Recargo impositivo

El dato que muestra que el Mundial de Qatar es la excusa para imponer un mayor cepo al turismo

El Gobierno analiza subir el recargo impositivo para viajar y gastar con tarjeta de crédito en el exterior ante la cantidad de argentinos que piensa viajar. Podrían salir desde el país entre 10.000 y 15.000 argentinos sobre los 800.000 pasajeros que se transportan por mes.

Horacio Alonso
Horacio Alonso sábado, 10 de septiembre de 2022 · 14:30 hs
El dato que muestra que el Mundial de Qatar es la excusa para imponer un mayor cepo al turismo
El Mundial de Qatar está bajo la lupa del Gobierno. Foto: Civitatis

En los últimos días trascendió la idea del Gobierno nacional de aumentar el recargo impositivo para el turismo internacional y los gastos con tarjeta de crédito en el exterior debido a la demanda de divisas que generan estas actividades para un Banco Central con los dólares contados.

La luz de alarma se encendió ante la proximidad del Mundial de fútbol de Qatar y la salida del país de miles de argentinos que irán a presenciar ese evento deportivo. La compra de pasajes y hotelería, sumado a los gastos en dólares que harán en el lugar, se presenta como una presión mayor sobre las reservas.

Incluso, desde sectores industriales aprovecharon la ocasión para pedir que se cierre más el flujo de salida de divisas por esa vía y se destinen para la producción que, en muchos sectores, está limitada por las dificultades para importar insumos por falta de divisas.

Si bien el debate tiene un claro componente económico, también esconde una parte de ideológica. Por distintos motivos, desde que asumió el Gobierno se viene cuestionando a sectores de la sociedad de clase media o alta por sus consumos. En el inicio de la pandemia se apuró a señalar como responsables de los contagios a los argentinos que viajaban al exterior. No eran los dólares el motivo de la embestida sino el virus.

La lista para enumerar de ese cuestionamiento contra los segmentos de alto poder adquisitivo es larga y llegó a los extremos de hablarse de la opulencia de los porteños.

Fue por esa visión que desde el comienzo de la gestión, cuando las reservas del Central no estaban en situación acuciante, se dispuso el impuesto “PAIS” del 30% sobre el dólar para viajar al exterior y la percepción de 45% como anticipo de Impuesto a las Ganancias.

El Gobierno tiene un problema más grande que excede al de los argentinos que viajen a Qatar y es que la balanza cambiaria en materia turística (así se la conoce aunque eso incluye las compras con tarjeta al exterior aunque sean realizadas desde el país) es deficitaria. Es decir, viajan más argentinos fuera del país a los extranjeros que llegan.

Se estima que el déficit este año rondará los u$s7.000 millones. Lo peor de todo es que este “rojo” que tiene el Banco Central se produce con un nivel de actividad bajo respecto a años anteriores, por ejemplo, el 2019, antes de que se cerraran las fronteras por la pandemia.

Según el informe de agosto del organismo que regula el mercado aerocomercial, la cantidad de pasajeros transportados en vuelos internacionales se ubica un 32% debajo de igual mes del 2019, un año que ya se encontraba una fuerte recesión. Entre ingresos y egresos se contabilizaron 794.000 viajeros, algo menos que en julio con 808.000.

Esto muestra que el Banco Central no puede enfrentar una demanda de dólares por este rubro que es una tercera parte menos que antes de la pandemia.

En la mayoría de los países, la actividad aerocomercial ya se recuperó respecto a los niveles registrados previos al coronavirus y, en algunos casos, está por arriba debido a que la salida de las restricciones sanitarias provocó un deseo de viajar mayor al que había antes.

Si la Argentina hubiese tenido ese comportamiento y hoy la demanda fuera igual a la de hace tres años, no habría dólares para responder a esa exigencia.

Es por eso que el Gobierno tiene un  “cepo” al turismo al exterior para limitar la salida de argentinos. A los recargos impositivos mencionados hay que sumarle la prohibición de la venta de pasajes y servicios turísticos en cuotas, más la salida de varias compañías aéreas que dejaron de operar por un mercado poco atractivo en estas condiciones.

Aún así, muchos argentinos viajan -aunque sean menos que antes- y golpean la balanza cambiaria.

La contrapartida, que sería la llegada de turistas del exterior, no suman reservas de forma directas, ya que muchos viajeros operan en el mercado de cambio “blue” para aprovechar la brecha cambiaria. La mayoría son brasileños, chilenos y uruguayos que, conocedores de las anormalidades económicas argentinas, buscan el cambio que más los favorece como cualquier local.

Estos turistas también ayudan a recuperar el mercado de cabotaje que, en la misma comparación contra agosto del 2019, está sólo 14% abajo.

Más allá del contenido político que tiene centrar los cuestionamientos sobre los argentinos que viajarán al Mundial, está claro que cada dólar de más que se demande por turismo es un dolor de cabeza para Miguel Pesce, el presidente de la entidad financiera, aunque sea insignificante por lo que será en esta oportunidad.

Según las estimaciones del embajador argentino en Qatar, Guillermo Nicolás, entre 30.000 y 40.000 argentinos estarán presentes para ver al seleccionado nacional. El diplomático aclara que muchos llegarán desde otros países, especialmente del continente europeo. Tal vez sean la mayoría. Esto muestra que la demanda real de dólares en la Argentina por quienes viajen entre noviembre y diciembre al campeonato de fútbol sea un número, en más o menos, cercano a 10.000 personas. Aún si fuesen 15.000 sería una cantidad que no cambiaría demasiado el volumen total.

El promedio de pasajeros por mes ronda los 800.000. Una parte menor son extranjeros. Se calcula que ingresan al país unos 400.000 extranjeros por mes en todo concepto, terrestre, fluvial o aéreo. De esta manera, ese número se reduciría significativamente en cuanto a los que ingresan por avión. Si se descuentan los extranjeros a los 800.000 pasajeros mensuales que llegan a los distintos aeropuertos internacionales del país en unos 100.000 o poco más por mes, los 15.000 adicionales que se sumarán, entre noviembre y diciembre, por viajes a Qatar implicaría un demanda mayor de entre 1% y 2% por dos meses. Un porcentaje bajo para justificar una profundización del “cepo” turístico.

El problema para el Gobierno no son los argentinos que viajen al Mundial, son los argentinos que viajan.

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