Presenta:

El antecedente albertista de hablar mal ante el FMI de un Gobierno en ejercicio

Las quejas del Gobierno por supuestos comentarios negativos de economistas de Juntos por el Cambio ante el Fondo Monetario Internacional, tiene antecedentes casi idénticos desde el propio oficialismo en 2019. Una tendencia invariable en la política argentina.

El Gobierno señaló a tres economistas de Juntos por el Cambio (JxC) de haber recomendado al Fondo Monetario Internacional (FMI) que no ayude al país en la renegociación del acuerdo de Facilidades Extendidas vigente, y que, en consecuencia, no acepte discutir el eventual giro de más dinero que el comprometido y en las fechas ya propuestas, como tampoco postergar vencimientos, lo que le permitiría al país disponer de más dólares en efectivo para enfrentar el proceso que lleve a las PASO de agosto, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, la próxima elección a nivel nacional.

Los apuntados son Alfonso Prat Gay, Guido Sandleris y Hernán Lacunza, tres de los profesionales que están entre los habituales asesores de todos los políticos del principal frente opositor, y quienes probablemente (todos o algunos) tendrán responsabilidades importantes en la próxima gestión.  Si es que triunfa JxC.

Alfonso Prat Gay, exministro de Economía y extitular del Banco Central.

Los cuestionamientos de Sergio Chodos, el embajador argentino ante el FMI, descartan la acusación y consideran que es otro evento del oficialismo de victimización ante la crisis. Sin embargo, la realidad puede ser que alguno de los nombrados haya hablado con técnicos del Fondo, llamados por estos y dentro de las prácticas habituales del organismo.

Es común que los funcionarios que tienen a su cargo la evaluación y fiscalización del caso argentino consulten a otros economistas sobre sus puntos de vista, en un listado donde se cruzan profesionales dedicados a la función privada, como asesores directos o referentes claros de los frentes opositores.

De hecho, durante las negociaciones del crédito Stand By del 2018 cerrado por Mauricio Macri y sus posteriores fiscalizaciones trimestrales, fue Axel Kicillof quién se reunió con los enviados de Washington, dirigidos en aquel año por la francesa Christine Lagarde, actualmente al frente del Banco Central Europeo.

Lo más probable es que los referentes consultados en las últimas jornadas desde Washington hayan dado un panorama lapidario desde Buenos Aires. Y que incluso hayan recomendado lo que Chodos denuncia. Sin embargo, habrá que mencionar que no puede sorprender. Tampoco al oficialismo. 

Alberto candidato

La historia cuenta que el 26 de agosto del 2019, un Alberto Fernández, victorioso en las PASO de ese año, se reunió con enviados del FMI en Buenos Aires, quienes lo visitaron en su entonces bunker de San Telmo. 

Alberto Fernández, tal vez en su peor momento desde que asumió en 2019.

Se dio esta conversación con el viajero de Washington, el entonces director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejando Werner, la persona destinada por Lagarde para atender el caso argentino y hablar con el vencedor en las primarias de aquel año. 

- ¿Cómo podemos salvar este problema institucional?
- Eso me excede. Es un tema que debe tratar con el Gobierno.

Alejandro Werner dejaba en claro que para el FMI resultaba urgente comenzar a negociar con Alberto Fernández y su equipo el futuro del acuerdo con el organismo financiero. Los visitantes hablaron aquel día sin eufemismos ni rodeos sobre cuál será la relación futura con el país.

El entonces candidato había aceptado el desafío, aclarando en todo momento que lo que se escucharía en la reunión cumbre de la calle México, serían opiniones suyas y de sus colaboradores. Pero que hasta que no fuera presidente electo, no se sentaría a discutir las condiciones de un futuro acuerdo.

Alejandro Werner, funcionario clave del Fondo cuando el macrismo cerró el acuerdo Stand By. 

Werner, siempre diplomático y receptivo a nuevas ideas (especialmente en lo que se refiere al reconocimiento del terreno local), llegó rápidamente a una conclusión: “Estamos ante un problema político de difícil solución. Estamos trabajando con gente que se va, y necesitamos trabajar con la gente que llegará”. Hubo allí un segundo “me excede” del candidato, que recordó que “aún no fui electo” y una conclusión puntual al hablar de “límite político” generado por el resultado de las PASO.

Cuando la conversación giraba por el mismo callejón sin salida, el candidato dejó a los visitantes un mensaje optimista: “Nosotros sabemos cómo hacer crecer al país, ustedes no. Déjenos esa tarea a nosotros, y ustedes cobrarán y todos nos llevaremos bien”. Asentían sonrientes y con mirada de confianza, los entonces escuderos del candidato: Guillermo Nielsen, Santiago Cafiero y Cecilia Todesca.

