Juan María Segura: "El sistema educativo actual es vetusto y hay que repensar su diseño"
El ingeniero agrónomo y especialista en políticas públicas, Juan María Segura, reflexiona sobre el futuro de la educación, el rol de la inteligencia artificial y los nuevos lenguajes.

Juan María Segura.
Agustín Tubio / MDZEn el marco del Mes de la Educación, conversamos con Juan María Segura, ingeniero agrónomo, magíster en Administración de Empresas, Economía y Ciencias Políticas, además de especialista en Políticas Públicas. Es papá de cuatro hijos y un apasionado por provocar debates sobre cómo debe transformarse la escuela en una era atravesada por Internet y la inteligencia artificial.
En esta entrevista MDZ, asegura que “la educación que celebramos es un diseño del siglo XIX” y plantea que somos “analfabetos frente a los nuevos lenguajes que usan los jóvenes”. Juan María Segura, que es esposo, papá de cuatro hijos; Ingeniero agrónomo, magíster en Administración de Empresas en Economía y Ciencias Políticas, especializado en Políticas Públicas.
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-El portal de Juan María, JuanMaríaSegura.net, comienza con una frase que la voy a leer textual: "Hablar de Google en septiembre no es olvidar los legados de Sarmiento o Estrada, ni traicionarlos, sino justamente honrarlos". Y esto nos da pie, Juan María, para ampliar de Google a la IA, que es lo que está en boca de todo el mundo.
-Sí, no solo de la educación. Está en boca de todas las industrias. Prácticamente no hay nadie que no esté dedicado a una actividad productiva que no esté considerando seriamente la aplicación de herramientas simples o de nuevos diseños para llevar adelante las tareas que está llevando adelante. Septiembre es el mes en el que nace Google, allá por la década del 90. Y como septiembre es un mes dedicado a la educación —por el Día del Estudiante, el Día del Profesor, el Día del Maestro— es un lugar común hablar de la educación "legada", de un diseño de hace mucho tiempo, pensado a fin del siglo XIX. Y hoy seguimos recordando a esa educación. Y en septiembre, de alguna manera, la abrazamos y la celebramos. A mí me gusta provocar, (por eso soy agrónomo metiendo un pie en este lugar), diciendo: "No, pero también hablemos de cosas que parecería que no tienen que ver con la educación, pero que tienen mucho que ver con esta época". Y tiene mucho que ver con los nuevos planteos y desafíos que la época le hace a esa educación legada. Es un sistema que, frente a lo que le ha pasado a la época, a partir de Internet en 1993, hay que considerar seriamente desactivarlo.
-"Sistema vetusto" escuchamos en alguna de tus conferencias. ¿Qué salida tenemos? ¿Por dónde?
-La escuela es un diseño, una convención. Acordamos en determinado momento que, juntando y reuniendo determinado saber, disciplina, aulas, docentes, más una autoridad que regula un tiempo escolar, más mobiliario de determinada manera es útil para una sociedad. Si es útil, todos lo cuidamos. ¿Qué pasa en el momento que deja de ser tan útil porque no cumple con su propósito fundante? El propósito fundante de la educación, el principal, no el único, es que los chicos aprendan algo en particular definido por una currícula escolar. Y ese mandato no se está cumpliendo, ni se va a cumplir frente a lo que pasa fuera de la escuela. Entonces pensemos de vuelta si este es el diseño que necesitamos. Porque el docente ya no es el único poseedor del saber ni la escuela es el único territorio que te garantiza el encuentro con ese saber y, encima apareció esta última tecnología, la inteligencia artificial, que te hackea la organización de tiempos que tiene la humanidad; te permite hacer muy breve tiempo, cosas que antes te llevaban meses. (Aprender una lección, investigar, desarrollar la cura de una enfermedad, crear entendimientos o sacarle insights a un campo enorme de datos, por ejemplo). Entonces, es sumamente importante darse cuenta de que el sistema actual es vetusto, es un sistema pensado para otra época y para otra dotación de recursos y crear un espacio para pensar el nuevo sistema.
-Y con respecto a eso, el planteo era que somos todos analfabetos ¿Cómo lo resolvemos?
