Más pruebas complican al policía acusado por el travesticidio de Melody en la Costanera Norte

La fiscal de Homicidios Andrea Lazo decidió agravar la imputación contra el policía sospechado de asesinar a tiros a la travesti Melody Barrera (27) durante la madrugada del 29 de agosto. Por lo tanto el panorama judicial del policía Darío Jesús Cháves se complica, porque ahora está acusado de homicidio agravado por violencia de género, uso de arma de fuego y -la novedad- también por ser agente de las Fuerzas de Seguridad y haber atacado a la víctima cuando esta no podía defenderse.
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Hace un mes, los pesquisas notaron que un Volkswagen Bora muy parecido al que se había visto en las inmediaciones del sitio en el que mataron a Melody estaba estacionado, aunque sin patente. Pronto descubrieron que el conductor del coche era Cháves, quien había conversado con un testigo sobre "matar al travesti" (sic). En consecuencia fue detenido.
Ahora, el hecho de que en la noche del crimen el sujeto haya disparado al menos seis veces con su arma reglamentaria y con alevosía -es decir en una circunstancia en la que Melody estaba completamente indefensa- se convierten en un problema más para los abogados defensores, que deberán ver cómo hacen para que el sospechoso zafe de la prisión perpetua.
Cadena de violencias
Cuando murió Melody, ya se habían producido en Argentina 62 travesticidios. La expectativa de vida de esas mujeres, de hecho, no supera los 45 años. Es más: el promedio de edad de las personas trans que han muerto en 2020 no llega a los 40. Es la mitad de lo que espera vivir el resto de la población.
Y a pesar de que existe una gran cantidad de organizaciones que tienen miradas distintas sobre cómo y por qué debería existir más ayuda, en una cosa hay acuerdo: el final de Melody fue en buena parte un "travesticidio social", un fallecimiento que podría haberse evitado de no existir una cadena de exclusiones que se multiplica en hogares, escuelas, trabajos, etc.