Inés Olivero: "Transformar el dolor en vida: la mirada de Fundapap sobre la dependencia de las emociones"
Inés Olivero, cofundadora de Fundapap, habla sobre la codependencia emocional y cómo su fundación brinda apoyo a quienes atraviesan estas problemáticas.
Inés Olivero
Agustín Tubio / MDZEn esta entrevista MDZ, Inés Olivero, licenciada en Recursos Humanos y Psicología, nos comparte la experiencia de Fundapap, una organización creada para ayudar a personas afectadas por la dependencia de las emociones y la codependencia. Junto a Mónica Pucheu, fundó la institución con el objetivo de visibilizar una problemática que muchas veces pasa desapercibida en la sociedad, pero que tiene consecuencias profundas para quienes la sufren.
Fundapap ofrece un espacio seguro para quienes buscan romper con los círculos de dependencia emocional, brindando herramientas basadas en el trabajo grupal y los doce pasos. Inés también aborda la importancia de trabajar la melancolía y el niño interior para recuperar el poder personal y superar las adicciones emocionales que afectan la vida de muchas personas. Inés es esposa, mamá de dos mujeres, abuela de tres.
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- Bienvenida, Inés. Gracias por visitarnos, comencemos explicando un poquito qué es Fundapap y cuál fue su origen.
- Fundapap empezó como un proyecto de dos psicoanalistas que veíamos que, si bien trabajábamos con los pacientes en el consultorio, cuando salían a la calle volvían a entrar en el círculo que la sociedad maneja. Y los que quedaban como inadaptados eran los pacientes. Entonces dijimos: la problemática vincular tiene que tomar estado público. Tiene que saberse que es una enfermedad social, crónica, progresiva y que puede llegar a ser mortal por las consecuencias que genera. Y así fue como decidimos hacer un trabajo comunitario que empezó con quince personas. A los pocos días tuvimos que pasar a otro espacio más grande. Yo tenía un taller de adultos mayores en la parroquia y ahí me ofrecieron un lugar para hacer lo de dependencia emocional, que comenzó llamándose APAP: Asociación de Personas Adictas a Personas. Más tarde, hicimos la Fundación (en el 2010) ; pero en realidad desde 1999 empezamos con los grupos, que cada vez eran más numerosos. Y por último, hace muchos años encontramos un espacio que nos identifica, que es la Casa Polaca, donde, además de los encuentros virtuales, conservamos un encuentro mensual, presencial, en ese lugar.
- ¿Cuál es la adicción que tratan?
- La problemática vincular es la codependencia, específicamente. Y la codependencia es dependencia emocional, pero se llama así porque, viviendo en una sociedad adictiva, dependemos de otro que a su vez es adicto a otra cosa. Por ejemplo, puede ser al trabajo, al ejercicio físico, a las compras, al juego, a querer… a cosas conocidas como adicciones. La dependencia comienza en un hogar disfuncional, donde los padres no pueden dar sostén, ya sea económico, nutricional o emocional, a su prole. Y así es: incluso sin haber maltrato, hay un destrato. La falta básica de asistencia a un niño. Entonces, muchas veces, los chicos en familias con estos problemas —en un altísimo porcentaje— empiezan a tomar otros roles para mantener un poco de orden en el caos familiar y hacen como un avance a la adultez. Por un lado, eso les da cierto disfrute porque sienten que son más que el resto, pero por otro lado deja un agujero en sus necesidades básicas, por no poder verlas, por no poder dejarse cuidar. Claro, ahora estos niños-adultos, cuando en el futuro se convierten en adultos, buscan en los vínculos "padres" que los protejan, aquellos que no tuvieron.
- ¿Y vos planteabas que puede llegar a ser mortal?
- Por las enfermedades que genera, porque la dependencia emocional es un ultraje a la propia esencia: es darle a otro el poder para que dirija mi vida. Esa pérdida de autonomía se va convirtiendo en una toxicidad que enferma. Se ve en personas sometidas a un maltratador o incluso al abandono, y termina generando enfermedades graves, tanto en hombres como en mujeres. Porque no es una enfermedad de sexo, es del ser humano, con diferentes posturas. Por ejemplo, si decimos que cursa como un par polar entre el dependiente manifiesto y el evitativo: el dependiente persigue, siente que si el otro lo abandona se muere; y el evitativo huye porque cree que si lo van a tomar lo fagocitan. Pero hay algo muy llamativo que vemos en los grupos muchas veces: cuando el dependiente abandona la persecución, el que huye empieza a perseguir. Porque la finalidad de cualquier adicción es la insatisfacción. Ninguna adicción busca satisfacción, busca tapar un dolor.
