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Werther: tormento y pasión en la novela de un escritor como Goethe que definió el espíritu romántico

La obra del escritor Goethe, símbolo del romanticismo, refleja la intensidad del amor imposible y la desesperación que marcó a toda una generación.

Johann Wolfgang Von Goethe

Johann Wolfgang Von Goethe

Archivo.

El escritor alemán Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832) es considerado el más alto referente de las letras germanas y uno de los genios universales más completos por la riqueza de sus facultades manifestadas en todas las áreas del saber. Su obra se alimentó del arquetipo del europeo expresado en su obra Fausto, un hito de la mentalidad alemana.

“Las penas del joven Werther” fue escrita por Goethe en tan sólo seis semanas y consiste en una serie de cartas escritas que describen su atormentada pasión por Charlotte quien se encuentra comprometida en casamiento con otro. La popularidad de la novela fue tal que se extendió por Europa el llamado “mal de Werther”. Incluso muchos jóvenes adoptaron la vestimenta y los modales expresados en el escrito del trágico héroe.

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“Las penas del joven Werther” fue escrita por Goethe en tan sólo seis semanas

“Las penas del joven Werther” fue escrita por Goethe en tan sólo seis semanas

Werther en el Teatro Colón

En este año 2025, un año significativo para el Teatro Colón, se celebra el centenario de la creación de sus elencos estables: la Orquesta, el Coro y el Ballet. Con dirección musical de Ramón Tebar, dirección de escena de Rubén Szuchmacher y diseño de escenografía y vestuario de Jorge Ferrari, el drama lírico de Jules Massenet, “Werther” es una puesta magnífica, significativa y recomendable desde todo punto de vista, con calidades vocales exquisitas que rescata el espíritu del texto prínceps de Goethe.

La propuesta de Szuchmacher es realizar una lectura donde ubica la tensión de la partitura de Massenet quien despliega en la obra una escritura orquestal de enorme riqueza y sofisticación. Es el puente entre lo introspectivo y la música que se lleva a cabo con la sumatoria del gesto conceptual de Jorge Ferrari como escenógrafo y vestuarista (impecable). El uso del color y la luz acompaña la curva emocional de la obra: del blanco de los primeros actos al negro absoluto del final, donde la historia de este joven enamorado, se encierra, se comprime, se apaga.

El ensayo de Goethe sobre la Naturaleza fue en 1873 lo que provocó la decisión de Sigmund Freud de matricularse en la facultad de Medicina. Pero el genio del escritor alemán influyó decisivamente en la obra de Freud. Las referencias a Goethe son numerosas en toda la obra de Freud, no tan sólo en sus Obras Completas, sino en sus correspondencias y por lo visto, en sus intervenciones clínicas. Un artículo escrito en 1911, “¡Grande es Diana Efesios!”, resulta un homenaje directo. Breve escrito freudiano que está en relación directa a la representación, tal como se la descubre en el mundo. La antigua ciudad griega de Efeso, ubicada en Asia Menor, era conocida en la antigüedad por sus fastuosos templos dedicados a Artemisa (Diana). La evidencia de las excavaciones realizadas muestra que en el curso de los siglos en un mismo sitio fueron construidos varios templos en honor de la diosa. Alrededor del año 54 de nuestra era, el apóstol Pablo residió varios años en aquella ciudad, predicando, realizando milagros y convirtiendo al catolicismo a sus pobladores.

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Johann Wolfgang von Goethe

Johann Wolfgang von Goethe

Los judíos lo persiguieron y lo acusaron, separándose de ellos y fundando así una comunidad cristiana independiente. San Pablo tuvo que apropiarse de una representación de una verdad, para poder así, romper con otra representación y hacer con sus argumentos algo propio.

Otro artículo escrito en 1917, Un recuerdo de infancia en Poesía y Verdad de Goethe”, intenta reflexionar que nos ocurre cuando intentamos recordar lo que nos sucedió en los más tempranos años de la infancia. Verificamos que confundimos lo que hemos oído decir a otros con lo que en realidad es una posesión propia derivada de lo que nosotros mismos hemos presenciado.

En toda investigación psicoanalítica en la historia de un sujeto, lo común resulta posible explicar el significado de los primeros recuerdos infantiles en términos de recuerdos encubridores. Estos son recuerdos de la infancia, triviales o indiferentes, que no han persistido por su contenido, sino por una relación asociativa entre ese contenido y otro que se ha reprimido. Goethe relata que de niño, en una ocasión, arrojó por la ventana todos sus platos, sartenes y cacerolas.

Se podría pensar que esto constituye una acción simbólica o mágica, mediante la cual un niño se expresa de manera violenta su deseo de librarse de un intruso perturbador. La amargura que sienten los niños frente a llegada posible o de la realidad de un rival, se expresa, según Freud, arrojando objetos por la ventana y en otras acciones traviesas o destructivas.

También lo podemos suponer en el mundo de los adultos y la interpretación sería otra. El arrojar un objeto, cualquiera sea, es la sustracción del sujeto frente a una escena que le provoca angustia. El artista sabe-hacer con la angustia y la representa en sus diversas manifestaciones. Lo que “arroja” entonces, es su mirada hacia la representación-arte que le es propia. Pero hay algo más.

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Sigmund Freud

Sigmund Freud






Y se trata de que nuestras representaciones son singulares, son ficciones que construyen nuestro historia en el mundo, y como constructo que ellas refieren, nos pueden ubicar en el engaño, en una telaraña de nuestra mirada, fácil de rasgar pero resistente como para que el viento pase y no la quiebre. Nuestra mirada provoca ese engaño y así, la representación se nos impone.

En 1930, Freud recibe el Premio Goethe. Por su estado de salud que le impide viajar a recibir el premio, Anna Freud lee en la ciudad de Frankfurt una alocución transcripta en las Obras Completas. Allí Freud realiza una semblanza de Goethe quien lo compara con Leonardo Da Vinci. Piensa que Goethe no habría desautorizado al psicoanálisis como algunos contemporáneos de Freud hacían. Menciona que en la Dedicatoria de su poema Fausto la celebró con palabras que los psicoanalistas pueden repetir para cada análisis:

De nuevo apareceís, formas flotantes,

como ya antaño ante mis turbios ojos.

Debo intentar ahora reteneros?

y cual vieja leyenda casi extinta

la amistad vuelve y el amor primero

Freud afirma que Goethe parafrasea el contenido de la vida onírica con palabras evocativas:

Lo no sabido por los hombres,

o aquello en lo cual no repararon,

vaga en la noche

por el laberinto del pecho

“Tras la magia de esos versos reconocemos el venerable e indiscutiblemente certero enunciado de Aristóteles de que el soñar es la continuidad de nuestra actividad anímica en el estado del dormir, unido al reconocimiento de lo inconciente, que sólo el psicoanálisis añadió”.

Leer a Goethe. Leer a Freud. Ver Werther en el Teatro Colón, pero sin tormentos y pasiones.

* Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta. Conduce todos los martes a las 20:00 el programa MEGAPSINEPOLIS que pueden escuchar en Radio Amadeus, FM 91.1.