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Lionel Messi en las urnas: lo que revela el voto de la desconfianza argentina

Bajo clima de desencanto, crece el deseo de un líder creíble, Lionel Messi y Scaloni, como síntoma de una política sin confianza. El reto es recuperar la fe.

Mañana, 26 de octubre, Argentina volverá a las urnas. Pero más que una elección legislativa, el clima social parece anticipar un plebiscito del desencanto. Una encuesta reciente que preguntó a quién votaríamos si los candidatos fueran figuras ajenas a la política, ubicó a Lionel Messi y Lionel Scaloni entre los favoritos. No es un dato anecdótico: es un síntoma.

Lo que a simple vista parece un juego es, en realidad, una señal de ruptura entre la ciudadanía y su clase dirigente. Los argentinos ya no buscan oradores ni ideólogos; buscan líderes que inspiran confianza, cumplan promesas y representen algo más que un partido. Y en el imaginario colectivo, esos valores hoy parecen estar más cerca de una cancha que de un Congreso.

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Lionel Messi, capitán de la selección

Lionel Messi, capitán de la selección

El voto como catarsis

El fútbol, ese espejo que refleja nuestra identidad nacional, muestra un liderazgo distinto: basado en el mérito, el esfuerzo y la coherencia. La “Scaloneta” prometió trabajo y humildad, y cumplió. La política, en cambio, promete y posterga. Messi y Scaloni no necesitan actuar. Se los ve sufrir, llorar y celebrar con autenticidad. Esa transparencia emocional es justamente lo que buena parte de la sociedad extraña en su dirigencia.

El fenómeno evidencia un cambio profundo: el ciudadano ya no busca discursos, sino coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Quiere orden sin autoritarismo, liderazgo sin caudillismo y resultados sin soberbia. Y ante la falta de referentes reales, deposita su esperanza en un terreno simbólico: el del héroe deportivo que gana con esfuerzo, sin trampas y con la camiseta transpirada.

El voto de la desconfianza

El llamado “voto no político” es, en realidad, un voto de castigo. Una manera de decir “basta” sin dejar de participar. Detrás del deseo de elegir a Messi o Scaloni hay un mensaje claro: la política perdió la pelota.

La desconfianza hacia el sistema ya no es solo ideológica; es emocional. El ciudadano no se siente traicionado por las ideas, sino por las conductas. Por eso, cuando muchos imaginan al capitán de la Selección al frente del país, no están eligiendo a un futbolista: están rechazando a una clase dirigente que hace tiempo dejó de representar.

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Lionel Scaloni, técnico de la selección

Lionel Scaloni, técnico de la selección

Una advertencia a la dirigencia

Las elecciones de mañana no solo definirán bancas: definirán cuánta fe queda en las instituciones. La verdadera disputa no es entre partidos, sino entre la esperanza y el desencanto.

El desafío para la política no es competir con Messi, sino recuperar la confianza. Volver a ser creíble. Porque cuando un pueblo empieza a soñar con un capitán en lugar de un candidato, el problema no está en el fútbol: está en una política que se quedó sin hinchada.

* Lic. Eduardo Muñoz. Criminólogo. Divulgador en Medios. Análisis criminológico aplicado a temas sociales de actualidad y seguridad.

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