Triple Frontera

La banda que impide que los chicos vayan a la escuela en la Triple Frontera

La semana pasada, los comedores comunitarios de la zona no pudieron abrir su puertas a causa de los tiroteos. Ahora las mamás reclaman seguridad porque empiezan las clases. La locura de vivir bajo la Ley del más fuerte.

Facundo García
Facundo García miércoles, 26 de febrero de 2020 · 06:31 hs
La banda que impide que los chicos vayan a la escuela en la Triple Frontera
asentamiento nk "Si nuestros hijos e hijas salen a la calle, corren riesgo de morir de un balazo", dicen las mujeres.

Marcia (42) habla y en el fondo se escucha la voz de los niños. Por lo menos hoy, no se oyen tiros en el asentamiento Néstor Kirchner. El barrio ubicado en la Triple Frontera de Godoy Cruz, Maipú y Luján fue un campo de batalla durante el pasado fin de semana. Incluso un nene de 15 años fue asesinado en medio de las balaceras.

"Hoy pudimos estar un rato afuera. Desde el miércoles no salíamos por miedo a que nos maten"

 

Ahora que todo parece tranquilo, esta mamá de 4 hijos y abuela de 2 nenes revela cómo se sobrevive en uno de los rincones más postergados del conurbano mendocino. Pide lo mismo que otras madres: que los chicos y chicas puedan asistir a la escuela. Y solicita que se resguarde su apellido porque vive cerca de una banda que podría tomar represalias.

—Hoy pudimos estar un rato afuera. Desde el miércoles no salíamos por miedo a que nos maten— se sincera Marcia—. Ni siquiera abrían los comedores adonde llevamos a los chicos, porque ya era imposible circular.

ASÍ ES EL PAISAJE EN UN DÍA DE TRANQUILIDAD.

Se refiere a los comedores Pancitas Llenas y Los Peques, que intentan -como pueden- garantizar que los nenes de la zona tengan un almuerzo y una mediatarde. Días atrás, cuando se desató la "guerra" entre facciones, los niños tuvieron que conformarse con mate cocido. 

Ni siquiera quedarse encerrados es garantía de vida. El Néstor Kirchner es un amasijo de casitas construidas con madera y nylon, por lo que un disparo puede atravesar varias paredes. Sobre todo si se tiene en cuenta que en los procedimientos policiales se han hallado armas muy letales, como una escopeta doble caño y una granada.

—Ese momento es así: te tirás al suelo y no sabés si te vas a morir— simplifica Marcia sin ningún idealismo.

El detonante

La mujer sostiene que no existen dos bandas en el NK. Dice que hay una sola, y que llegó hace unos ocho meses. "Es gente del Barrio Pablo VI. Los tipos siempre andaban dando vueltas por acá, pero hace unos ocho meses echaron a una familia vecina y le ocuparon la casa", recuerda.

"Después se empezaron a juntar pibes en esa casilla. Se apropiaron de más casas. Son chicos: el jefe no debe tener más de 25 años. Pasaban empastillados o pasados de cocaína, a los tiros, y nos teníamos que guardar todos", se lamenta Marcia.

La paciencia duró hasta el lunes, cuando una nena que estaba andando en bicicleta por la villa casi muere a causa de los balazos. "La mamá de esta nena fue a quejarse a una de las casillas ocupadas por esta banda y la recibieron pateándole la cabeza. Le pegaron los hombres y las mujeres, y hasta le tiraron sillazos". 

Marcia sostiene que, hartos de abusos, varios vecinos decidieron ir a hacer la denuncia a la Comisaría 10°. "Hemos denunciado muchas veces, hemos pedido ayuda a la municipalidad, y nunca pasa nada", se indigna. Y añade que el viernes, ya cansados de la inacción, cortaron la calle. Eso habría originado los allanamientos donde se secuestraron armas y se detuvo a cuatro personas.

—A esa altura, esta banda que viene del Pablo VI ya tenía broncas por todos lados. Los vecinos de acá nos conocemos hace mucho, así que no queríamos que venga gente a rompernos la paz. Alguien debe haber reaccionado.

MARCIA (42) SE COMUNICÓ CON LA REDACCIÓN PERO NO QUISO DAR SU APELLIDO.

Sábado sangriento

El sábado, el ambiente en el NK se cortaba con un serrucho. Poco después de las 15, empezaron a escucharse detonaciones e insultos.

"Yo me tiré al piso junto con mis dos nietos, no fuera a ser que un balazo atravesara las paredes", relata Marcia con un hilo de voz. "Entre el lío, escucho que alguien llora porque mataron a un pibe. Salí y lo vi boca abajo, no se movía. Mientras, los que le dispararon se escapaban de casa en casa. ¿Sabés cómo? Ingresaban y amenazaban a los hijos de las vecinos con los revólveres, para que los dejaran escabullirse de un lado a otro". A las pocas horas se supo que el muerto era Agustín Exequiel Galdámez, un joven de 15 años.

Como cualquier relato, el de Marcia es parcial, aunque eso no lo hace menos valioso. Es posible que retrate una parte de lo que pasa en el área. De otra forma no se entiende, por ejemplo, que luego del asesinato del adolescente "un grupo de vecinos" haya ido a quemar casas al Pablo VI. ¿Quiénes eran? ¿Quién los dirigía?

UNA DE LAS CASAS QUEMADAS EN EL PABLO VI.

"Acá en el NK también hubo casas quemadas -reconoce la entrevistada-. Se incendiaron las 4 que había tomado la banda esta y por el fuego quedaron destruidas 3 que eran de otros vecinos".

Marcia asegura que las mamás del NK quieren dejar de padecer por el futuro de sus hijos. Ruegan que ese rincón de la ciudad se tranquilice, porque mañana empiezan las clases. "Es indispensable que los comedores puedan trabajar, porque a ellos también los tienen amenazados. Queremos que los chicos vayan a la escuela con normalidad. Que puedan alimentarse. Y que se haga justicia por este pibe asesinado".

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