Cómo puede Sergio Massa frenar el derrumbe de las exportaciones de vino
La industria vitivinícola muestra un panorama complicado, con una caída de las exportaciones. Se encuentra a la espera de las decisiones que puede tomar el ministro Sergio Massa. El retraso cambiario y la suba de costos le quitan competitividad. A esto se suma el castigo impositivo para exportar.
Si bien la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía genera expectativa, el sector vitivinícola corre contra reloj.
La falta de competitividad por la suba de costos y un tipo de cambio oficial que se ajusta a menor ritmo que la inflación, está golpeando con fuerza las ventas externas.
En el primer semestre, la caída de las exportaciones del producto a granel es de 45% respecto al año pasado, mientras que la de mosto fue de 30%. En cuanto al vino fraccionado –un segmento que hasta el momento había mostrado crecimiento– muestra una baja de 4% en lo que va del 2022.
Desde hace meses los productores y bodegueros vienen alertando por el cambio de clima en el sector sin una respuesta clara por parte del Gobierno nacional más preocupado por la crisis política interna que llevó a un doble recambio ministerial en un mes.
Escenario inédito
“El problema está empeorando rápidamente y eso se siente en el nivel de actividad. Tuvimos la cosecha más baja en los últimos 10 años” dijo a MDZ el presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (ACOVI), Eduardo Sancho.
Con este panorama, la exportación de vino está dejando de ser negocio y, por consiguiente, el país pierde un ingreso genuino de dólares en un momento en el que las reservas del Banco Central está en niveles mínimos.
La entidad estuvo reunida hace diez días con Massa, cuando todavía era diputado nacional y unas horas antes de ser designado en el Palacio de Hacienda.
“Justo tuvimos una reunión, antes de que dejara su banca. Fue un encuentro productivo en el que le pudimos explicar toda la problemática del sector. Esperemos que desde su nueva función pueda atender a esas demandas. Es cierto que, en lo que queda de este gobierno, no tiene poder para hacer un plan nuevo, pero serviría que, al menos, se corrijan algunas políticas” explicó.
Según el directivo, la caída de las exportaciones y una desaceleración del mercado interno ponen al sector en alerta. Si bien las empresas están en equilibrio, la tendencia a la baja supone que los números “rojos” pueden empezar a aparecer en el balance de productores y bodegueros.
Viento de frente
La suba de costos, tanto nacionales como importados, golpea la rentabilidad. Sólo las botellas tuvieron un aumento del 100% en un año. En el plano internacional, con la inflación que hace que suban las materias primas, la inflación es en dólares. A esto hay que sumarle los problemas por las trabas a las importaciones.
Por otro lado, el tipo de cambio oficial está retasado. “No pedimos un ‘dólar vino’ o una devaluación, porque esa variación, en este contexto, se trasladaría a los costos. Sin embargo, hay otros mecanismos que permitirían una recuperación real de la competitividad”, explicó Sancho.
Por ejemplo, las exportaciones de vino pagan una retención de 4,5%. En Chile, un competidor directo con los productos argentinos, no hay ningún recargo impositivo para vender al exterior.
Otra diferencia con ese país es que, por acuerdos comerciales, sus productos no pagan arancel en los mercados de destino. En cambio, los vinos argentinos tienen recargos de hasta 20% para ingresar a otros países.
“Hay problemas de gestión y políticas equivocadas que atentan contra la producción vitivinícola, que van más allá del valor del dólar oficial. Esperemos que las nuevas autoridades corrijan esta situación” agregó el directivo.
Las exportaciones de vinos, medido en litros, son una parte importante del negocio. El 90% de la producción de mosto se exporta. En el vino a granel es el 10% y para envasado es el 15%.