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Un ascenso con nombres y apellidos: Gimnasia coronó un 2025 soñado, pensado y muy trabajado

Gimnasia y Esgrima es de Primera. El ascenso del Lobo no es casualidad. Lo soñó, lo planificó, lo trabajó y lo consiguió tras una final histórica.

Gimnasia consiguió un merecidísimo ascenso a Primera.

Gimnasia consiguió un merecidísimo ascenso a Primera.

Prensa Gimnasia y Esgrima

Gimnasia y Esgrima ganó la final por el primer ascenso, triunfó merecidamente y jugará a partir de la próxima temporada en la Primera División del fútbol argentino. Lo hizo con argumentos, siendo el mejor del 2025, planificando y poniéndose como meta el ascenso desde el día uno.

Se trata, en un fútbol argentino lleno de dudas y de injusticias, de uno de los logros más justos y merecidos de los últimos años. Aún con las dificultades que se fueron presentando en el camino y con los tropezones lógicos en un torneo desgastante, no hubo otro equipo que le hiciera sombra.

Gimnasia asciendo porque fue el mejor. Y punto. Gimnasia ganó porque lo planificó incluso antes de que finalizara la temporada 2024, cuando Fernando Porretta, presidente de la institución, llamó a Joaquín Sastre para que regresara al club en su función de manager y empezara a planificar el próximo año. Desde Ese día, comenzó el sueño. Y este sábado 11 de octubre, ese sueño se volvió realidad.

Un ascenso con nombres y apellidos

Fernando Porretta y su CD: el presidente y los integrantes de la Comisión Directiva del Lobo se pusieron un objetivo y lo cumplieron. Armaron un plantel a la altura, de jerarquía y gestionaron la temporada de tal manera que cuerpo técnico y futbolistas solo tuvieron que pensar en su tarea. No hubo fisuras en el trabajo de los dirigentes y allí se empezó a darle forma al éxito. Tomaron las decisiones correctas en los momentos correctos.

Joaquín Sastre: con la humildad que lo caracteriza, y tras haber sido DT del equipo, Joaquín regresó al club para trabajar detrás de escena. Fue el responsable del armado del equipo, entre otras tareas del día a día. Fue el nexo entre el plantel y la CD. Parte fundamental del ascenso y del crecimiento diario de la institución.

Ariel Broggi: llegó para hacerse cargo de un equipo que funcionaba, algo poco común. Tuvo que gestionar un grupo de grandes futbolistas que necesitaban convencerse de que podían conseguir cosas importantes. Y lo logró. Tuvo una manera particular y exitosa de manejar al plantel. Jugaron todos y todos mejoraron individualmente desde su llegada. Consiguió que todos se sintieran fundamentales. Un acierto de los dirigentes.

Facundo Lencioni: un distinto, un jugador de Primera que seguramente continuará en la institución. Fundamental en la final y en toda la temporada. Con bajones y a veces intermitente durante los partidos, pero con una personalidad y un talento de otra categoría. Lo terminó de ratificar en el minuto 90 de encuentro ante Deportivo Madryn, colgando del ángulo un penal caliente. Las pide todas, juega y hace jugar. El mejor.

Nicolás Ferreyra: el más regular de la temporada. Un futbolista de los que siempre necesita un equipo. Enfocado más en el objetivo grupal que en el personal. Al 9 se le pide goles y él los hizo. Pero además fue el primer defensor, presionando siempre, desde el minuto 0 al 90 de todos los partidos que jugó. Luchador, insoportable para los defensores rivales. En el podio.

César Rigamonti: Si bien alternó con Lautaro Petruchi durante los 35 partidos del Lobo en el año (sin contar los de Copa Argentina), en la recta final se encargó de dejar en claro por qué lo buscó la dirigencia. Jerarquía y experiencia en el arco para conseguir cosas importantes. Las atajadas en el partido ante Chacarita y los penales en la final quedarán en la historia mensana.

