Los daños colaterales del nuevo intervencionismo al campo
El cierre temporal de las exportaciones de maíz dispuesto por el Gobierno nacional el penúltimo día del 2020, con el pretexto de asegurar el abastecimiento del mercado interno, hizo confirmar los peores temores del sector agropecuario: un regreso a las políticas de intervencionismo estatal.
El cierre temporal de las exportaciones de maíz dispuesto por el Gobierno nacional el penúltimo día del 2020, con el pretexto de asegurar el abastecimiento del mercado interno, hizo confirmar los peores temores del sector agropecuario: un regreso a las políticas de intervencionismo estatal que rigieron en el país durante la administración kirchnerista hasta 2015, que incluyeron cupos y ROE para exportar y provocaron un fuerte estancamiento de la actividad.
Dicha medida no hizo más que aumentar la desconfianza de los productores hacia la administración del presidente Alberto Fernández, quien viene incumpliendo la principal promesa que le dio al campo en su campaña electoral: no tomar medidas restrictivas ni otras que implicaran cambios sustanciales sin antes dialogar con el sector.
Más allá de esa falta de diálogo, lo más preocupante para el sector agroindustrial el daño oculto de la medida. "Incluso en el caso que el Gobierno levante la intervención en marzo 2021 (como lo haría según la comunicación oficial), la confianza de los productores ya queda dañada por esta decisión. Desde hoy los productores saben que el mercado del maíz puede intervenirse en cualquier momento", alertó al diario La Nación Juan Manuel Garzón, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea.
"Por el lado de los consumos internos, también hay mensajes que no son buenos. ¿Para qué apurarse en comprar el cereal o para qué realizar coberturas si el Gobierno puede intervenir el mercado y bajar artificialmente el precio del mismo?", añadió.
En tanto para Javier Buján, corredor y titular de Kimei, "no hay problema de abastecimiento como dicen" en el Gobierno, sino más bien hay un problema de fluidez de oferta afectada por la fenomenal brecha cambiaria. "¿Quién les garantiza que bajando el mercado la oferta aparecerá?", se interrogó.
Incluso, cuando el anterior gobierno de Mauricio Macri eliminó las restricciones que intervenían el mercado agropecuario a comienzos del 2016, el sector se recuperó sustancialmente. Por ejemplo, en el último Congreso virtual de Maizar se recordó que tras retirarse las trabas el cultivo tuvo un crecimiento del 60% durante las últimas cuatro campañas.
Por otra parte, mientras el PBI de la Argentina registró una caída del 4% entre 2015 y 2019, el producto bruto de la cadena del maíz se expandió un 45% durante esos años. Sumando carnes y lácteos, en 2019 el valor agregado total se ubicó en los US$19.000 millones, y además el maíz, la carne y los productos vinculados con el uso del cereal han dejado ventas al exterior por más de US$10.000 millones.
Con la intervención en el maíz, ya muchos se preguntan cuál será el próximo producto en la lista del Gobierno: el principal candidato es la carne vacuna.
"Los próximos mercados que sufrirán intervenciones, más o menos negociadas con los propios actores, son los de las carnes, en particular el de la carne bovina. Los precios de las carnes han subido mucho en las últimas semanas. Difícilmente se pueden esperar bajas por causas de mercado, así que es muy probable que el Gobierno intervenga en la exportación para lograr, a corto plazo, y en un año que habrá elecciones, mayor disponibilidad de producto y a menores precios", observó Garzón.