Fue condenado por el asesinato de dos prostitutas y ya está en su casa

La polémica por el otorgamiento de arresto domiciliario para presos peligrosos continúa y comienzan a conocerse nuevos casos. En las últimas horas se conoció el caso de Héctor Barroso, quien fue condenado en la ciudad bonaerense de Mar del Plata por participar en el asesinato de dos jóvenes prostitutas.

El hombre de 62 años debía estar preso hasta diciembre de 2029, pero por el riesgo de contagio de coronavirus y por su "buena conducta" recibió el beneficio de prisión domiciliaria y ya se encuentra de regreso en su casa junto a su esposa.

El almacenero es hipertenso y está en tratamiento. Su esposa fue la persona que firmó el acuerdo para asumir el rol de tutora y que Barroso pudiera dejar el penal de Batán, donde pasó los últimos 15 años detenido.

La Justicia lo había condenado primero a 30 años de prisión y luego redujo la pena a 25, pero en el contexto de la pandemia entendieron que estaba autorizado para recibir beneficios de libertad anticipada o prisión domiciliaria y cumplirá lo que le queda de su condena controlado por medio de videollamadas, según indicó La Capital.

En 2004, cuando fue condenado, Barroso no tenía la conducta ejemplar que mantuvo en la cárcel. Era un violento con su esposa y acostumbraba a salir de noche con varias prostitutas. En aquel momento, le pidió a un amigo exboxeador que asesinara a Verónica Juárez, una prostituta que se había convertido en su amante.

Juárez desapareció y su cuerpo fue descubierto casi seis meses después en el fondo del pozo ciego de la casa del amigo de Barroso. Para ese entonces, Barroso ya había sido detenido por el crimen de otra prostituta con la que mantenía una relación: Analía Fuschini. Con el avance de la investigación, tanto Barroso como su amigo y cómplice fueron condenados por los homicidios.

En noviembre de 2017, Barroso obtuvo salidas transitorias por 8 horas bimestrales. En junio de 2018 se ampliaron las salidas transitorias por un período de 12 horas semanales bajo palabra de honor y un año después fue incorporado al régimen de semilibertad para realizar tareas laborales bajo la supervisión de su esposa, y salidas transitorias semanales para afianzar los vínculos familiares.