Imanol González: uno de los últimos en sumarse al plantel. La dirigencia lo quería por su tremenda capacidad y talento. Luchó por tenerlo y lo consiguió. Respondió a ese interés con grandísimos rendimientos dentro de la cancha. De lo mejor de la temporada, incluso, siendo defensor, con goles claves.

Diego Mondino: el capitán, la voz de mando. Es el líder del equipo y eso lo ubica como uno de los grandes responsables del éxito. Tuvo algunos partidos en el que bajó el rendimiento pero en la recta final volvió a ser el de siempre y dio sobradas muestras de su importancia dentro del plantel.

Nicolás Romano: el pibe del club, el chico que se rompió el alma tras la lesión no sólo para poder volver y estar en la recta final, sino para ser importante en ese último tramo. Jugó poco y cuando volvió lo hizo dejando todo por el objetivo. No fue un volver por volver, fue un regreso con todas las luces. Titular en la final. A pesar de estar fusilado no quería salir. Clave, siempre.

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Gimnasia se consagró campeón y ascendió a la Primera División.

Gimnasia se consagró campeón y ascendió a la Primera División.

Ignacio Antonio: el motor, el alma del equipo, el incansable, la rueda de auxilio. Por su forma de gestionar, Broggi a veces lo sentó en el banco, incluso en la final. Pero él no se cansó de demostrar que siempre estaba para colaborar, para brindarse al máximo, sea desde el inicio o entrando desde afuera. Fundamental.

Franco Saavedra: el otro jugador que Gimnasia debe retener para la Primera División. Jerarquía y talento puro. Le sobra para jugar en la máxima categoría. El lateral izquierdo fue de lo mejor, de lo más regular en el año. Jugó una gran final y ratificó en esos 90 minutos lo hecho a lo largo de la temporada.

Facundo Nadalín: pura entrega y corazón a disposición del equipo. El lateral derecho se quedó con el puesto por encima de Ismael Cortéz y Federico Torres. Terminó jugando los partidos más importantes y fue fundamental para el equipo. Uno más en la lista de imprescindibles del conjunto de Ariel Broggi.

Lautaro Petruchi, Ismael Cortez, Matías Recalde, Nahuel Barboza, Matías Muñoz, Fermín Antonini, Brian Andrada, Jeremías Rodríguez Puch, Luciano Cingolani, Mario Galeano y Nicolás Servetto: todos estos futbolistas completan la lista de los destacados, de los que más jugaron y casi siempre cumplieron, incluso alguno de ellos siendo importantísimos en la final, como Muñoz, Recalde, Cortez, Antonini, Cingolani, Puch y Galeano. Parte de la estructura sólida que construyó Gimnasia a lo largo del 2025.

Ezequiel Medrán: es imposible no nombrarlo como parte del éxito. Fue clave en el armado del plantel. Con errores, pero con muchas virtudes, condujo al Lobo durante 22 fechas. Sólo perdió dos partidos. Se fue porque no convenció desde su manera de gestionar, pero dejó una base sólida.

Federico Torres, Lautaro Carrera, Lucas Bustos, Enzo Gaggi, Gastón Espósito y Julián Moya: son los futbolistas que jugaron menos, pero cumplieron cuando se los necesitó y son parte del ascenso.

Cristian Bardaro y el resto de todo el cuerpo técnico que acompañó al plantel durante la temporada: atrás de escensa también hay responsables de este éxito colectivo. Desde el médico Carlos Bertona, pasando por los kinesiólogos, nutricionista, utileros y demás colaboradores.

El hincha: la gente terminó de ratificar en la final, con una tremenda fiesta, lo que insinuó durante el año. El apoyo incondicional a pesar de la distancia y de las adversidades. El hinchas de Gimnasia estuvo presente y fue el motor en las difíciles.

El logro fue colectivo y el futuro también lo será. Muchos continuarán y serán parte de un nuevo proceso. Los que den un paso al costado quedarán en la historia grande del Lobo, que volverá a codearse con los grandes 41 años después.