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Los Gargantini: vinos, políticas y los goles de la Lepra mendocina

La familia Gargantini está ligada a la historia mendocina. Vinos, bodegas y el origen de Sportivo Independiente Rivadavia, el equipo que salió campeón.

gagantini bodega grande

Los Gargantini serán personas de "molto lavoro". El precursor, Gerónimo Bautista Gargantini (1861 – 1937), llegó a Buenos Aires en 1883 proveniente de Collina d'Oro, una comuna suiza del cantón del Tesino, situada en el distrito de Lugano, lugar donde se “parla” en italiano más allá de su raíz helvética.

Desde el mismo puerto capitalino de Buenos Aires se dirigió a Mendoza. Trabajó un tiempo como albañil. Luego aprovechando conocimientos "mamados" en su lugar de origen, fue vendedor de fiambres y embutidos en el Mercado Central de la Ciudad de Mendoza, convirtiéndose simpáticamente en "el tano de los salames y los quesos".

Empezó con mucho trabajo, pero indudablemente su futuro no estaba entre la mozzarella, parmeggiano, provola o ricotta. Y si bien aquellos "formaggi fatti con la ricetta della nona" (quesos elaborados con la receta de la abuela) eran muy solicitados (ayer y siempre), el camino de los Gargantini surcará otro derrotero.

gargantini cara

Tuvo suerte Gerónimo Bautista; al poco tiempo de llegar a Mendoza se relacionó con la colectividad italiana, surgiendo así, junto a otros inmigrados (Juan Giol y Pascual Toso) la idea de iniciarse en el rubro que también incursionaron sus antepasados en Europa: la elaboración de vinos.

La primera sociedad de Gargantini fue con Pascual Toso (1890) e inmediatamente se sumaron también Juan Giol y otros hermanos de Toso. El azar quiso también que la relación comercial girara en un lazo familiar, pues en pocos años Giol y Gargantini, pasaron a convertirse en concuñados (contrajeron matrimonio con las hermanas Bondino: Margarita y Olivia).

Su primera bodega la tuvieron en Guaymallén (Mendoza) y al cabo de diez años ya ocupaban un lugar importante en la industria vitivinícola. Luego “los concuñados asociados" decidieron invertir en la compra de 48 hectáreas en Maipú. Desde ahí darán el gran salto.

Construirán una emblemática bodega. A tal punto creció la reputación de la sociedad "Giol - Gargantini", que el 23 de julio de 1910, recibieron en su nueva bodega de Maipú la presencia del entonces presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, y del Gobernador de Mendoza, Rufino Ortega (h).

Se agrandó: llegó a Rivadavia

La política de extensión empresarial los llevará a comprar propiedades en distintos puntos de la provincia. Uno de esas proyecciones será en Rivadavia.

La primera propiedad que la sociedad Gargantini - Giol compró en Rivadavia fue el 10 de julio de 1906. Pertenecía a Ramón Manen. El terreno adquirido comprendió una extensión de 1.922 hectáreas / 9.788 m2. En mayo de 1910 la "sociedad" adquirió una segunda propiedad a Francisco Raffo (hijo de Fernando, aquel intendente de la Ciudad de Mendoza en 1889) de 3.098 hectáreas. Pero ya, un año antes, habían comenzado la construcción de la Bodega "La Florida del Medio", futuro destino del hijo de Gerónimo: Juan Bautista Gargantini.

Juan Bautista, el hacedor

Nacido en Mendoza, el 11 de noviembre de 1891. Su padre lo envió a estudiar a Lugano (Suiza) donde recibió la instrucción primaria, para luego capacitarse en temas contables. En esa época de estudiante se las "rebuscará" vendiendo chocolates y fiambres, comenzando paralelamente a cimentar su nuevo vicio acompañando a su abuelo Pietro: la política y el naciente fútbol europeo. Este hecho marcará considerablemente su vida y será factor determinante en su concepción sobre la sociedad, el trabajo, el deporte y la función pública.

Volverá a Mendoza a fines de 1910, encontrándose con la noticia del regreso de su familia a Suiza, habiendo dispuesto su padre conservarle solamente una propiedad. La ya nombrada "La Florida" de Rivadavia.

