Mercado de trabajo

Coworking: cada vez más especializados y con el foco en las redes de trabajo

Es una tendencia que llegó para quedarse y a partir de la cual se crean nuevos formatos que van más allá del negocio inmobiliario. La posibilidad de crecer y potenciarse en los espacios compartidos, los precios que se manejan y las ventajas de enfocarse en nichos específicos de desarrollo.

Diana Chiani
Diana Chiani lunes, 31 de julio de 2023 · 09:00 hs
Coworking: cada vez más especializados y con el foco en las redes de trabajo
Foto: Freepik

La ventaja más conocida de los espacios de trabajo compartido o coworking fue, en sus comienzos, la posibilidad de rentar un lugar para trabajar a valores muchos más económicos que una oficina propia. Sin embargo, en la actualidad estos espacios han comenzado a mutar cada vez más hacia sitios en los que se busca la cooperación y el trabajo en red para potenciar a los miembros que los conforman.

Con esta mirada, cada vez son más los coworkings que buscan especializarse en un nicho específico de mercado al tiempo que profundizar las redes de trabajo que pueden establecerse en este contexto. Además, estos espacios compartidos no son exclusivos de profesionales independientes o emprendedores sino que también las empresas medianas o pequeñas se interesan por los beneficios que trae el cotrabajo.

En esta línea, hay diversas modalidades y tipos de organización dentro de los sitios laborales compartidos. Por un lado, están los que priorizan las oficinas separadas con mesones o sillas que se alquilan por persona y, por el otro, los que hacen foco en la posibilidad de abrir o trabajar frente a un desconocido y cuentan con pocas salas individuales o reservadas.

Aunque en la mayoría de los coworkings actuales conviven ambas modalidades con mayor o menor preponderancia de una u otra, esta disposición ambiental incide en las relaciones que se establecen. Así, con cocina y puntos de encuentro compartidos, hay lugares de “puertas abiertas” y otros que prefieren una mayor privacidad, lo que también determina la modalidad de alquiler.

La posibilidad de hacer sinergia

Las oficinas suelen pactarse por mes mientras que las mesas compartidas permiten mayor flexibilidad. La especialización de los cotrabajos ha llegado a tal punto que muchos tienen un perfil prearmado del tipo de profesional, emprendedor o empresa que pueden recibir. Algunos buscan perfiles más especializados mientras que otros son más abiertos.  

En la actualidad, la mayoría de las tarifas de los coworkings están dolarizadas ya sea a valor oficial o blue. Si bien todo después se pasa a pesos, los contratos se pactan en dólares y se especifica el tipo de cambio que se toma. La dispersión de precios es tal que se pueden encontrar costos de $22.000 a $40.000 por mes para un lugar en la mesa de lunes a viernes o sábado hasta $150.000 por una oficina propia también de uso diario. Algunos incluyen gastos de expensas.

“Es una tendencia muy firme en el mundo en el que existen diversas propuestas. Nuestra experiencia es que se producen muchos cruces que enriquecen el trabajo al mismo tiempo que se construye una especie de soporte emocional”, subrayó Alexis Atem, al frente de Cumbrar, un espacio de innovación que apunta a conectar pymes con profesionales.

En un sentido similar, Roberto Burgos, manager de Lodo, un coworking enfocado en el sector agrícola, opinó que hoy las personas más jóvenes apuntan a generar networking y compartir con el fin no solo de crear un ecosistema sino sinergia. Para Rodrigo Sosa, dueño de Cívico en tanto, los coworking han llegado para quedarse debido a que se ha mostrado su versatilidad no solo en la Región sino en otras donde la tendencia comenzó mucho antes.

Hub de innovación agrícola

Burgos explicó que Lodo nació enfocado hacia el sector agrícola pero excedió el negocio inmobiliario para convertirse en un “hub de innovación agrícola”. “Nos dimos cuenta de que podíamos generar un ecosistema enfocado en la aceleración e incubación de proyectos”, precisó Burgos. Agregó que conviven empresas agrícolas, agroquímicas y software con profesiones transversales y funcionales al sector.

Lodo está enfocado en el sector agrícola

Con una modalidad de oficinas y amplios espacios para realizar capacitaciones o eventos, Lodo está pronto a inaugurar el lugar de mesas compartidas. El público al que apuntaron principio eran los ingenieros agrónomos (“que suelen reunirse en estaciones de servicio”). También nuclear a empresas asociadas con la producción de alimentos.

“Será un área clave en los próximos años así como un rubro en el que la tecnología tiene un alto impacto”, comentó Burgos. A partir de allí, Lodo creó su propia aceleradora de empresas que apunta a desarrollar a los emprendedores del área. Además, ha logrado generar espacios de vinculación entre los sectores público-privado en temáticas asociadas a la agricultura y la producción.

Soluciones para las pymes

“Nos diferenciamos del coworking tradicional porque el foco está en que quienes vienen sean profesionales que le hagan la vida más simple a las pymes para que puedan crecer”, definió Alexis Atem, acerca del espacio Cumbrar. El lugar está dividido entre empresas que necesitan galpones para fabricar o desarrollar productos diversos y las oficinas de profesionales.

En la primera área conviven compañías con mayor trayectoria que otras así como de rubros tradicionales y otros no tanto. A la par, hay sitios para ofrecer servicios diversos a esas compañías medianas y pequeñas. El foco es generar un sistema en el que los profesionales puedan trabajar para las pymes sin intermediarios y que estas tengan a disposición un abanico de posibilidades para resolver sus asuntos cotidianos.

Energe forma parte de Cumbrar

El diferencial de Cumbrar es que buscan que ni las personas ni las empresas compitan entre sí sino que se complementen lo que, en experiencia de Atem, genera mayor apertura y, por tanto, más sinergia. “Lo más rico es poder compartir con personas distintas, ver cómo te apoyas con el otro y encontrar soluciones a las que solo no llegarías”, comentó Atem quien también oficia, muchas veces, como intermediario o detector de necesidades de un lado y otro.

Nómades digitales

Dueño, junto con su esposa Carla, de Cívico, un coworking en el barrio Bombal, Rodrigo Sosa opinó que la tendencia de este tipo de espacios ha llegado para quedarse y que la demanda es creciente. En esta línea, están a punto de inaugurar un lugar específico para los trabajadores nómades, es decir para los que trabajan remoto y tienen la posibilidad de viajar al mismo tiempo.

Especialistas en computación, programación y profesiones asociadas al sector del conocimiento son el público al que apunta este lugar que abre en agosto en la calle Arístides. Estos profesionales necesitan buena conectividad y algo más de espacio ya que son muchos los que viajan con dos monitores a cuestas.

El nuevo sitio tendrá una suerte de foco puesto en el turismo por lo que entre sus servicios complementarios se destacan bar, café, ofrecimiento de excursiones, entre otros. No obstante, Sosa comentó que debido a que existe una alta demanda por parte de las empresas, el nuevo coworking también trabajará con compañías o emprendedores locales de manera permanente.

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