"Terminé con la mercadería"

Caso Aliaga: escuchas telefónicas del día en que enterraron el cuerpo

El 1 de agosto, dos de los presuntos secuestradores mantuvieron una conversación en la que habrían planificado cómo deshacerse del cuerpo del empresario. Las antenas telefónicas indican que uno de ellos estaba en Costa de Araujo, muy cerca de donde se halló el cadáver. Pistas de un plan oscuro.

Facundo García
Facundo García domingo, 20 de septiembre de 2020 · 07:04 hs
Caso Aliaga: escuchas telefónicas del día en que enterraron el cuerpo
¿Cómplices? Gastón Curi (izquierda) en un retrato que le tomaron durante una exclusiva fiesta. El de la derecha es Yamil Rosales.

Diego Aliaga fue secuestrado el 28 de julio por un grupo de al menos cinco personas. La hipótesis de la querella es que lo golpearon para obligarlo a firmar documentos, de forma que el empresario cediera propiedades a sus captores. Una vez que lo hizo, los delincuentes decidieron asesinarlo. Y era todo un tema, porque tenían de deshacerse del cadáver.

¿Cómo descartar un cuerpo sin levantar sospechas? ¿Dónde dejarlo? Todas esas preguntas -dudas criminales- deben haber sobrenadado por la mente de los secuestradores. 

Hasta ahora, permanecen detenidos e imputados Diego Barrera; su pareja Bibiana Sacolle, los hijos de la mujer, Gastón y Lucas Curi y el chofer Yamil Rosales. Este último era uno de los pocos empleados que siguió trabajando para la empresa de transportes Solcito -propiedad de Sacolle- a pesar de la pandemia. 

Se cree que Gastón y Yamil pueden haberse encargado del ocultamiento del cadáver

Gastón Curi y Rosales habrían sido los encargados de organizar el ocultamiento del cadáver. Al menos así lo sugieren las escuchas que llevaron adelante los agentes de Investigaciones de la Policía de Mendoza en la instrucción que lidera el fiscal Fernando Alcaraz.

En un clima de confianza y con sobrenombres levemente hilarantes, la impresión es que concretaron el plan hablando en código.

El lugar donde enterraron al empresario.

"Terminé con la mercadería"

El sábado 1 de agosto, Gastón y Yamil se comunicaron varias veces. La Justicia ya había intervenido sus teléfonos y MDZ consiguió acceder a parte de estos diálogos. A las 16:10 se produce el siguiente contacto:

Gastón Curi— Bichi, echá gasoil entonces y andate al 911.

Yamil Rosales— Dale, me voy al 911. Chau.

Se cree que "el 911" podría ser el sitio en el que enterraron al muerto. Trece minutos después se vuelve a producir un intercambio. Las antenas de telefonía indican que el celular de Rosales se acercaba a Costa de Araujo, cerca del sitio en el que se encontraron los restos de Aliaga. 

Gastón— Bichi, ¿te ubicaste dónde era el 911?

Yamil— Sí, papito, estoy llegando. 

Gastón— Es una antes del Jocolí. Por ahí creo que era.

A las 19:13 se produce otra comunicación. Se sospecha que para ese entonces Rosales ya se había deshecho del cuerpo, que estaba enterrado en un camino vecinal, unos 15 kilómetros campo adentro. Asimismo, a los pesquisas les llamó la atención que ambos imputados hablaran de "cuestiones laborales" un día sábado.

Yamil— Escuchame, ya terminé con la mercadería. Ya la entregué toda.

Gastón— ¿Firmaste todas las declaraciones? ¿Todo bien?

Yamil— Todo firmado.

Gastón— Bueno, papito, te paso la ubicación así vas a buscar la bici.

Yamil— dale, la paso a buscar de pasada y ya nos vemos el lunes.

Gastón— Dale, querido (...). Después hablamos. 

Rosales es chofer de la empresa "Solcito"

Hallazgo

Como contó este diario, el cuerpo de Diego Aliaga fue encontrado el 10 de septiembre. Estaba a medio metro de profundidad, en un campo yermo, cerca del camino que conduce a Gustavo André. 

El área en la que hallaron al cadáver.

Para develar el punto exacto en el que estaba Aliaga -habría sido imposible detectarlo en semejante inmensidad- los investigadores habrían contado con la colaboración de Rosales, que firmó un acuerdo de cooperación como "arrepentido" a cambio de una eventual reducción de la condena.

Hoy el lugar donde se excavó el pozo sigue tan desolado como siempre, con el solo detalle de una humilde cruz de madera que se sostiene a pesar del viento: alguien la colocó en memoria del hombre asesinado.

  • Investigación: Jorge Caloiro - Facundo García
  • Para aportes o comentarios, puede escribir a fgarcia@mdzol.com
Diego Aliaga tenía 51 años y era padre de dos hijos.

 

 

 

 

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