"La dependencia emocional es un traje a la esencia"
- ¿Qué son los "grupos"? ¿Te referís a grupos de trabajo?
- Son grupos de doce pasos. Nosotros trabajamos con los doce pasos, pero no es un grupo de Autoayuda. Yo estoy sola acá, pero en representación de Mónica Pucheu, que es médica psiquiatra, y con quien juntas empezamos este proyecto y lo continuamos. Ahora ella no está porque tuvo una intervención quirúrgica y está en rehabilitación, en reposo.
- Le mandamos un beso grande...
- Está presente, siempre. Incluso en los escritos.
- Parte de la entrevista era hablar acerca de la autoría de varios libros. Algunos fueron en común con Mónica.
- Bueno, en principio creo que es importante saber que, como trabajamos los doce pasos, la guía que armamos con Mónica es un trabajo específico para trabajar cada uno de los pasos con preguntas pertinentes. Por ejemplo, el primer paso es: “Admitimos que éramos impotentes ante nuestra adicción y que nuestra vida se había vuelto ingobernable”. Para ello hay una cantidad de preguntas referidas a diferentes temas que nos llevaron a esa entrega adictiva. Incluso cuenta con principios espirituales para cada paso, que son muy interesantes. Por otra parte este es un cuadernillo sobre la melancolía que escribí yo. Lo escribí al mes de haber muerto mi hija, María Eugenia. Y yo siempre digo que soy una melancólica recuperada, porque he trabajado desde mis veintipico de años. Hoy tengo 82. Pero esa noche me asaltó la melancolía, sintiéndome culpable por la muerte.
- ¿Fue por una larga enfermedad?
- Sí… Estuvo, 13 años con un proceso de cáncer. Bueno, tuvo siete años buenos en el medio, pero los tres últimos fueron muy dolorosos. Bueno, el sentimiento de culpa es preexistente al hecho. Nos culpamos, nos sentimos culpables, culpamos a otros, generamos culpa. Es una enfermedad también, la culpa, y la melancolía es la base para cualquier adicción. La melancolía es la enfermedad base para cualquier adicción, porque tiene tres pilares: auto-desvalorización, sentimiento de culpa y delirio de ruina. Vivir en una nube gris es la idiosincrasia argentina, a través del tango, el folclore. Hay mucho de eso. Entonces hay una tendencia a sufrir, a victimizarse, cuando en realidad hay dolor. El sufrimiento es estancamiento, es finalización. La persona que se siente víctima va atacando su potencial, no se realiza a sí misma. Es muy diferente entender que tengo un problema, desafíos, una pérdida, y que me hiere, evidentemente, pero que estoy yo para ver de qué modo puedo atravesarlo. Eso me potencia, me permite encontrar recursos en los momentos más difíciles. Pero si me victimizo, pierdo toda mi energía, me voy abajo, espero que otro me salve. Y la verdad es que cada ser humano está bastante ocupado con su propia problemática como para atender al otro.
- Claro. ¿Y en los grupos? ¿Trabajan mujeres y hombres juntos, sin separación?
- Es que no tienen que estar separados. Son mixtos. Desde el primer momento en que comenzamos, los grupos fueron mixtos. Porque nuestra idea era encontrar lo que nos une, no lo que nos separa, que marca tanto a la sociedad.
- ¿Y en cuanto a la reserva, tanto de la identidad como de los hechos que se plantean en los grupos?
