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Jubilación Anses: paso a paso para que alguien de confianza pueda cobrar por vos

Si no podés hacer los trámites de tu pensión o jubilación, podés nombrar a un apoderado. El proceso es sencillo y podés hacerlo en Anses sin necesidad de turno.

El trámite es un encuentro cara a cara que le da total validez y transparencia al nombramiento, asegurando que es tu decisión voluntaria.

El trámite es un encuentro cara a cara que le da total validez y transparencia al nombramiento, asegurando que es tu decisión voluntaria.

Para esas situaciones, el sistema previsional de Anses tiene una solución pensada para darte tranquilidad: la posibilidad de nombrar a un apoderado. Es, en esencia, designar a una persona de tu círculo íntimo o a un profesional para que sea tu representante, tu mano derecha en todo lo relacionado con tus haberes.

Cuando pensamos en alguien de confianza, lo primero que se nos viene a la mente es la familia. Y justamente, el sistema está diseñado para que designar a un familiar sea la opción más fácil de todas. Tu pareja, tus hijos, nietos, padres o incluso hermanos pueden asumir este rol. La gran ventaja es que el trámite para cobrar la jubilación es directo y rápido. No necesitás pedir un turno previo, lo que elimina una barrera importante y agiliza todo el proceso. Es la alternativa más elegida por su simpleza y por la cercanía que implica depositar esta tarea en alguien que ya forma parte de tu vida.

¿Quién puede ser apoderado para cobrar la jubilación?

jubilados
Una vez que el trámite está listo, tu apoderado se convierte oficialmente en tu voz ante Anses.

Una vez que el trámite está listo, tu apoderado se convierte oficialmente en tu voz ante Anses.

Pero la vida tiene muchas vueltas y no siempre un familiar es la opción más viable. Por eso, existen otras alternativas. Si estás en medio de un trámite legal o simplemente preferís el asesoramiento de un experto, podés nombrar a tu abogado. Si vivís en otro país, un banco puede actuar como tu representante para que no tengas que viajar. Y en situaciones más delicadas, donde interviene la justicia, también pueden serlo los tutores o curadores designados. El abanico de posibilidades es amplio, buscando siempre que encuentres la persona o entidad que te genere mayor seguridad.

Un trámite pensado para ser simple

Olvidate de la idea de que los trámites del Estado son un laberinto. En este caso, especialmente si elegís a un familiar, el camino es muy claro. Solo tienen que ir los dos juntos, el titular y la persona elegida, a la oficina de Anses que les quede más cómoda. Lo único indispensable es que ambos lleven su DNI. No hace falta nada más. Allí mismo, un empleado los va a guiar para que completen y firmen el formulario necesario. Es un encuentro cara a cara que le da total validez y transparencia al nombramiento, asegurando que es tu decisión voluntaria.

Si tu apoderado va a ser un abogado o si te encontrás en una situación particular, el proceso puede tener algún pequeño paso extra, pero sigue siendo accesible. Por ejemplo, un abogado puede registrarse y hacer parte de la gestión por internet, usando la Clave de la Seguridad Social. En otros casos, quizás necesites que tu firma en el formulario sea certificada por alguna autoridad, como la policía o un escribano. Lo importante es que, antes de empezar, le pegues una mirada a la web de Anses para confirmar qué necesitás exactamente. Así te asegurás de ir con todo listo y resolverlo en una sola visita.

¿Qué cambia en tu día a día?

Una vez que el trámite está listo, tu apoderado se convierte oficialmente en tu voz ante Anses. Esto te libera por completo de la obligación de moverte si no podés o no querés. El dinero puede depositarse en una cuenta bancaria del apoderado o puede ser retirado por ventanilla. Es una descarga de responsabilidad enorme que te permite enfocarte en lo que de verdad importa: tu bienestar.

Y recordá siempre esto: vos tenés el control. La designación de un apoderado se basa en la confianza, y si por cualquier motivo esa confianza se termina, podés dar marcha atrás de manera muy sencilla. Solo tenés que acercarte a una oficina con tu DNI y solicitar la baja. De la misma forma, podés cambiar de apoderado cuando lo necesites. Es tu derecho y una garantía de que la decisión final siempre estará en tus manos.