Un vuelo histórico: nuevo drone graba el Everest en una sola pasada
Un piloto captó de corrido la ruta al Everest con el drone Mavic 4 Pro y mostró cómo la tecnología de DJI ya opera en misiones reales en la montaña.

El vuelo del drone dejó maravillados a todos con sus impactantes tomas.
El Himalaya sumó un nuevo récord, esta vez desde el aire. Un drone Mavic 4 Pro realizó un ascenso continuo sobre la ruta del Everest y registró la travesía en un único plano. El vuelo partió desde la zona del North Col, por encima de los 6.500 metros, y se elevó hasta bordear los 8.800 metros cerca de la cumbre.
No hubo cortes. No hubo sustituciones. La toma completa reescribe el manual de lo posible para los drones de consumo en altura. La secuencia no solo impresiona por su estética. También confirma que la ingeniería de DJI alcanzó un punto de madurez que permite filmar, con estabilidad y detalle, en un ambiente donde el oxígeno escasea y el viento cambia de humor en segundos.
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Mira plano continuo a 8.800 metros
El responsable del rodaje fue el fotógrafo y piloto Ma Chunlin. Trabajó durante la corta ventana de escalada, cuando el clima ofrece un margen de maniobra de apenas semanas. Caminó desde el Campo Base y durmió a temperaturas que caen muy por debajo de cero. Con menos aire, cada paso pesa. Planificó el momento exacto del amanecer, siguió en tiempo real a los grupos que ascendían y solo despegó cuando el cielo, el viento y la luz coincidieron.
La apuesta era binaria: o salía perfecta o había que esperar otro año. Años antes, el propio Ma había mostrado la ladera china con planos segmentados. Esta vez, el objetivo fue una sola toma auténtica, sin transiciones, que exigió preparación, paciencia y una lectura milimétrica de la montaña.
El desafío técnico detrás del vuelo del drone
Volar tan alto no es cuestión de “apretar REC”. A más de ocho mil metros, el aire enrarecido reduce la sustentación y obliga a optimizar cada hélice. Las baterías pierden rendimiento con el frío extremo y cualquier ráfaga puede desestabilizar el encuadre. Para un resultado así, el sistema debió operar con parámetros finos: gestión térmica para mantener energía disponible, controles de vuelo que ajustan microcorrecciones y sensores que evitan obstáculos en un relieve traicionero.
El Mavic 4 Pro respondió sin cortes, algo que muy pocos equipos pueden sostener en ese contexto. La proeza subraya avances en cámara, estabilización y seguridad activa. Un dato agridulce para los entusiastas de Estados Unidos: el modelo aún no se comercializa allí por restricciones y controles que traban su llegada al mercado.
Más que cine: logística en altura
El video deslumbra, pero DJI ya pisa el Everest con otro tipo de misiones. El verano pasado, un FlyCart 30 realizó un abastecimiento entre el Campo Base y el Campo 1. Poco después, la misma plataforma se utilizó para bajar residuos de la montaña dentro de una campaña de saneamiento. En total, se retiraron cientos de kilos de basura desde áreas donde los helicópteros enfrentan riesgos y limitaciones.
Estas operaciones abren una puerta concreta: mover oxígeno, alimentos y equipos médicos en tramos cortos y críticos, con menos exposición humana y sin depender de ventanas de vuelo tan estrictas. La logística con drones no reemplaza a la aviación tradicional, pero la complementa en puntos donde la seguridad manda.
El impacto para el cine de montaña es evidente. Un plano continuo ofrece contexto, escala y un relato que no se fragmenta. La cámara sigue filos y seracs, y la línea de ascenso aparece sin trucos. Es una herramienta que favorece documentales y cobertura científica. El material sirve, además, para revisar riesgos, planificar rutas y entender cómo responden los equipos en altura.
Del lado del usuario común, la lectura es clara: la tecnología “prosumer” ya toca ámbitos antes reservados a producciones con helicóptero, grúas y presupuestos gigantes. Lo hace, además, con equipos plegables que caben en una mochila técnica.
Este hito no llega por accidente. Combina años de pilotos que prueban, empresas que iteran y normas que, de a poco, se adaptan a escenarios impensados hace una década. Hoy, un dron capaz de soportar frío, viento y aire fino captura un relato que parecía exclusivo del cine de gran formato. Ma Chunlin consiguió el plano que buscaba y DJI sumó un argumento fuerte: sus equipos no solo filman.
También resuelven tareas reales en el techo del mundo. Entre la épica del plano y la utilidad de las misiones de carga, el Everest se convierte en el mejor laboratorio para medir hasta dónde puede llegar un dron cuando la montaña pone todas las condiciones en contra.