanto a producción y exportación de soja, maíz y trigo -además de carne vacuna- los especialistas sostienen que cada campaña deja una merma de nutrientes en el suelo, que es necesario reponer para la nueva campaña, pero que no se hace desde hace años.
Exportación "no tradicional"
Así, el país termina "exportando" unos 3,5 millones de toneladas de nutrientes junto con los granos exportados, o derivados como la harina o el aceite de soja, por mencionar los casos emblemáticos. Estos nutrientes clave para la salud de los suelos y por ende para la productividad futura de los cultivos, son nitrógeno, fósforo, potasio y azufre.
Un informe de Fertilizar Asociación Civil, entidad que reúne a las industrias que producen y comercializan fertilizantes en el país, destaca que del total de 37.770.000 hectáreas sembradas en la última campaña, la producción de los seis cultivos principales (girasol, maíz, soja, sorgo, trigo y cebada), la cosecha total alcanzó 130.933.334 toneladas y la exportación de estos cuatro nutrientes llegó a 3.546.291 toneladas, un dato nada menor.
A nivel de extracción, lidera por lejos la soja, que explica el 48% del total de nutrientes extraídos y no repuestos, seguido por el maíz (28%), trigo (14%), y más atrás girasol (5%), cebada (3% y sorgo (2%).
Los datos fueron presentados por Fertilizar ante la prensa, durante una navegación aguas arriba por el río Paraná, desde San Lorenzo hasta Timbúes, en el llamado Up River de la zona de Rosario el pasado 22 de septiembre. Fue en la previa al congreso de Acsoja, la cadena de valor de la soja, que tuvo lugar en esa ciudad y coincidió con el anuncio de la suspensión de las retenciones a los granos y la carne vacuna y aviar.
Mirá el video de plantas de carga en puertos de Rosario
Muchas veces se ha insistido sobre las bondades de la siembra directa para evitar la erosión de los suelos, y la necesidad de rotar los cultivos, pero para los analistas hoy es clave "reponer los nutrientes".
Carrera desigual
La discusión no es ociosa. En los últimos años, Brasil y Estados Unidos han multiplicado su productividad, en gran medida por la fertilización que realizan. En la campaña 2024/25, Brasil alcanzó los 170 Mt (millones de toneladas de soja), completando un ciclo de 20 campañas consecutivas de crecimiento de producción de la oleaginosa.
En contraste, Argentina está estancada en su producción total de granos, en torno a las 130 Mt desde hace al menos una década.
"Argentina es uno de los países con menor tasa de reposición de la extracción por cosecha de los nutrientes en general y del fósforo en particular: el país pierde aproximadamente 6 kilos de fósforo por años por hectárea producida", señala el informe de Fertilizar, en base a datos de FAOSTAT de 2023.
Un dato adicional es que la reposición de fósforo requiere importarlo, por lo que se van divisas y la disposición no es inmediata. Hoy el principal productor mundial es Marruecos, pero también abastecen de fósforo Irán, Inidia, China y Qatar.
Balance negativo
"Acá el balance de fósforo es negativo versus lo que ocurre en Brasil o Estados Unidos, por eso estamos estancados", señala Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar. Y agrega: "El suelo ya dio lo que podía dar".
Lo que sigue es definir una política de Estado. Una cosa es hacer las rotaciones correctas. Por ejemplo, en Estados Unidos hace soja detrás del maíz, que es un cultivo muy fertilizado, acá lo hace en forma casi coincidente. Además, hay que apuntar a que el productor vea que fertilizar es rentable.
La industria de fertilizantes tiene un giro del negocio anual de unos US$3.000 millones, pero "para cerrar la brecha de producción, debería duplicar ese monto", indica Rotondaro. Una asignatura pendiente que va escalando en la agenda prioritaria del sector agroindustrial.