En todo momento el encuentro fue agradable y diplomático. Al punto, según los anfitriones, de definir a Werner como “un caballero” y a Roberto Cardarelli, el encargado del caso argentino que también había llegado a Buenos Aires, como un técnico “que conoce muy bien la Argentina y sabe reconocer errores”.

El amigo italiano

Evidentemente, el italiano y principal responsable del caso argentino, conquistó los corazones económicos de los locales con una frase rápida, al hablar sobre las casusas de la inflación en el país. Lejos de las discusiones clásicas ortodoxas monetaristas contra las keynesianas, Cardarelli reconoció que uno de los problemas para bajar seriamente el alza de precios en el país, es la “concentración de los mercados”.

Kristalina Georgieva mantiene un buen diálogo con Sergio Massa.

El economista del FMI le puso nombre y apellido a su conclusión: “En el mercado panadero, por ejemplo, el 80% está manejado por Bimbo”. Para la manera en que dentro del albertismo se está diseñando el futuro combate contra el alza de precios a largo plazo, las palabras de Cardarelli sonaron como música. O como reconocimiento al estructuralismo.

Dada la receptividad de los visitantes a la crítica, al menos en el capítulo inflación, el albertismo mencionó a la imposición de ajustes salariales y a los pagos a los jubilados como mecanismo de búsqueda de equilibrios fiscales y reducción en la presión sobre los precios.

Según Alberto Fernández “los salarios bajaron desde la aplicación del acuerdo con el FMI un 20%, con lo que no pueden ser nunca los responsables del alza de la inflación”. En este caso, de parte de los visitantes, hubo silencio.

La mayor parte de la discusión se la había llevado el recordatorio de los locales por la situación de violación del artículo IV del Acta Constitutiva del organismo, cuyo primer párrafo dispone que “ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital”.

Alberto Fernández recordó que en un encuentro anterior el 27 de junio, que el mismo Werner mantuvo con el candidato en las oficinas de la calle México, ya le había reprochado al mexicano el haber abierto las compuertas del dinero del crédito Stand By para financiar políticas activas en el mercado cambiario argentino.

En aquella oportunidad, Fernández le había dicho al ejecutivo del Fondo: “Cuénteme, y sabiendo que ustedes tienen sus obligaciones políticas, ¿cómo fue que se aprobó el último acuerdo, donde se está violando el acta constitutiva del FMI? ¿Cómo le dieron un préstamo semejante a Macri en estas condiciones?”.

El triunfador en las PASO le recordó la cita, asegurando que ahora, la fuga de capitales se había acelerado y que entre junio de 2018 y julio de 2019 salieron del sistema bancario unos US$ 27.500 millones de fuga de capitales y otros US$ 9.200 millones por inversores especuladores del mercado de capitales.

Y que la suma total había alcanzado los US$ 36.600 millones, casi un 80% del total de los giros del FMI hasta julio. Fernández trajo a la mesa de debate otro dato reciente: en las últimas semanas se había fugado del sistema bancario unos US$ 2.600 millones en depósitos, lo que, según la visión de los opositores, también había sido financiado con el dinero del crédito Stand By.

Fue en ese momento donde se tocó un tema clave. Los albertistas mencionaron el tercer desembolso del año por unos US$ 5.420 millones, que el organismo debería girar antes de las elecciones de octubre, y que, según la visión de los opositores, tendrán el mismo destino que el resto de los dólares del FMI.

Más directamente “para que continúe la fuga antes que el macrismo deje el poder”. Otra vez volvió el debate sobre dónde está el poder en la Argentina, que se podía hacer desde la oposición, la imposibilidad de actuar cuando “uno sólo es candidato” y el serio problema de cierto “vacío de poder” que se da en la Argentina de hoy.

La discusión continuó con la explicación de Werner sobre que “el FMI no realiza programas de gobierno, sino para atender problemas específicos en momentos específicos, como los que vivía Argentina en 2018” y que el dinero del organismo “fue prestado para bajar el nivel de endeudamiento”.

Alberto volvió a hablar, afirmando que “ustedes son responsables de lo que sucedió". Mencionó que “todo empeoró” desde que comenzó el acuerdo y mencionó que el país “vive una catástrofe social de la que también son responsables” y que en lugar de bajar el endeudamiento, éste se aceleró con el crédito del organismo.

Como se ve, las recomendaciones negativas son un clásico de la política y la economía argentinas.