-Un investigador del MIT plantea una tesis que dice que el ser humano ha desarrollado a lo largo de su historia seis lenguajes. Primero, el que traemos con nuestro ADN, que es la oralidad; nos dio mucha capacidad organizativa. Luego creamos el lenguaje escrito, que es un segundo lenguaje. Después, el lenguaje matemático, luego el científico. Esos cuatro primeros son los lenguajes que incorporó la escuela y al aprendizaje de esos cuatro lenguajes le llamó alfabetización. Y luego aparecieron dos lenguajes más: el lenguaje de los ceros y los unos, que es el computacional; y últimamente el lenguaje del chat de Internet, que es un lenguaje en sí mismo, que es como un híbrido entre la oralidad y la escritura. Te diría que hubo un momento muy interesante este año en donde lateralmente tocamos el tema a partir de la serie Adolescencia: hay un momento en el que un hijo le dice al padre —que es el gran inspector que está viendo quién mató a quién— qué es lo que están observando: emojis en intercambios en redes sociales. Y el padre no está entendiendo qué quieren decir los emojis, un mismo emoji presentado de diferentes colores. Eso te muestra con claridad el nivel de analfabetismo de ese adulto, que es un adulto preparado, formado, dedicado, atento. No es ni un vago, ni un distraído, ni una persona que tenga dificultades de entendimiento. Simplemente es analfabeto en la utilización de un lenguaje que la humanidad acaba de inventar y que los chicos lo usan mucho. Cuando digo que somos todos analfabetos, me refiero a que estamos tratando de dialogar con una generación que se apoya mucho en un lenguaje que nosotros no hablamos y no tenemos ningún interés en aprenderlo. Es muy difícil porque esos chicos que usan ese lenguaje van a un sistema escolar en donde los adultos son analfabetos en el uso del lenguaje, y después van a sus casas y los reciben otros adultos que son sus padres, también analfabetos en el uso de ese lenguaje. Estamos desconectados, en parte, porque la época nos convirtió de golpe en analfabetos, por más que tengamos un título universitario.
-Impresionante el planteo. Y por otra parte, la escuela, más allá de este analfabetismo que tenemos que abordar, ¿cómo cumple su rol en la transmisión de valores, en contención humana, en educación emocional? ¿Qué ocurre con el tema de violencia que se está suscitando dentro de las instituciones educativas?
-La violencia en la escuela... La escuela es una institución que no vive aislada de los entornos culturales donde se desarrolla. Con lo cual, si vos tenés una sociedad que es violenta o que ha naturalizado la violencia como una forma de interacción, como una forma de manifestación, como una forma de lograr las cosas que deseás, todo eso entra con normalidad. Es muy difícil de dejarlo afuera. Es muy difícil dejar la ironía, el bullying, la violencia física, el destrato, la falta de solidaridad, el egoísmo, muchas formas de violencia que en la sociedad son el pan de todos los días. Estamos exigiéndole a la escuela que sea contracultural, y la escuela podría ser contracultural, pero es un esfuerzo gigante y la sociedad no lo está haciendo. Ese otro rol que vos le estás pidiendo a la escuela, que es que contenga, no es la razón por la cual la escuela se constituyó como institución. La escuela se constituyó para ayudar a que los chicos aprendan algo en particular. Después derivó en que además hace otras cosas porque la familia está rota, porque hay pobreza, etc. Pero tiene que ser lo primero que los chicos aprendan. Y lo que vemos es, por mediciones nacionales, regionales e internacionales, que los chicos cada vez aprenden menos en la escuela y le trasladan esa mala cualidad de aprendizaje a los sistemas subsiguientes, al sistema de educación superior y al mundo del trabajo. No debería parecer raro que una persona que trabaja con vos en cualquier área tenga dificultades de razonamiento, escriba mal, tenga dificultades de comprensión, no pueda abordar una problemática compleja o tediosa, no pueda estar mucho tiempo concentrado. Bueno, todo eso ha tenido un origen, y ese origen ha sido a partir de que la escuela empezó a deteriorarse en su capacidad de activar y de crear musculatura en ese sentido.
