Argentina dolarizada: los bienes y servicios que se pagan en dólares y qué impacto tienen en la economía
La discusión por dolarización sí o no ha ganado la vidriera debido a la debilidad de peso, pero sobre todo porque muchos de los mercados ya se pactan en esa moneda. Cuáles son los rubros prácticamente dolarizados y qué implicancias posee en una economía en que lo que más escasea son los dólares.
Con el crecimiento de la inflación y de la brecha económica, muchos empresarios, prestadores de servicios y comerciantes hablan “en dólares”. Para saber a ciencia cierta “cuánto es”, cada vez más personas hacen sus cálculos y proyecciones en moneda extranjera. Tal vez porque las referencias se desdibujan en medio de precios que aumentan de manera constante.
Son muchos y de diversas extracciones, los economistas que ponen en duda la dolarización como la plantea el candidato a la presidencia, Javier Milei, debido a que puede generar más deuda y licuación salarial. No obstante, el propio Carlos Melconian, propuesto como ministro de Economía de Patricia Bullrich, admitió que en Argentina hay diversos mercados que están dolarizados y él propone blanquearlos o legalizarlos.
Aunque es un tema electoralista que verá la luz o no después de diciembre, lo cierto es que las transacciones y publicaciones en dólares se difunden cada vez más. De este modo, el primer mercado dolarizado es el del ahorro y allí hay infinidad de posibilidades que van desde la adquisición de dólar blue, MEP o la inversión en diversos Fondos Comunes de Inversión atados a esa moneda.
Menú de opciones en dólares
El mercado inmobiliario es uno de los que siempre ha estado dolarizado. Sin embargo, mientras antes se limitaba a la compraventa, la práctica se ha extendido a los alquileres. Esto incluye oficinas, co-workings y servicios similares. Aquí, como en otros sectores, hay diferencias sobre el tipo de dólar que se pacta.
Si bien cada vez más el dólar MEP ha comenzado a ser la principal referencia e, incluso, una manera de “legalizar” los pactos en dólares, lo cierto es que algunos se manejan con el dólar paralelo y otros con el oficial. En este caso, referentes del sector inmobiliario destacaron que esta práctica es difundida, pero que puede generar conflictos en el caso de los alquileres.
El sector turístico también se desempeña, en líneas generales, con los valores en dólares. Así, aunque se puede pagar en pesos dentro del país, el precio de hoteles y departamentos temporarios se calcula a partir de la referencia internacional. Lo mismo con algunos servicios ejecutivos, así como el precio de los menús de bodegas y distintos restaurantes que hacen el cálculo por sus clientes a valor dólar, euro o real.
Algo similar sucede con el precio de autos y motos. De hecho, el crecimiento en las ventas de autos 0km va de la mano de cierto buen precio de los vehículos a valor dólar, debido a que es una manera accesible de invertir. El sector de la construcción también calcula sus costos en dólares y cada vez que la cotización sube, los precios aumentan por el componente importado que tienen los bienes, la mayoría de industria nacional.
Entre otros ámbitos y, como una obviedad, tanto importadores como exportadores se manejan en dólares. También lo hacen quienes se desempeñan en el sector de servicios del conocimiento debido a que trabajan para y desde el mundo. Lo mismo sucede con el área de logística en donde los cálculos de mercadería y costos también se hacen en moneda extranjera
Por la creciente demanda de ciudadanos de países vecinos, los implantes dentales, las cirugías estéticas y generales que se practican de manera particular también se costean en moneda extranjera.
Una economía, dos monedas
El economista José Vargas de la consultora Evaluecon, expresó que un gran porcentaje de la economía está dolarizada. Desde su punto de vista, no es algo bueno ni malo a priori, pero opinó que la costumbre de fijar precios en dólares se debe, en parte, a la dificultad que implica la actualización constante de costos a partir de una inflación creciente.
Situación que se suma a escasez de insumos, stocks, falta de precios de referencia y una demanda variable. Para Vargas, la situación seguirá así hasta que el próximo gobierno muestre sus cartas y se pueda ver el real impacto de una dolarización o un bimonetarismo. “Más allá de esto, lo importante es ver cuáles son las medidas complementarias que cualquier política requiere”, advirtió Vargas.
Por su lado, el economista Sebastián Laza habló de las principales dificultades que presenta la dolarización. La primera es la que supone fortalecer un peso débil que hoy no tiene respaldo y que se licua con el avance de la inflación. La segunda la complejidad, por decirlo de algún modo, de dolarizar una economía en la que, justamente, no hay dólares.
Por último, Laza advirtió que en la actualidad muchos de los precios en dólares están a valor oficial, un número que muchos creen desactualizado. Si vuelve a haber una devaluación, como se espera, el traslado a precios será inmediato con el impacto en la pobreza que esto siempre tiene.