Una argentina en Brasil contó cómo se vive en Río de Janeiro tras la masacre: "Mandaron a la policía a los leones"
Cristina Perazzo, una argentina que vive en Brasil desde hace años, relató que la ciudad de Río se encuentra paralizada este miércoles y la población está atemorizada ante la escalada de violencia entre los grupos narcos y la policía.
Este miércoles, Río de Janeiro se vio bañado de sangre tras el operativo contra los integrantes de Comando Vermelho.
EFEEl martes, el Estado de Río de Janeiro se vio paralizado por el brutal operativo policial contra el Comando Vermelho (CV), una de las agrupaciones narco históricas de Brasil, en las favelas de Alemão y Penha, ubicadas en la zona norte de la ciudad. Por el sangriento operativo, trascendió que fallecieron al menos 132 personas, entre ellas 4 policías.
Cristina Perazzo, una argentina que vive desde hace varios años en Jacarepaguá, un barrio en la zona oeste de Río de Janeiro, contó que la ciudad quedó vacía por primera vez desde la pandemia. El barrio está a 40 kilómetros de los complejos de favelas donde tuvo lugar el sangriento operativo. “A pesar de la distancia con los complejos de la Penha y el Alemão, que están en la zona norte, tenemos la Ciudad de Dios a 20 cuadras. Esa favela también es controlada por el Comando Vermelho, así que estuvieron todos atentos”, reveló Perazzo.
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En diálogo con MDZ, Cristina contó que vivió muy poco en Argentina. “Con 19 nos fuimos con mi esposo, quien trabajó en una multinacional en Europa”, dijo la mujer que, posteriormente, intentó volver a su país natal junto a su pareja, pero la dictadura y su lucha lo impidió. Entonces, la familia optó por fijar residencia en Brasil. Con el tiempo se naturalizó como brasileña y, “por razones económicas y políticas” nunca pudo volver a Argentina. “Hubo dos exilios: político y económico. Y este último nos agarró de lleno”, señaló.
La masacre en las favelas de Río de Janeiro
En todos estos años viviendo en Brasil, Cristina no vio nada parecido a lo que sucedió durante la mañana del martes, según narró a este medio. Ese día, a medida que avanzaba el operativo, el tránsito se detuvo, se cerraron los accesos, frenaron los colectivos y el pánico comenzó a suscitar entre la población.
“Todo pasó en la mañana y al inicio de la tarde. A las 3 de la tarde ya habían dispensado a todos del trabajo. Mi hija volvió antes, mi esposo un poco más tarde. A las 5 ya estaba todo tranquilo”, manifestó Perazzo. Sin embargo, los accesos permanecieron cerrados hasta las 2 de la mañana de este miércoles en algunas zonas. “Subir o bajar era imposible”, aseveró.
La falta de transporte público fue otra señal de alarma: “La gente tuvo que caminar al menos 40 km. Muchos no fueron a trabajar por eso y por el temor. Pero no hubo comunicado oficial del gobierno: es mentira que haya estado de sitio”.
Mirá el video del caos en Río de Janeiro tras la masacre en las favelas
Como si fuera poco, la mujer sostuvo que los colectivos fueron secuestrados por los mismos narcotraficantes que quisieron bloquear las rutas, mientras que la policía actuaba como si hubiera sido lanzada al ruedo sin ninguna estrategia clara. “Los traficantes tienen una inteligencia mucho mayor que la policía. La mandaron a los leones”, consideró.
“Es una masacre. El Instituto Médico Legal no da abasto para identificar los cuerpos. Nunca se vivió algo así. Y tal vez, aunque no esté de acuerdo, esto haga que el gobierno reforme su política de seguridad, porque así no se puede seguir”, reflexionó Cristina respecto al avance de la violencia en Brasil.
Durante el operativo, la mujer sintió preocupación, sobre todo, por el bienestar de sus seres queridos. “Mi hijo es profesor en una escuela de la zona de Ciudad de Dios. Sentí preocupación por él”, confesó.
La cultura de la violencia y la grieta política en Brasil
“La sociedad lo celebra”, lamentó Cristina, al hablar de cómo gran parte de la población festeja la muerte de quienes viven en las favelas, ya sean narcos o no. “La vida de las favelas es una mierda porque, si no te hacés traficante, te morís de hambre”, agregó.
Ese caldo de cultivo, dice, se vincula con la grieta política: “Acá está la grieta entre bolsonaristas y lulistas”. En ese marco, la operación del gobernador de Río, Claudio Castro, aparece como una acción con tintes de campaña política: “El año que viene hay elecciones. Esto acá es también una campaña”.
Cómo sigue todo en el ojo del huracán, a un día de la masacre
Este miércoles, Jacarepaguá, una región que Cristina describía como tranquila hasta hace dos semanas, quedó paralizada tras la masacre en las favelas. Según la mujer, en las últimas horas, el silencio resultó más inquietante que los disparos: “Mi hija me decía: ‘Mamá, no aguanto tanto silencio porque te da hasta miedo’”.
Si bien el transporte volvió a funcionar y los accesos volvieron a abrirse a las 2 de la mañana, de igual manera la mayoría de las personas prefirieron no ir a trabajar, y quedarse con los suyos por temor.
En tanto, su hijo acudió a dar clases en la escuela de Ciudad de Dios, pero sus alumnos no asistieron. “Están todos encerrados en sus casas”, reiteró.


