Improvisación

Se recalienta la inflación: se aproxima al récord de la era Macri y fuerza a Alberto Fernández a activar la “mano dura”

Analistas privados locales y del extranjero dan por fracasada la política de control de precios que improvisó la Casa Rosada, y estiman un arrastre para el 2022. Tras probar con los buenos modales, Fernández apuesta ahora por ir “con decisión” contra los formadores de precios.

Ezequiel Chabay
Ezequiel Chabay lunes, 8 de noviembre de 2021 · 07:00 hs
Se recalienta la inflación: se aproxima al récord de la era Macri y fuerza a Alberto Fernández a activar la “mano dura”

Con los precios recalentándose en la primera quincena de octubre, prácticamente obligando al Gobierno a echar mano a un congelamiento en productos de la canasta básica para evitar una reducción mayor del poder adquisitivo de los salarios, la perspectiva de un mayor encarecimiento del costo de vida vuelve a tomar impulso y por estas horas lleva a los economistas y analistas del mercado a proyectar una inflación para 2021 cercana al récord de la era Macri.

A última hora de la semana pasada, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) dio a conocer una nueva edición del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que consiste en un seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de corto y mediano plazo que realizan personas especializadas, locales y extranjeras, sobre la evolución de variables seleccionadas de la economía argentina, a pedido de la autoridad monetaria y cambiaria.

Los 40 especialistas convocados, entre los que se cuentan 26 consultoras privadas y centros de investigación, y unas 14 entidades bancarias y financieras, estiman que la inflación minorista cerraría este año en torno al 50,3%. Es una muy mala noticia para el Gobierno de Alberto Fernández, quien en campaña azuzó a sus militantes para que recuerden la muy mala performance de la gestión de Mauricio Macri y Cambiemos (hoy Juntos) en la materia.

Ocurre que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) relevó que el último año de Gobierno de Macri la inflación trepó al 53,8%. Son 3 décimas y media la distancia que separa aquella marca, la más alta en 28 años (solo batida por la salida de la hiperinflación mediante el Plan de Convertibilidad de Cavallo).

La constante suba de los precios está provocando una revisión al alza de las expectativas de inflación para 2022. Es que los analistas estiman ahora que el próximo año los ingresos, sin adecuaciones, se erosionarían 48,9%. Es decir que el mercado espera una vez más que el Gobierno fracase en su intento por frenar la dinámica inflacionaria.

El Central desnudó que los actores del mercado ven una inflación alta para fin de año y 2022.

Balance negativo para Todos

Los dos años de gestión de Alberto Fernández dejan deudas pendientes en el combate a los precios. Con casi 54 puntos de inflación heredados de la gestión macrista, y mientras tomaba posesión del tablero de control de la economía, con apenas tres meses desde la jura, la pandemia de coronavirus pegó en la Argentina y forzó un lockdown masivo en prácticamente todo el mundo.

Con la dinámica que traían los precios, 2020 arrastraría para la mayoría de los economistas una inercia que mantendría la inflación por las nubes. Pero el parate de la mayoría de las cadenas de producción y una alteración de la demanda trastocó toda previsión y jugó a favor de la moderación. La interrupción de las cadenas de suministro, la alteración de los patrones de consumo, la pérdida de puestos de trabajo y la imposibilidad de operar llevaron a moderar el traslado a precios. La inflación fue del 36,1% y cayó 17 puntos.

Pero el último mes del año pandémico mostró que el retoque de precios estaba tomando impulso. Hace casi un año, en diciembre,  la inflación fue del 4%, y siguió hacia arriba en marzo, con 4,8%. Por entonces, el Gobierno intentó una intervención sin éxito.

Con el Presupuesto 2021 vigente, el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el presidente se aferraron a la mágica cifra del 29%. Esa era la inflación proyectada para 2021, y con ese norte se emprendieron en el comienzo del año las negociaciones para llegar a un acuerdo de precios y salarios. ¿Con qué objetivo? Muy básico: atar los márgenes de ganancia empresaria para que los retoques de precios no superen ese número, y comprometer a los gremios a no pedir más en las paritarias, y acaso apenas recuperar unos puntos de poder adquisitivo perdido en 2020.

Con buenos modales, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, intentó en mesas sectoriales que las compañías abran sus estructuras de costos y justifiquen –si acaso pudieran- aumentos por encima del mantra del 29%. Para abril, las conversaciones se estancaron, y en junio el propio presidente bendijo la reapertura de paritarias por encima de la pauta de inflación oficial, tirando por la borda el Excel de Guzmán, bajo presión de los gremios. Eso ha llevado a revisiones con aumentos del 45%, que se reabrirían después de las elecciones para seguir la carrera de los precios.

Pasada la elección primaria, comprobado el fracaso en la negociación, por errores propios y también por el inexorable efecto de la inflación mundial, y el descontento de los sectores que perdieron poder adquisitivo, la renovación del gabinete presidencial trajo a primera plana a los duros del kirchnerismo.

El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, no tardó una semana en forzar un congelamiento a las apuradas de 1.400 productos de consumo masivo, y preparar otro similar para los medicamentos, para así frenar la sangría de los bolsillos antes de ir a las urnas, y también para domar el índice de precios que el Indec informará esta semana.

Según anticipó el propio exviceministro de Economía, ladera de Amado Boudou, la inflación de octubre rondaría el 3% y llevaría el acumulado de 2021 al 40%. La variación interanual, en tanto, superaría el 46%.

El mismo presidente parece también haber adoptado la senda de la “mano dura” con los empresarios. Este fin de semana, en una entrevista con Télam, Fernández dijo que su Gobierno encarará la corrección de los precios “con decisión”,  y prometió  “pararnos activa y firmemente frente a los formadores de precios” que “en los últimos años se consolidaron” y, así, “ponerles límites”.

“Es una pelea muy compleja –admitió Alberto. La Justicia suele ponerse del lado de esos poderosos. Tenemos que dar una lucha clara para que los salarios le ganen a la inflación”.

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