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El regreso del público visitante, un relato que intenta imponerse sin un sólo argumento sólido

No hay nada más lindo que una cancha de fútbol con público local y visitante. No se discute. Pero el relato tapa la realidad: no estamos preparados.

Algunas de las imágenes de la violencia en el Libertadores de América. 

Algunas de las imágenes de la violencia en el Libertadores de América. 

EFE

Probablemente, analizar cualquier hecho en caliente y apenas ocurrido lleve a tener una mirada muy parcial de la situación. Es verdad. Pero intentaremos mantener en estas líneas la misma postura que antes de los tremendos incidentes entre los hinchas de Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile, anoche en el Libertadores de América.

No estamos preparados para el regreso de los visitantes. No lo estamos a pesar de que intenten hacernos creer lo contrario. No lo estamos a pesar del relato de paz y amor que intentan imponer desde la AFA y desde la Conmebol. No lo estamos en ningún lado. Ni en Buenos Aires, ni en el interior, y probablemente en ninguna ciudad de Latinoamérica. No lo estamos porque culturalmente no mejoró nada, al contrario, y porque los dirigentes, funcionarios, etc, no han hecho nada al respecto durante años.

El 11 de junio de 2013, un hincha de Lanús, Javier Gerez, murió en La Plata, en el ingreso de los simpatizantes granates al Estadio Único para presenciar un encuentro ante Estudiantes. Lo mató la Policía bonaerense. Allí se tomó la decisión en la Primera División. La medida ya regía en el ascenso desde 2007 luego de un terrible enfrentamiento entre barras de Nueva Chicago y Tigre.

Desde aquellas épocas hasta ahora no cambió nada. Al contrario. La sociedad es más violenta. Las barras siguen existiendo y con más poder que antes. Hay excepciones, muy pocas.

Es verdad que se mejoró el sistema de ingreso. Es verdad que la tecnología asiste para identificar a los violentos. Pero si dirigentes, funcionarios, policías y Justicia no acompañan, no hay tecnología que ayude. Los violentos siguen estando. La Justicia mira para otro lado. Y la Policía no actúa, como anoche.

Hay otra verdad. No en todos los encuentros con visitantes hay hechos de violencia. No hay que generalizar. Por ejemplo, los hinchas de Independiente Rivadavia y Boca Juniors convivieron en el Malvinas Argentinas de Mendoza sin problemas. Está clarísimo.

Aunque, primero, la vuelta de visitantes debería darse cuando la seguridad esté garantizada en todos lados. Cuando el conjunto de medidas aseguren que si ocurre algo sea una excepción.

Y segundo, no se puede estar dependiendo, como ocurrió en la Lepra-Boca, de que un grupo minúsculo no sea el detonante para que explote todo. No se puede depender de la "buena voluntad" de no "armar quilombo" de los que están dispuesto a hacerlo. Y de esto último dependemos en el fútbol argentino.

No se trabajó en más de 12 años en post de la vuelta de los visitantes y, por eso, más de una década después sólo apostamos a "esperar que se porten bien los barras". Si eso no ocurre, la violencia aparece en niveles como los de anoche. Y no es casualidad.