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El BCRA ata las bandas del dólar a la inflación desde enero de 2026

El Banco Central cambiará el ajuste de las bandas cambiarias para evitar atraso real, pero el éxito dependerá de la confianza y las reservas.

Santiago Bausili, titular del BCRA. Foto: Noticias Argentinas

Santiago Bausili, titular del BCRA. Foto: Noticias Argentinas

Con el calendario a punto de cerrarse, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) decidió introducir un ajuste clave en su régimen cambiario. A partir del 1° de enero de 2026, los límites de las bandas del dólar dejarán de moverse a un ritmo fijo y comenzarán a actualizarse mensualmente en función de la inflación, con un rezago de dos meses. El cambio apunta a corregir el atraso real del corredor cambiario frente a la suba de precios.

Hasta ahora, el esquema contemplaba un ajuste automático del 1% mensual, un mecanismo que perdió relevancia en un contexto donde la inflación superó de forma sistemática ese ritmo. Con la nueva regla, el ancho del corredor se expandirá siguiendo el IPC oficial, lo que introduce mayor flexibilidad y reduce la probabilidad de que el tipo de cambio quede artificialmente contenido en términos reales.

Las estimaciones privadas permiten dimensionar el impacto inmediato. De acuerdo con cálculos de la consultora Invecq, bajo el nuevo esquema el techo de la banda se ubicaría en torno a los $1.564 hacia fines de enero, frente a los $1.542 que habría arrojado el ajuste previo. La diferencia, aunque acotada, es relevante: marca el nivel a partir del cual el Banco Central estaría obligado a intervenir en el mercado mayorista para defender el régimen.

El cambio, sin embargo, no despeja los interrogantes estructurales. El principal desafío sigue siendo la dinámica de la demanda privada de dólares. Si el atesoramiento se estabilizara en torno a los US$2.000 millones mensuales, y el Gobierno mantiene su objetivo de sumar US$10.000 millones de reservas a lo largo de 2026, las necesidades brutas de financiamiento podrían superar los US$50.000 millones. En ese escenario, la arquitectura técnica del régimen cambiario importa menos que la credibilidad política del programa.

Las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado ofrecen una hoja de ruta tentativa para los próximos meses. Con una inflación estimada del 2,1% en diciembre, el límite superior de la banda treparía a $1.597 hacia fines de febrero. Luego continuaría su ascenso gradual: $1.627 en marzo, $1.655 en abril, $1.685 en mayo, $1.711 en junio y $1.737 en julio, en línea con una desaceleración progresiva del IPC.

Los argumentos de los funcionarios del BCRA

Desde el Banco Central, su titular Santiago Bausili insiste en que la modificación no implica un giro inflacionario, sino una reducción de la incertidumbre. Otros analistas interpretan el movimiento como una respuesta pragmática a un conjunto de restricciones simultáneas: la emisión del Bonar 2029, el incumplimiento de la meta de acumulación de reservas con el Fondo Monetario Internacional, y un desempeño modesto en la compra de divisas, incluso en un contexto donde el dólar se movió por encima de la inflación durante buena parte del último año.

En última instancia, el ajuste de las bandas no redefine el programa económico, pero sí revela su lógica central: ganar tiempo. Para el Gobierno de Javier Milei, el éxito del nuevo esquema dependerá menos de la fórmula de actualización y más de una variable difícil de modelar: la confianza de los ahorristas en que esta vez el ancla cambiaria no volverá a romperse.