- Los grupos son anónimos, y lo que ocurre en el grupo es completamente secreto. O sea, es todo muy privado. Todos los miembros del grupo aceptan una norma: no se graba, no se filma. Todo es absolutamente cuidado y respetado. Nosotros decimos que los grupos son un "tutor de resiliencia", porque es un lugar seguro donde yo cuento mi problemática y nadie me juzga. Ni nadie espera que lo resuelva de inmediato. Todos respetamos el curso de esa problemática con los términos que la persona puede llevar a cabo. Y esto es profundamente sanador, porque las personas confían en que lo que están llevando al grupo es para su mejora e integración. Porque lo que nosotros tenemos como psicólogos transpersonales, te cuento, nuestra mirada es: "no hay que ser mejores, hay que ser íntegros". Hay que hacerse cargo de la luz y de la sombra, y decir “este soy yo”, y buscar cómo eliminar esos aspectos disonantes, sin negar ni rechazar. Este es trabajo de conciencia, pero que permite sentirse feliz. El paso del tiempo… Yo puedo decir que, después de los 60, estoy mucho más feliz que antes, cuando era joven, linda, y tenía un montón de cosas que ahora, ya no. Pero realmente, hay otras personas en el grupo que sienten lo mismo, siendo aun más grandes. Y hay gente muy joven, que le quiero decir esto a tiempo, porque realmente, no hay más que prender el televisor, y todos los medios para ver que la comunicación es tan adictiva y tan tóxica, que se cree que eso es lo que se espera en la vida. Y, realmente, esos sufrimientos son absolutamente innecesarios.
- ¿Vas a dar alguna charla sobre esto?
- Sí, voy a dar una charla en la biblioteca teosófica sobre sanar el niño herido. El niño herido desde una dimensión psíquica, que se quedó enquistado y no pudo comunicarse. Yo tuve una intuición hace 20 años. Un día iba por la calle y vi una muñeca, unos muñecos con gestos emocionales. Y la compré, y esa muñeca tenía una cara que me recordaba a una foto mía. Al día siguiente compré una libreta, y fui a un bar y le pregunté: "¿Por qué estás tan triste?". En la página izquierda me contestó: "Porque sentí que yo…". Bueno, guardé la libreta. Durante nueve meses, dormí con esa muñeca en mi cama. (Mi marido que es psicoanalista, pensaría "Ay,esta mujer"…Pero no intervenía) Bueno, durante nueve meses le presté atención a esa muñeca.
- ¿Y qué pasó luego?
- Dos o tres años después hice un seminario, en el que cada uno de los participantes tenía un muñeco. Escribieron su propia biografía. Fue muy sanador. Ese niño que ocultamos porque no sabíamos cómo prestarle atención, aparece en respuestas desproporcionadas en determinados momentos: alarmas exageradas, susceptibilidad, reacciones que no corresponden a un adulto. Entonces, es necesario dialogar con ese aspecto del psiquismo, porque son arquetipos inconscientes.
- ¿Qué significa dialogar?
- Dialogar es dar real libertad. Porque lo que está incrustado requiere mucha energía para mantenerse en silencio. Cuando uno le abre la puerta, empieza a expresarse. Y hay energía para otras actividades, para la creatividad, por ejemplo, porque el interior es la fuente. Yo digo que, en este momento, el mundo está muy convulsionado. Es muy violento, con guerras y abusos de todo tipo. Son niños furiosos en cuerpos adultos que están tratando de vengarse de otro, de lo que padecieron y nunca dialogaron.
- En esta invitación a dialogar, ¿prepararon también esta agenda con Mónica?
- Sí. Este es un libro que Mónica y yo estamos presentando. Creo que es un sueño compartido, atesorado durante años. La agenda es, además, un cuaderno de recuperación del poder interior, que es ese poder que le otorgamos a otro. A veces lo tenemos en el exilio, y lo perdemos por la mirada o por un gesto de otro. Esto nos ayuda a plantearnos, a través de sugerencias y preguntas, cómo encarar el día a día con mayor energía, pintar con mayor alegría de estar vivos. Eso es una construcción. La gente supone que estar alegre sería lo lógico, si las condiciones previas hubieran sido maravillosas, pero no lo fue en ningún caso. Pero bueno, trabajar con nosotros mismos es una garantía para vivir mejor.
El sentimiento de culpa
- Con esa última frase, dejamos planteada la invitación tanto a participar de los grupos como a adquirir la agenda, que es un buen regalo para fin de año, porque están explicados los 12 pasos y hay mucho espacio de trabajo. Y también está la oración de la serenidad, que cierra cada ciclo de trabajo, ¿quieres recitar esa oración?
- Sí, claro. La oración de la serenidad es una síntesis maravillosa: "Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que sí puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia". Gracias por la invitación.
- Gracias a vos, Inés, por esta visita. ¡Hasta pronto!


