La elefanta Kenya llegó a Brasil, tomó agua de coco y se prepara para vivir en libertad
El fin de semana la elefanta Kenya atravesó Misiones y esta mañana entró a Brasil. Así terminaron 136 años de elefantes en cautiverio en Argentina.

La elefanta Kenya tomó agua de coco cuando llegó a Brasil.
Santuario global de elefantesCada vez falta menos para que la elefanta Kenya viva en libertad en el santuario de Mato Grosso. Después de 3 días de viaje, Kenya llegó a Brasil y ahora debe recorrer 1.300 kilómetros hasta el predio donde la esperan Guillermina y Pupy.
El largo viaje de Kenya
Kenya vivió 40 años en cautiverio en el Ecoparque de Mendoza. Después de 7 años de entrenamiento, el viernes 4 de julio entró a la última jaula que verá en su vida y partió del exzoológico de Mendoza cerca de las 19.
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En la caravana van su cuidador, su adiestrador y veterinarios especializados para atenderla ante cualquier eventualidad. Pero hasta ahora, las paradas han sido solo para que la elefanta Kenya pueda comer y los cuidadores puedan limpiar el recinto.
El fin de semana Kenya pasó por Misiones por la ruta 12 y esta mañana a las 7 atravesó la frontera con Brasil en la aduana de Puerto Iguazú. Ahora solo tiene que recorrer unos 1.300 kilómetros hasta el Santuario en Mato Grosso.
Con la salida de la elefanta Kenya de Argentina, se cierra una triste historia de 136 años de elefantes en cautiverio en el país.
Las primeras actividades de Kenya en Brasil
Según informaron desde El santuario global de elefantes, Kenya tomó agua de coco, comió algunas frutas frescas como hierba, palmeras, bambú y caña de azúcar. Además, los cuidadores colocaron heno nuevo en su jaula.
Después de presentar todo el papelerío en la aduana, la caravana hizo un descanso y cuando todo esté listo volverán a la ruta donde serán escoltados por la Policía de Brasil.
La vida en libertad
La elefante Kenya vivirá en un santuario en Mato Grosso. El predio de 1.130 hectáreas, la elefanta tendrá espacio para deambular, tomar sus propias decisiones y explorar comportamientos naturales como buscar alimento y bañarse en el barro.
Además, por primera vez en décadas, podrá compartir con otro elefante, ya que en el santuario estará con Pupy, la elefanta africana que vivió en el zoológico de Buenos Aires. En el mismo lugar está Guillermina, pero está en otra zona porque es una elefanta asiática.