Queremos dialogar con una generación que usa otro leguaje
-Y vos planteabas que es fundamental volver a entusiasmar al alumno en el amor por el conocimiento. ¿Eso es posible?
-Sí. Yo creo que al alumno y a todos, por definición, nos encanta aprender. Yo creo que aprender es algo intrínseco nuestro. Antes necesitábamos aprender para sobrevivir. Se jugaba nuestra vida en nuestra capacidad de aprendizaje. Si no aprendíamos a distinguir un fruto comestible de uno venenoso, si no aprendíamos a hacer esa disquisición, nos moríamos. Y el ser humano viene de ese lugar. Si no aprendíamos a identificar la sombra de un árbol de la sombra de una presa que me está esperando que vaya por un camino, me comía la presa. Y parte de eso lo ves hoy. Cuando ves las razones por las cuales la gente accede diariamente a Internet en todo el mundo, cuatro de los primeros seis motivos por los que acceden es para informarse, para conocer eventos, para aprender a hacer cosas y para investigar. Lo que pasa es que la escuela no está dando respuesta, ya que quiere que aprendas algo en particular en determinado momento, y del otro lado los chicos le están diciendo: "Yo voy a aprender lo que se me canta, en el tiempo que quiero".Y eso la escuela, como está diseñada actualmente, no tiene manera de corregirlo. Pero el aprendizaje hoy en el mundo, sí está ocurriendo.
- ¿Y qué pasa con el rol de la autoridad?
-La autoridad la deshizo Internet; rompió la estructura de mediación de la organización del mundo. En Internet vos tenés la posibilidad de conectarte con el productor de tecnología, de ciencia, de humor, de arte, de vacunas. Vos podés entrar directamente en contacto con él. El mundo está consumiendo aprendizaje. Con lo cual yo creo que la capacidad de aprender es algo que sigue perfectamente latente en el ser humano y es constitutivo de quiénes somos nosotros. Y los chicos hoy aprenden a un ritmo vertiginoso, tanto aprenden que a veces se cargan de angustia antes de estar suficientemente maduros para lidiar con esa angustia. Entonces, ahí tenés todos los temas de depresión, de angustia, de suicidio joven... Tenés una problemática de esa desintermediación, que es que van directamente al conocimiento, van directamente a la fuente de lo que quieran. Entonces, por ahí la escuela tiene que revisar su diseño, no tanto apuntalando un "qué" —"yo quiero que estudies esto"—, sino un "cómo". Una especie de ágora socrática donde se reflexione, se interactúe, se escuche, se permita profundizar en temáticas que una currícula escolar no captura. Esa podría ser una de las opciones pero nadie lo está discutiendo.
La escuela se constituyó como institución
-Y en lo personal, ¿podés enviar un mensaje algo esperanzador?
-Yo soy súper optimista por naturaleza, por definición, porque creo que vivimos una época muy disruptiva, y desguazar la forma en la que estábamos organizados no iba a producirse sin tensión. No iba a ser natural y espontáneo que de golpe los médicos, los profesores, los periodistas, los actores de cine, todos digan: "Ah, cierto, entiendo Internet. Entiendo que los smartphones ahora dejaron desactualizado el concepto del Estado-Nación. Ahora lo entiendo. Entonces, bueno, pensemos qué significa la ciudadanía global y la ciudadanía digital". La tensión que estamos viviendo forma parte del tránsito hacia un nuevo ordenamiento. Me entusiasma porque estamos discutiendo a escala planetaria un nuevo ordenamiento de la sociedad, no de la sociedad argentina, de la sociedad global. Y esa discusión está ocurriendo a una velocidad fascinante. Es mucho más divertido que cualquier serie de Netflix lo que estamos viviendo, y ocurre a una velocidad brutal. Y hoy no podemos prever lo que va a pasar el año que viene, de la misma manera que a principios del 2022 no sabíamos que a fines de ese año iba a aparecer ChatGPT y lo iba a poner todo patas para arriba. Me parece que nunca hubo tanta capacidad humana a disposición y tantas herramientas de uso gratuito en el mundo como para poder abocarnos a eso.