Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional: cómo afecta a los argentinos en su día a día

La renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) implica, para Argentina, poner paños fríos sobre los puntos más calientes de la economía. Para los argentinos, no obstante, el préstamo y la flexibilización en las exigencias para disminuir el déficit del Estado o fiscal; tiene impactos concretos como una posible moratoria impositiva, la quita de subsidios en tarifas y planes sociales; entre otros.

No obstante, ninguno puede leerse de manera aislada. Es decir, ni todo es culpa del Fondo, ni todo gracias a él. Los desequilibrios macro y la inestabilidad mundial son delicadas piezas de un rompecabezas que inciden en la economía nacional y, por ende, en la vida cotidiana de los ciudadanos. Los cortes de calles por los recortes de algunos planes, la dificultad para conseguir empleo o llegar a fin de mes, los malabares para importar insumos y los altos precios en general; son algunas de esas consecuencias.

El ajuste del que muchos hablan se concreta en menos fondos para ayuda estatal. Además, aunque los dólares del Fondo puedan sostener algo las reservas, las restricciones cambiarias van a continuar. Aun con diferencias, economistas con diversas miradas coinciden en que el nuevo acuerdo contribuye a quitar presión en áreas críticas, al tiempo que acomoda las metas que no iban a poder cumplirse en el contexto actual.

La principal encrucijada para el Gobierno se presenta en este año de elecciones: pese a la flexibilización y la necesidad de expandir el gasto; prácticamente no hay margen para nuevos movimientos. En este sentido, José Vargas, economista de la consultora Evaluecon, afirmó que en el cortísimo plazo este respiro que recibió el país no tendrá demasiadas consecuencias concretas. “Las complicaciones que hoy los ciudadanos viven van a continuar sin modificaciones de alto impacto”, comentó.

Evitar un mal mayor

Raúl Mercau, economista y director de la carrera de Ciencias Económicas de la UNCuyo, destacó que, en su momento y más allá de la irresponsabilidad de la toma de una deuda casi impagable, el acuerdo con el FMI no fue malo, ya que las alternativas existentes eran “aislarse o cumplir”. Aunque entonces el acuerdo fue razonable, todavía tenía puntos difíciles de alcanzar, pese al cumplimiento inicial de comenzar a bajar el déficit fiscal.

Así, desde su mirada, el ajuste va a impactar en el día a día y esto ocasionará sufrimiento para los argentinos; algo que desde el Gobierno quieren evitar, debido a las elecciones de octubre y que el acuerdo podría paliar. Con la alta inflación y las restricciones existentes, el objetivo principal es evitar una crisis mayor, antes que mejorar la situación general.

Es que el bajo crecimiento estimado para el mundo, América Latina y las economías emergentes en un contexto de guerra, menor ingreso de dólares por la sequía y la reciente quiebra del Silicon Valley Bank y otros dos bancos en Estados Unidos, las perspectivas tiemblan. “En un contexto que da pocas oportunidades, va a haber un impacto en el empleo formal y también en el informal”, subrayó Mercau.

Además, los salarios continuarán todavía detrás de la inflación y desde el Estado se deberá ser muy cauto a la hora de idear políticas expansivas que movilicen la economía; algo que no es probable que suceda como otros años. En palabras de Jorge Day, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, el Gobierno cuidará que la inflación no se dispare, en un contexto de mayor financiamiento, pero igualmente insuficiente. “Tal vez veamos más obra pública, pero va a estar limitada”, observó.

El dilema que traen las elecciones

En coincidencia con Mercau, Day sostuvo que el Gobierno se enfrenta a diversos dilemas en un año de elecciones, en el que se acostumbra implementar políticas expansivas. Pese al reciente acuerdo con el Fondo, lo cierto es que de todas maneras no hay mucho margen para esto.

En este contexto y con el fin de reducir el déficit, las reducciones de subsidios en tarifas con el consiguiente aumento en los servicios van a continuar y, posiblemente, a incrementarse. Además, la baja de planes sociales que hoy tiene al Polo Obrero en pie de guerra, es otra consecuencia de la renegociación. “Más allá de la discusión que pueda haber en torno a este tipo de ayudas, un Gobierno popular restringe planes sociales porque no le alcanza el presupuesto”, sostuvo Day.

Algo que ahora permitió el FMI y que se había negado en la negociación anterior fue la posibilidad de establecer una moratoria impositiva. Esto le permitirá al Gobierno recaudar más de manera transitoria y a los morosos la opción de ponerse al día. Eso sí, tendrán que redireccionar sus ingresos desde el consumo general al pago de impuestos.

Por lo demás, según Day, aunque el préstamo del organismo contribuya a estabilizar las reservas, el menor ingreso de dólares que se prevé por la sequía no hará variar demasiado dicho número. Así, las restricciones para importar continuarán, debido a que el dólar oficial seguirá barato en comparación con otros precios de la economía. Este aumentará de a poco y los productos importados como la ropa, los autos, la tecnología y diversos insumos van a seguir caros y será difícil conseguirlos.