Bautista Gargantini se afincará en Rivadavia, y desde ahí genera un amplio polo de desarrollo cultural y económico hasta 1950 cuando decidiera dejar la dirección de la empresa bajo la conducción a sus hijos Alberto y Carlos.

Facetas sociales en la acción de Gargantini

El compromiso social de Bautista Gargantini con la comunidad rivadaviense fue grande. Construyó una escuela en los terrenos de su propiedad, asumiendo el gasto del personal y todos los insumos materiales de maestranza. Paralelamente, montó un comedor escolar para los estudiantes, y fue dicha escuela uno de los primeros colegios provinciales que contó con guardería infantil para los hijos de sus trabajadores.

Inauguró también una biblioteca, nutrida de libros de su colección particular y dispuso una casa para la directora y los maestros. Finalmente, la empresa construyó un nuevo edificio para 600 estudiantes inaugurado en 1948.

El Bautista Gargantini será un estadio boutique. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ
El Bautista Gargantini será un estadio boutique. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ
El Bautista Gargantini será un estadio boutique. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

También contempló lo artístico y una pionera escuela de oficios. En horarios vespertinos, tras la jornada de trabajo en la empresa se desarrollaban en la sede escolar: talleres de danzas típicas, teatro y coro, como además cursos de capacitación en cocina, corte y confección, peluquería, dibujo, pintura, plomería, dactilografía, etc.

En sintonía con todo esto, la empresa contaba con un taller muy amplio que contemplaba la rama mecánica, electricidad y metalurgia; más una carpintería y una herrería, donde trabajaban aproximadamente cien personas, además de un cuerpo de sesenta toneleros estables, muchos de ellos surgidos de las capacitaciones sobre artes y oficios que la misma empresa brindaba.

La acción benefactora de Gargantini no se detuvo. Construyó la capilla del lugar y la sala de "maternidad y de primeros auxilios" (1945), con capacidad para atender y alojar hasta treinta pacientes (convenio mediante con la Provincia de Mendoza por la cual se comprometía a pagar la mitad del personal). También la empresa abrió un comedor para los obreros de la firma que atendía aproximadamente 200 personas por día. Pero su obra más significativa en el área social fue la donación de terrenos a la provincia para la concreción de dos barrios con 300 casas para sus empleados: "Barrio La Florida" y "Barrio Rivadavia", generando un sistema de crédito y financiación entre los empleados y la firma Gargantini. Habrá más; donó una casa de su propiedad para que funcionara el Registro Civil y una comisaría en la zona de Los Campamentos.

Bautista fue un ferviente cultor del deporte rivadaviense. Fundó la actual institución vecinal "Club Gargantini", símbolo emblemático del lugar y campeón de fútbol en varias temporadas de la Liga Rivadaviense. Su hinchada era una de las más populosas.

Arriba la Lepra

Fanático futbolero; y con esto de tener el "corazón partido" (viviendo intensamente entre la ciudad capital de Mendoza y Rivadavia) se convirtió también en uno de los hacedores del club Independiente Rivadavia, que en un primer momento se había denominado Club Atlético Independiente (fundado el 24 de enero de 1913), y que tenía como antecedente directo, más lejano, al escindido Atlético Belgrano (el club de "los italianos").

Haciendo un poco de historia futbolera encontramos que en 1917 se constituyó la "Unión Mendocina de Fútbol" (fusión de la Federación Mendocina de Fútbol de 1913 y la Delegación de la Liga de Fútbol de 1916) con una fuerte presencia de dirigentes del "archirrival" Gimnasia y Esgrima, quienes sancionaron al Club Atlético Independiente.

Independiente Rivadavia campeón Copa Argentina 2025

Para sortear la sanción crearán un nuevo club, síntesis de la unión de Club A. Independiente y Sporting Rivadavia (club que también había fundado Gargantini), con el nombre de “Club Sportivo Independiente Rivadavia” (1919), hecho que fue rechazado por la Unión Mendocina, llevando la situación a romper con la institución madre del fútbol mendocino.

