Economía en crisis

Salario real en caída: "La suerte está echada"

Desde la última fase de recuperación al comienzo de la gestión de Cambiemos, el salario real viene en picada. Pero ya venía sufriendo desde el segundo mandato de Cristina acumulando hasta el momento un fuerte y sostenido deterioro.

Jorge Herrera
Jorge Herrera miércoles, 17 de agosto de 2022 · 07:04 hs
Salario real en caída: "La suerte está echada"
Foto: Telam

En los pronósticos más optimistas, este año el salario real de la economía caería más de un 1,5% promedio. No parecería mucho, menos en una economía estancada. Pero no puede perderse de vista que, por ejemplo, en el último trienio acumula una pérdida de más del 16%. En el último año de Mauricio Macri el salario real de la economía cayó 9,5%; en el primer año de Alberto Fernández otro 3,6% y el año pasado un 3,5%, según datos del Estudio Orlando Ferreres. Para tener una acabada dimensión del deterioro de los salarios de la economía vale señalar que desde enero de 2018 a fin de este año habrán perdido un 23%. Los cálculos de la consultora dan cuenta de que este año el salario real habrá caído a mínimos desde 2002. Huelgan las palabras.

O sea, toda la “bonanza” de la era Néstor Kirchner y el “viento de cola externo” más el “trabajo sucio” de Jorge Remes Lenicov se evaporó. Claro que el deterioro comenzó en 2007, en la previa de la crisis financiera global. Luego vino un período de idas y vueltas hasta fines de 2011, después una recuperación hasta fines del 2013 y de ahí en adelante fue barranca abajo, con una breve recuperación en 2016/17. Desde ahí hasta ahora el salario real de la economía argentina ha perdido casi un cuarto de lo que había alcanzado tras la debacle de la convertibilidad. Cómo esperar, entonces, que la economía muestre algún atisbo de recuperación sostenida, y menos del consumo privado.

Pero como si fuera poco, ahora la economía está lanzada en un estadio inflacionario caótico, cercano a los tres dígitos. De modo que fiel a la costumbre histórica, esta carrera, seguro la pierden los salarios.

Frente a este panorama, los sindicatos más grandes ya reclaman reapertura de paritarias. Mientras tanto, dos gremios menores cerraron aumentos por encima del 80%: Personal de seguridad privada (85,7% de mayo a abril 2023) y Trabajadores de entidades deportivas y civiles (82,2% con ajuste automático por inflación). Vale recordar algunos de los aumentos acordados para el año: Químicos y Petroquímicos 66%, Metalúrgicos 65%, Construcción 62%, y 60% para Estatales, Comercio, Gastronómicos y Bancarios. Mientras que Camioneros acordó 31% por el semestre.

El cuadro como se ve no es sencillo. La inflación que venía al 50% anual a fines del 2019 bajó al 45% a fin del 2020 pero en el 2021 escaló a un escenario del 60% y en el primer semestre de este año saltó al 70% y se proyecta, como mínimo, por encima del 90% para el resto del año. Encima el salario real acumula un retroceso del 23% desde 2018. De modo que se intentará recuperar posiciones desde el cuarto subsuelo y cuando la economía está lanzada con una inflación de casi tres dígitos.

Además, esta es una foto general, la historia es bien diferente no solo según el sector económico sino si se trata de empleo público o privado, formal o informal. Al respecto, los asalariados más “protegidos”, en términos de ser formal estable, apenas están logrando no seguir perdiendo frente a la inflación. Sin embargo, hoy este ejército de trabajadores que según el RIPTE (asalariados formales estables) en febrero de 2018 tenían una remuneración promedio de casi $170.000 de hoy, en la actualidad percibe una de $140.000, gracias a la recuperación de los últimos meses. Está claro que la situación es más dramática entre los trabajadores informales.

Pero otro tanto ocurre con el comportamiento del salario del sector público, que si bien en los últimos meses viene subiendo, lo cierto es que hoy el salario estatal en términos reales se ubica en un nivel 38% más bajo que entre 2007-2008. Esto, además, plantea serios interrogantes sobre la capacidad de encarar un ajuste fiscal cuando gran parte del gasto son salarios (casi 40% del total).

Hoy arrecian los índices inflacionarios como hacía décadas no lo hacían. La economía está estancada, en términos de no estar en una senda de crecimiento sostenido, solo languidece con algún que otro espasmo de reactivación, sectorial. Pero cuando el salario real está tan deprimido y encima en jaque por la escalada inflacionaria, es difícil vislumbrar una recuperación del nivel de actividad de la mano del consumo privado, amén del efecto huida del peso y su transformación en esporádicos aumentos de gastos domésticos no esenciales.

De no mediar un serio y contundente plan de estabilización, el salario real parece que continuará contra las cuerdas. Veremos el rol de los sindicatos, la capacidad de negociación del equipo económico para plasmar el ajuste prometido, y cómo reaccionarán los trabajadores y las organizaciones vinculadas.

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