Padres, ¿están ahí? La urgencia de los límites en la era del celular
Entre pantallas y notificaciones crecen chicos sin marco claro, presencia de los padres, reglas consistentes y diálogo urgente para educar con salud digital.

Poner límites es posible, es como el amor, ante todo una decisión.
Archivo MDZEn un mundo híperconectado, la presencia de un celular en la vida de un niño o adolescente se ha vuelto casi inevitable. Lo que muchos padres aún no han dimensionado es que este dispositivo, se ha convertido en una ventana ilimitada que exige de su parte una intervención firme, amorosa y, sobre todo, urgente: la imposición de límites claros.
- ¿Sabes realmente qué hace su hijo con el celular cuando no lo está mirando?
- ¿La última conversación profunda en la mesa fue interrumpida por una notificación?
- ¿Notas que tu hijo se vuelve irritable o ansioso si tiene que dejar el teléfono por un rato?
- ¿Está el bienestar digital de tu hijo a merced de un algoritmo (videojuego) diseñado para captar su atención a toda costa?.
No se trata de demonizar la tecnología, que ofrece innegables beneficios, sino de reconocer sus riesgos y el impacto que el uso excesivo de las pantallas o no regulado tiene en el desarrollo neurológico, emocional y social de los menores. Estudios recientes asocian la exposición precoz y constante a las pantallas con un mayor riesgo de problemas de salud mental como depresión, ansiedad, baja autoestima y dificultades en la regulación emocional.
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El riesgo de la ausencia
El principal desafío no es el celular en sí, sino la ausencia de una guía adulta que lo discipline. Cuando los padres optan por la permisividad o la delegación total del control al propio niño (un autocontrol que es imposible pedir en ciertas edades), están dejando su desarrollo a merced de una estimulación constante del sistema de recompensa del cerebro, lo que puede consolidar patrones adictivos. Pensemos, por ejemplo, en el roblox con su adicción a los eventos y apuestas.
Algunas cuestiones para revisarnos los adultos a modo de examen de conciencia:
- ¿El celular le está ganando la batalla al sueño de los niños?. Un sueño reparador es esencial. Si el teléfono está en la habitación,
- ¿Realmente duermen las horas que necesitan o están navegando hasta altas horas?.
- ¿Tengo control sobre esto?.
- ¿Está el tiempo de pantalla desplazando actividades vitales? El deporte, la lectura, el juego no estructurado con amigos y la convivencia familiar son cruciales.
- ¿Cuánto tiempo real les dedica su hijo en comparación con las horas frente a la pantalla?.
- ¿Quién es el modelo a seguir en casa? No podemos pedirles que suelten el teléfono si nosotros mismos estamos constantemente revisando notificaciones en la mesa o antes de dormir. El ejemplo es el primer y más poderoso límite.
Establecer límites no es castigar; es proteger y enseñar
Es una muestra de amor que prepara a los hijos para la autorregulación y el discernimiento en la adultez. Sin límites no amor, la falta de ellos es interpretada por los niños (de manera inconsciente) como abandono parental.
- Reglas claras y negociadas: no impongas desde la bronca. Hablá con tu hijo, explicale el por qué es importante limitar el tiempo (ej. "para que tu cerebro descanse", "para que hablemos", etc). Establezcan juntos un "Contrato Familiar" con horarios y zonas libres de pantallas.
- Zonas y horarios "offline": implementá la regla de "No Pantallas" durante las comidas, las reuniones familiares y, crucialmente, al menos una hora antes de ir a dormir. El dormitorio debe ser un santuario de descanso.
- Fomentá alternativas atractivas: la mejor manera de limitar el uso es ofrecer opciones más interesantes. Animar al deporte, al arte, a la música o simplemente el aburrimiento creativo.
- Ser un consumidor crítico, no solo un supervisor: más allá de las horas, hablen sobre el contenido. Pregúntele qué ve, qué le gusta, y formenlos sobre los riesgos (ciberacoso, información falsa, privacidad, adicción). Enséñenles a dudar de lo que ven en internet.
- Usa la tecnología a tu favor: las herramientas de control parental y las configuraciones de tiempo de uso pueden ser aliadas poderosas, especialmente para los más pequeños.
La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, pero el cerebro de tu hijo sigue su propio compás. No dejen que la facilidad de tenerlo "entretenido" se convierta en una hipoteca de su salud mental. Es momento de tomar el timón, poner límites y revalorizar lo que ocurre cuando se apagan las pantallas y la vida real vuelve a encenderse. Utilizar el celular para entretener a un niño en un viaje, en una sala de espera, etc, es hacerlo adicto a un chupete peligro.
Padres, ¿están ahí?
¿Están presentes en la vida de sus hijos? No digan que no pueden poner límites, en todo caso no quieren, no buscan ayuda o les resulta más cómodo evitarse conflictos y berrinches. Si no podes, pedí ayuda, pero en casa son los primeros responsables. Poner límites es posible, es como el amor, ante todo una decisión. No poner límites es una falta de amor y un ejercicio irresponsable de la responsabilidad parental.
* Mg. Juan Manuel Ribeiro, especialista en educación.