Massa y el FMI: comienza el pacto de caballeros que durará hasta diciembre
En la agenda del ministro-candidato, el acuerdo de Facilidades Extendidas seguirá sin cambios, aunque todas las especulaciones apuntan a renegociar el año próximo.
Argentina le pagará este lunes al Fondo Monetario Internacional (FMI) los 2.600 millones de dólares correspondientes al tercer pago del año comprometido en el programa Facilidades Extendidas, firmado en marzo del 2022, con su versión reloaded negociada entre abril y julio de este año por Sergio Massa.
Con esto se liquidarán los tres compromisos por 1.280 millones de dólares que vencieron el 6 de octubre, otros 640 millones del 12 de octubre, y un el tercero por 673 millones de dólares que vencían el martes 31. Se pagará con parte de los U$S 6.600 millones aportados para la campaña por el gobierno chino de Xi Jinping, cuyo gobierno aceptó que el uso del dinero en yuanes tenga la característica de ser de "libre disponibilidad".
Dicho en otras palabras, Sergio Massa los podrá utilizar para cualquier destino, especialmente, tal cual explicó sin vueltas el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, para cumplir compromisos con organismos financieros internacionales.
A diferencia de lo que ocurrió desde 2022 hasta la fecha, la entidad que maneja Kristalina Georgieva no devolverá el dinero, ya que considera que no hay garantías que el país cumpla con los compromisos de metas fiscales, monetarias y de reservas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) del primer semestre del año, comprometidos por el propio Massa e imposibles de lograr para el equipo económico. Pero no habrá rompimiento entre las partes. Ni mucho menos.
Ya se está hablando que el FMI le dará una tregua a Sergio Massa y su equipo económico hasta que termine el proceso electoral. Y que luego del pago de esta jornada, se acreditará el dinero y no se molestará al Palacio de Hacienda con fastidiosas misiones comprometidas en el artículo IV del estatuto del Fondo que, en estos tiempos, Argentina no cumpliría y sufriría declaraciones electoralmente incómodas en medio de una campaña crucial que terminará el 19 de noviembre.
Ninguna de las partes quiere que esto ocurra. Todo lo contrario. Sergio Massa, los negociadores del Palacio de Hacienda, Georgieva, la número dos del FMI, Gita Gopinath y el director gerente para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, saben que lo mejor es volver a encontrarse después del 10 de diciembre. Y negociar la tercera versión del préstamo de Facilidades Extendidas cuando haya otro funcionario en la Casa Rosada, con quien se puedan definir los términos de un acuerdo que dure al menos cuatro años y pueda ser cumplible por todas las partes.
Eso con la premisa de terminar la próxima gestión presidencial con un superávit fiscal y comercial, en un proceso que debería iniciarse con un déficit de 0,9% y dólares en el BCRA por no menos de 8.000 millones en azul, contante y sonante. No mucho más.
Tanto en Washington como en Buenos Aires saben que es imposible pedirle al próximo gobierno ajustes sobrehumanos. Más si el que venciera el 19 de noviembre fuera Sergio Massa. Con Milei en el poder, se descarta, la situación negociadora sería diferente. Mientras tanto, la conducción política y los técnicos del FMI, que tienen a la Argentina como karma inevitable, esperarán para abrir negociaciones institucionales y estructurales. Pero no girarán más dinero. Pacto de caballeros.
Mientras tanto, Massa podrá mostrar en la campaña final para llegar a la Presidencia, que hay cierta liberación temporal en la relación con el FMI, que habrá un leve desendeudamiento (de 44.500 millones de dólares se pasarían a deber U$S 41.900 millones luego de pagar hoy los 2.900 millones), que se podrán incluir técnicamente diatribas condenatorias contra el acuerdo con el Fondo, se insistirá en que la idea de la próxima gestión es pagarle la deuda total al organismo y "echarlo" y condenar el acuerdo firmado por el gobierno de Mauricio Macri. Y, de paso, el de Martín Guzmán también.
Se busca también prescindir de los veedores e inspectores que deberían circular por el Palacio de Hacienda si viniera al país una misión formal que revisara el cumplimiento (más bien lo contrario) de los números y porcentajes del tercer trimestre del año.
La concentración momentánea del ministro de Economía, que continuará en su cargo hasta el 10 de diciembre, será controlar durante las 19 jornadas hábiles de mercados que restan hasta las elecciones de segunda vuelta que el mercado cambiario no le juegue una sorpresa desagradable.
Massa hace el siguiente cálculo. Para controlar el mercado MEP y así influir sobre el resto, se requiere un disponible líquido de no más de 70 millones de dólares diarios, a inyectar de manera sofisticada y casi artesanal. Serían unos 1.200 millones de dólares, dinero que hasta el martes de la semana pasada parecía una utopía en su disponibilidad, lo que hacía aparecer los peores fantasmas ante una posible segunda vuelta. Ahora confirmada.
Sin embargo, aquí también apareció el salvataje de Xi Jinping, que gracias a la característica de "libre disponibilidad" los yuanes chinos pueden utilizarse, también, para intervenir en el mercado cambiario. Lo dejó claro el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, quien por la red social X polemizó con algunos economistas seguidores afirmando sobre el préstamo chino que "se activan US$ 6.500 millones.
Y se podrán usar para importaciones, pagos externos o intervención en CCL/MEP, que esperemos puedan bajar y alejarse de los valores de "pánico" recientes. Rubinstein, claro y directo, anunciaba así que el dinero oriental se utilizará a controlar el dólar, también en la campaña que se inicia hoy.
Ese mismo día, el viceministro le salió a contestar a Carlos Melconian que había anunciado que se venía desde esta semana un dólar a 500 pesos, afirmando que "el 23 de octubre el dólar oficial estará en $350. Ya todos se han percatado, en el país y en el exterior, que sin un monto de dólares significativo para controlar el financiero, la maxi deva (sic) no sirve. Y desde 15/11 crawl (crawling peg, un deslizamiento gradual y controlado del tipo de cambio) al 3% mensual".
Esta declaración directa de Rubinstein debe ser tomada entonces como un anuncio sobre lo que se espera desde hoy en términos cambiarios. Yuanes chinos mediante.

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