Los hechos sucesivos harán que se conforme una nueva asociación con un grupo de instituciones que apoyaban al club "azul": la "Asociación Amateur Liga Mendocina de Fútbol", encontrando a Gargantini como uno de sus impulsores.

Pero la política y el fútbol siempre se cruzaron. El nuevo agrupamiento tenía un fuerte sesgo "lencinista", y no dejó de ser un hecho político que ayudará considerablemente para la campaña a gobernador del año siguiente que llevaría a Bautista como vicegobernador de Carlos W. Lencinas.

Meses después, Gargantini logrará unir las asociaciones en discordia, dando lugar a la definitiva "Liga Mendocina de Fútbol" (19219 de la cual será fundador y futuro presidente.

La impronta de Gargantini fue determinante en la constitución del nuevo club del parque. Más allá de la determinación concreta en la elección del "azul" (por la “azzurro”: azul cielo en italiano) para su camiseta y la complementación del nombre histórico: Independiente Rivadavia, agregaremos que a fines de 1922 el gobierno mendocino dispuso por Ley la cesión de los terrenos del Parque San Martín al Club Sportivo Independiente Rivadavia. Todo se definió de un "plumazo", siendo Bautista el vicegobernador, siendo él quien firmó el proyecto de iniciativa. El actual estadio de Independiente Rivadavia (“la catedral del parque) lleva su nombre.

Su pasión también fueron los caballos. Socio del Jockey Club Mendoza y Jockey Club Buenos Aires fue un ferviente seguidor de la hípica mendocina y nacional. En sus viajes siempre aprovechaba para acercarse a los grandes hipódromos del mundo. Propietario de caballos de carreras "ganadores" (importó padrillos y potrancas) y mecenas de distinguidos jockeys nacionales, además de poseer un stud en Rivadavia y en el hipódromo de Mendoza. En el harás rivadaviense no solo criaban caballos de carrera, sino que albergaba a más de ochenta caballos para la actividad laboral y cientos de mulares para el acarreo de uva.

Garagntini fue además un apasionado por las corridas de toros. Rivadavia contaba por aquel entonces con una ordenanza municipal desde 1890 que autorizaba y supervisaba actividades lúdicas con animales. Y no solo había una ordenanza, sino que también existía la figura del "Juez Municipal de Canchas de Cuadreras, Reñideros de Gallos y otras actividades lúdicas". Por ende, el departamento poseía los argumentos formales para ser un polo de atracción para este tipo de manifestaciones populares. Dichos encuentros se multiplicaron por décadas, sobre todo en tiempos de Gargantini como concejal (1917) e intendente (1918).

Pero un nuevo hábito se despertará en Rivadavia (muy propio del gusto de Bautista) como fueron las corridas de toros. Hecho inédito, no solo en la provincia, sino también en el país. Son recordadas "las corridas" en conmemoración del aniversario rivadaviense de abril de 1922, cuando los domingos 16 y 23 de ese mes, fueron organizadas por la Asociación de Socorros Mutuos. Obviamente, el evento contó con el apoyo del reciente electo intendente "lencinista", Cesar Ciuffini, y la estelar presencia del vicegobernador Bautista Gargantini, recién consumado su triunfo con Carlos W. Lencinas.

En el plano productivo, a los famosos vinos finos ("Colina de Oro", "Eminencia", "Russell", "Florida") y de mesa ("Gargantini"), debemos agregar la elaboración del champagne fermentado en botella ("Garré"), producto surgido por el asesoramiento de enólogos franceses contratados por Gargantini en 1948.

También la elaboración de mistela, alcohol y vinagre de uva formaron parte de la producción del complejo industrial, destacándose también por el embasamiento de aceitunas y aceite de oliva llegando a contar con más de 120.000 plantas de olivo en 1960.

Pero, sin temor a equivocarnos, el orgullo más grande de la empresa era poder ostentar el título de tener "el paño de viñedos más grande del mundo" de más de mil quinientas cincuenta (1.550 has.) hectáreas plantadas de viña y parral. Un orgullo nacional que ostentaba desde sus fincas rivadavienses.