VTV: el requisito dentro del auto que tenés que tener y define si aprobás o no
La VTV endureció la mirada sobre el equipamiento de seguridad del habitáculo y fija plazos estrictos de vigencia, con aranceles distintos según la jurisdicción.

Este requisito puede determinar si aprobás o no la VTV.
La Verificación Técnica Vehicular (VTV) dejó de ser un trámite “de rutina” y volvió a instalar un mensaje claro: la seguridad empieza por lo básico. Las plantas de control ya no se enfocan solo en frenos, neumáticos o emisiones. También revisan con lupa lo que viaja puertas adentro.
Un faltante menor puede derivar en rechazo. Por eso conviene llegar con todo en regla, sabiendo qué se inspecciona y cómo se calcula la vigencia. Circular con la constancia vencida habilita multas y complica cualquier control en calle. Orden y previsión, en este contexto, marcan la diferencia.
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Lo que tiene que estar adentro del auto
El foco está en cuatro piezas que salvan el día cuando algo sale mal. El matafuegos debe estar cargado, dentro de fecha y bien sujeto, al alcance del conductor. Las balizas portátiles tienen que abrir sin trabas y permitir señalizar la calzada ante un imprevisto. El botiquín de primeros auxilios, dentro del habitáculo, no es decorativo: gasas, vendas, antiséptico y tijera, como mínimo. Y un detalle que suele pasarse por alto: todos los cinturones del vehículo deben presentarse abrochados durante la inspección, para que el técnico verifique anclajes, hebillas y retractores. Si algo falta, está vencido o no funciona, la constancia puede quedar observada o directamente rechazada. Un repaso la noche anterior evita sustos.
Vencimiento: cuándo deja de tener validez
La credencial de la VTV tiene una fecha precisa. Al día siguiente de ese tope, la certificación pierde vigencia. No hay “gracia” automática. Si el vencimiento figura en noviembre de 2025, desde el primer día posterior el vehículo queda fuera de regla y se expone a sanciones. La recomendación es pedir turno con antelación y no estirar la visita a planta. El control anual ordena el calendario del conductor y, sobre todo, garantiza que el parque circule en condiciones razonables.
Llegar con documentación al día simplifica cualquier operativo y reduce el riesgo de una inmovilización innecesaria. La lógica es simple: prevenir siempre cuesta menos que corregir sobre la marcha.
Cuánto se paga según la radicación
Los aranceles dependen de dónde está inscripto el vehículo. En la Ciudad de Buenos Aires, la tarifa para autos asciende a $63.453,61 y, para motos, a $23.858,78. En la provincia de Buenos Aires, la escala es más amplia: vehículos de hasta 2.500 kg abonan $79.640,87; los que superan ese peso, $143.353,57. Remolques, semirremolques y acoplados de hasta 2.500 kg pagan $47.784,52, y los de mayor porte, $71.676,79. En dos ruedas, la referencia es la cilindrada: más de 50 cc y hasta 200 cc, $31.856,35; más de 200 cc y hasta 600 cc, $47.784,52; y más de 600 cc, $63.712,70. Consultar la categoría antes de ir ayuda a calcular el gasto y evita idas y vueltas en ventanilla.
Llegar bien preparado ahorra tiempo y evita reclamos. Matafuegos con manómetro en zona verde y soporte firme. Balizas completas y accesibles. Botiquín en el habitáculo, con insumos básicos y sin productos vencidos. Cinturones abrochados en todas las plazas. Sumado a eso, conviene chequear luces bajas, altas, de giro y baliza; patentes legibles; bocina operativa; y parabrisas sin fisuras en la zona de visión.
La documentación también cuenta: cédula, seguro y licencia vigentes aceleran el trámite. Un auto limpio por dentro y por fuera facilita la inspección, transmite cuidado y puede inclinar la balanza cuando aparece una duda menor. La meta no es “pasar por pasar”, sino asegurar que el vehículo responda cuando más importa.
Si la verificación resulta rechazada por un faltante simple, lo usual es corregir y volver. Pero la mejor estrategia es no llegar a ese punto. El énfasis en el equipamiento del habitáculo no es caprichoso: permite actuar rápido frente a un siniestro, ordenar una situación en banquina y proteger a quienes viajan. Mantener la verificación al día, respetar los plazos y conocer las tarifas según la radicación simplifica la vida diaria. La VTV no es un obstáculo ni un castigo. Es una rutina anual que ordena el uso del auto, baja riesgos y aporta previsibilidad a hogares, trabajadores y pequeñas empresas que dependen del vehículo. Prepararse con tiempo es, hoy, la mejor forma de cuidar el bolsillo y, sobre todo, la seguridad.