Raquel Bolton: "Un médico no está para provocar la muerte, sino para acompañar"
La doctora Raquel Bolton, especialista en bioética, explicó los límites éticos y legales de la eutanasia en Argentina y su visión como médica.
Raquel Bolton
Agustín Tubio / MDZ¿Debe un médico provocar la muerte de un paciente que se lo pide? ¿Es un acto de compasión o un abandono? Estas preguntas atraviesan el debate sobre la eutanasia, una práctica que divide aguas en el mundo de la medicina y la ética. En diálogo con MDZ, la doctora Raquel Bolton, médica y magíster en Ética Biomédica, abordó el tema desde su experiencia y formación.
Bolton subrayó que más allá del dolor físico, los pacientes atraviesan procesos espirituales, emocionales y familiares al final de la vida. Defendió la importancia de los cuidados paliativos y la autonomía del paciente, pero también la objeción de conciencia de los profesionales.
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-¿Cómo se define la eutanasia?
-Hay una definición que yo utilizo mucho y que es muy concreta, muy simple: cualquier acción u omisión que, por su naturaleza y su intención, provoca la muerte para eliminar cualquier tipo de dolor y sufrimiento. En bioética, lo fundamental es la intención. ¿Cuál es la intención en provocar la muerte a un paciente que me lo solicita? ¿Es provocarle la muerte porque me la pide y no quiere seguir con esa situación? O yo se la estoy provocando desde una idea, una postura, un concepto filosófico, porque creo que esa persona ya no es útil para el mundo o para la sociedad
-¿Qué dice tu formación médica sobre el rol ante estos casos?
-Desde mi formación como médica, yo estoy para acompañarlo, para salvar su vida si puedo, y si no puedo, acompañarlo en esos momentos. Nosotros, cuando nos recibimos, hacemos nuestro juramento hipocrático, y el juramento está presente, siempre está presente. Hablábamos de eutanasia en la época de Hipócrates, y se sigue hablando.
-¿Qué hacés si un paciente te pide morir?
-Si ese paciente me insiste a mí, yo ya no estoy. Es decir, yo voy a tener otras opciones que presentar, no solamente eutanasia. Antes hablábamos de una medicina paternalista, lo que decía el médico era lo que se hacía. Hoy trabajamos desde la autonomía del paciente. Él es el que decide, pero nunca debe olvidarse que el que sabe, que lo acompaña, que lo medica y trata de asesorar, es el médico. Si yo ya no lo puedo acompañar, que sea otro profesional. Ahí presentamos la objeción de conciencia.
-¿Qué marco legal hay en la Argentina?
-Nosotros tenemos una ley, la 26.742, que es la Ley de Muerte Digna. El paciente tiene derecho a rechazar ciertos tratamientos que van a ser cruentos, desproporcionados, que él quiere rechazar. Lo puede hacer con extrema lucidez, con un consentimiento informado, que puede ser implícito, explícito o delegado en otra persona si no lo puede hacer. Pero tiene que estar lúcido para firmarlo.
Cómo definimos a la eutanasia
-¿Qué lugar ocupa la familia en esta decisión?
Generalmente la familia está avisada. Puede ser una decisión propia del paciente, pero generalmente la familia sabe del proceso. Uno acompaña. A veces hay enfermedades en las que continuar con tratamientos agresivos, desproporcionados, que ya son fútiles, solo prolonga la agonía. Entonces ahí está el límite del esfuerzo terapéutico. Utilizamos la terminología “adecuación del esfuerzo terapéutico”.
-¿Qué alternativas existen antes de la eutanasia?
Nosotros tenemos una ley y un programa nacional: los cuidados paliativos. Hay excelentes paliativistas formados especialmente para acompañar estos procesos. Son momentos de mucha reconciliación. El paciente quiere estar con su familia, con un amigo con el que estuvo peleado. Puede reconciliarse. Si profesa una fe, puede pedir que venga un rabino, un sacerdote, un pastor. Son momentos muy delicados y como médicos tenemos que acompañarlos con compasión, humanidad, apertura de corazón.
-¿Cómo se diferencia la eutanasia del suicidio asistido?
La eutanasia, o buena muerte, el buen morir, y el suicidio asistido están cerca. Pero el suicidio asistido es cuando el profesional de la salud le suministra una sustancia para que el paciente la consuma. Se lo asiste a morir. No es lo mismo que provocar la muerte directamente.
Hay alternativas posibles
-¿Por qué algunas personas eligen morir para no ser una carga?
Muchas veces pensamos que si nos enfermamos vamos a ser una carga para nuestros hijos, para nuestros nietos. Pero hay que diferenciar lo que es muerte de lo que es morir. La muerte es un hecho biológico: el sistema nervioso central deja de organizar todo el cuerpo y ya no es más un cuerpo, es un cadáver. El morir es un proceso, va de a poco. El paciente tenía libertad, autonomía, salía, y ahora tiene los límites de su habitación, de su cama. Eso lo va preparando. Como cuando te jubilas, decís “se acabó todo”, y no sabés que te esperan muchas cosas lindas.

