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Dólar, inflación, traspaso a precios y consumo, el póker de ases de la economía argentina

En apenas 48 horas se conocerá la inflación de julio que marcará una suba moderada frente al mes previo. Crecen las dudas sobre el impacto del salto del dólar.

La inflación bajó unos escalones, pero tras la suba del dólar las últimas semanas está frente a un nuevo ciclo de subas, que el Gobierno intenta evitar.

La inflación bajó unos escalones, pero tras la suba del dólar las últimas semanas está frente a un nuevo ciclo de subas, que el Gobierno intenta evitar.

Foto: Santiago Tagua/MDZ

Entre el 1 de julio y el 8 de agosto el dólar oficial sumó 100 pesos a su cotización, tomada como referencia para determinar el costo de bienes importados, una suba del 8%, en un mes en el que la inflación probablemente ronde el 2%. En estas condiciones y tras el previsible traspaso a precios, el consumo no levanta.

Se ha expuesto aquí, brevemente, el combo que concentra las mayores preocupaciones de la gente común, alejada de las disputas políticas entre el Congreso y el Gobierno, de las declaraciones del presidente Javier Milei sobre el veto a algunas leyes incómodas, e incluso de la definición de los frentes electorales y las listas para las elecciones del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires y las legislativas de medio término del 26 de octubre.

Bolsillos flacos

Lo que le preocupa a la gente es más simple y en algún punto previsible: qué pasa con la cotización del dólar, que en Argentina es casi sinónimo de estabilidad o, por el contrario, de crisis; si suben los precios de bienes y servicios y si tiene plata en el bolsillo o margen en la tarjeta para comprar o contratar lo que necesite, llámese la comida en el supermercado, la carnicería o la verdulería, los remedios en la farmacia, y pagar la luz, el gas y el servicio de internet en su casa.

Disponer de $40.000 de base para ir con su familia, al menos un fin de semana al mes, a comer una pizza con una cerveza y dos gaseosas es algo cercano al lujo para muchos argentinos. No hay que olvidar que pese a la desaceleración de la inflación en los últimos meses, cuatro de cada diez argentinos aún viven en situación de pobreza, según las estadísticas oficiales.

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El próximo miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer el índice de precios al consumidor de julio, que según estimaciones privadas estará en torno a 1,8%, apenas por debajo del 2%. Es necesario, sin embargo, poner esto en contexto, dado que el IPC de la Ciudad de Buenos Aires difundido hace unos días arrojó un 2,5% en el séptimo mes del año, un dato que empieza a preocupar en las filas gubernamentales.

Dólar caliente

Por estas horas los analistas están evaluando si el rally alcista del dólar, que desde fines de mayo acumula un 13% y llegó a cotizar a $1380 el pasado 31 de julio, se está trasladando a precios, lo que daría un empujón adicional a la inflación de agosto, no así a la de julio, porque el salto se dio muy hacia fin de mes.

Según datos oficiales, en los primeros seis meses del año la inflación acumula 15,1% y totaliza 39,4% en términos interanuales en junio. Pero lo que nadie puede negar es que después de dos meses de inflación en 1,5% y 1,6%, acercarse al 2% mensual, enciende las alarmas.

En cuanto al traslado a precios, si bien los supermercados se resisten a convalidar nuevas listas, lo cierto es que las industrias, tienen muchos insumos dolarizados, y los márgenes para absorber subas de costos por ese lado, se han angostados mucho.

Cambiar el chip

En ese sentido, como en numerosas ocasiones en la historia reciente argentina, la variable de ajuste va a ser la oferta, es decir, el abastecimiento. Aún no hubo denuncias sobre esto, pero no puede descartarse. Mientras tanto el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo llamó a los empresarios a "cambiar el chip" en clara alusión a evitar el traslado a precios.

Luis Caputo encabezó un congreso de pymes
Luis Caputo instó a los empresarios a

Luis Caputo instó a los empresarios a "cambiar el chip" y evitar la suba de precios.

Pero en momentos en que la actividad económica aún no levanta en varios sectores, pretender que los industriales absorban la suba de costos dolarizados, suena al menos extemporáneo. La mayoría de las empresas de consumo masivo acumulan dos y hasta tres balances con números en rojo, de manera que el traslado a precios es casi inevitable.

Mientras tanto, con paritarias que ajustan por debajo de la inflación de hace más de un año y medio -salvo algunos pocos gremios con capacidad de fuego- el consumo masivo sufre. Una vez más, la variable de ajuste en este caso corresponde a las ventas.

Ventas en caída

El último informe de la consultora Scentia destaca que en junio el consumo masivo, esto es la venta de alimentos, bebidas, productos de limpieza e higiene personal, registró una baja de -0,8% en el conjunto de los canales (mayoristas, cadenas de supermercados, autoservicios independientes, farmacias, e-commerce y kioskos más locales tradicionales), aunque en el acumulado del año aún está 0,4% por arriba del mismo período del año anterior.

Pero el dato llamativo es que los canales más relevantes en cuanto a la compra de estos productos básicos en el consumo familiar, registran bajas importantes el último mes respecto del mes previo. Es el caso del consumo en supermercados, que cae -2,6% en junio versus mayo; mayoristas (-2,5%); autoservicios independientes (1,7%); e-commerce (-7,4%); y kioscos (-0,4%). Sólo registra un desempeño positivo la venta en farmacias (6,0%).