Primera Nacional

La "fórmula Medrán" y por qué su invicto en Gimnasia no es casualidad

El DT del Lobo asumió en la previa del partido frente a Temperley. Desde su arribo, el Lobo disputó 10 encuentros: ganó 8 y empató 2. ¿Qué tocó Ezequiel Medrán para cambiarle la cara al equipo?

Juan Andrés Tuzzi
Juan Andrés Tuzzi miércoles, 7 de agosto de 2024 · 11:00 hs
La "fórmula Medrán" y por qué su invicto en Gimnasia no es casualidad
Ezequiel Medrán le cambió la cara a Gimnasia. Foto: Instagram Gimnasia y Esgrima

En la previa de la final de la Copa del Mundo entre Argentina y Francia, el 18 de diciembre de 2022, Lionel Scaloni vio algo. Analizó al rival, Francia, sorprendió con Ángel Di María por izquierda y empezó a ganar el partido desde lo táctico. Este es uno de los tantos ejemplos de cómo en el fútbol de elite los entrenadores tienen, además de la capacidad de leer partidos y empezar a ganarlos desde el camarín, los jugadores con la suficiente jerarquía para interpretarlos, y la calidad y la cantidad de futbolistas necesarios dentro del plantel como para buscar los once que interpretan lo mejor posible una idea en un partido en particular. Querer trasladar esa forma de trabajo a un equipo de la Primera Nacional es un grave error. Saltar al otro extremo y manejar a un grupo de profesionales como si fuese un equipo de torneo amateur, también lo es.

Gimnasia y Esgrima, como tantos otros equipos de la categoría, sufrió en el último tiempo un poco de esto y un poco de aquello. Y de repente, encontró en Ezequiel Medrán a un DT que busca el equilibrio justo para encontrar los resultados adecuados. ¿En qué consiste ese equilibrio? En no querer parecerse al Barcelona de Guardiola, pero tampoco patear para arriba a lo que salga. En no buscar dibujos tácticos que no los entiende ni el propio entrenador y apelar a una idea y a un mensaje claro, simple. En darle confianza a un once titular y no pretender que en un equipo de la segunda división del fútbol argentino haya 16 o 17 jugadores con la misma jerarquía y la mismas posibilidades de ser titulares. En entender que no hay otra fórmula que no sea la de ese mensaje claro. Y en que los demás conceptos que haya aprendido a lo largo de su trayectoria, podrá aplicarlos si tiene la suerte de dar el salto al fútbol europeo, quizás, o dirigir a la Selección argentina el día de mañana. Hoy está al frente de un equipo de la segunda categoría de la Argentina y debe adaptar sus ideas al contexto. Por ahora, da la sensación de que Medrán lo entiende a la perfección y los resultados lo avalan.

Desde que asumió como entrenador del primer equipo mensana, el ex DT de Atletico de Rafaela se propuso encontrar un once titular, darle confianza, apelar a un 4-4-2 flexible y con dinámica, buscar solidez defensiva y empezar a construir desde ahí. No mucho más. Y no necesitó mucho tiempo para conseguirlo. En sus primeros 10 partidos, desde aquella visita a Temperley, ganó 8 encuentros y empató 2. No conoce la derrota, es escolta de Aldosivi y sueña en grande.

¿Sale de memoria?

Medrán se puso el buzo de DT del Lobo y ya sabía por dónde ir. Reconoció a Maximiliano Padilla como su central indiscutido y como uno de los líderes del equipo. Identificó a Ismael Cortez y a Matías Recalde como sus laterales. A Ignacio Antonio y a Fermín Antonini como la dupla de volantes centrales, con recuperación y despliegue. A Leandro Cicollini como su hombre desequilibrante por derecha y a Nazareno Solís, con las mismas características, pero por izquierda. Y a Luis Silba como su 9 goleador. Y desde esos nombres empezó a construir. En el camino, llegaron Matías Tagliamonte y Diego Mondino, ambos con la chapa suficiente para ponerse la camiseta titular y aferrase al lugar rápidamente. Y fue Jeremías Rodríguez Puch el único en quien observó alguna duda y por eso Nicolás Romano se terminó imponiendo. En 10 fechas, Medrán tiene el equipo de memoria, más allá de las incidencias (suspensiones o lesiones) que le han impedido poder contar con algún protagonista en determinados encuentros.

No cambia partido tras partido. Ni de nombres, ni de esquema. Consolidó un once principal y una idea clara. Le devolvió la confianza a sus jugadores y les hizo creer en lo que pueden lograr. Y ahí está la clave del éxito que le permiten hoy enderezar el rumbo de un Lobo que había empezado el año dándole varias vueltas de ventaja al resto, con Chaucha Bianco en el banco de suplentes y con los mismos intérpretes que hoy parecen otros, que juegan a algo totalmente diferente, que se contagian entre sí, que contagian a la gente, que pelean el campeonato y que sueñan con el ascenso.

 

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