Presenta:

Fecundación in vitro: cuando un intento no resulta, claves para seguir adelante con más respuestas

La fecundación in vitro puede no prosperar en el primer intento por un embarazo. Existen herramientas y consejos para continuar el camino con más respuestas.

El análisis puede llevarnos a ver que sí vale la pena continuar, porque hay posibilidades reales de lograrlo.

El análisis puede llevarnos a ver que sí vale la pena continuar, porque hay posibilidades reales de lograrlo.

Freepik.

¿Qué pasa después de una fecundación in vitro (FIV)fallida? Una FIV puede no resultar en embarazo en el primer intento y es allí cuando surgen las grandes preguntas: ¿vale la pena insistir?, ¿qué conclusiones podemos sacar?, ¿cómo orientar lo que sigue? La respuesta no siempre es única.

A veces, tras un primer intento fallido, puede concluirse que no es el camino a seguir. En otros casos, incluso después de varios fallidos, el análisis puede llevarnos a ver que sí vale la pena continuar, porque hay posibilidades reales de lograrlo.

image003
Un primer intento fallido, puede concluirse que no es el camino a seguir.

Un primer intento fallido, puede concluirse que no es el camino a seguir.

¿Dónde puede estar la dificultad?

Después de una FIV fallida, siempre debemos intentar identificar el origen de la falla. Por un lado, los óvulos: su número, madurez y calidad y por el otro, los espermatozoides: su capacidad de fecundar, fragmentación del ADN, factores que no siempre se ven en un espermograma básico. También se puede pensar en ambos gametos, es decir, cuando la combinación óvulo– espermatozoide no funciona adecuadamente. Y, por último, la receptividad endometrial: un endometrio que no está en el momento justo o que presenta alteraciones moleculares o inmunológicas.

Estudios disponibles

Existen diferentes estudios que pueden orientar, algunos de ellos con mayor capacidad de aportar respuestas claras y otros que suman información indirecta. Si hablamos de los estudios más accesibles, nos referimos a la histeroscopía, ecografía avanzada, cultivo de semen, test de fragmentación, estudios metabólicos y hormonales. Mientras que, por otro lado, están los que son más complejos y costosos: test de receptividad endometrial, microbioma, estudios inmunológicos, genéticos y moleculares. Cabe destacar que no todos los centros y/o profesionales le dan el mismo valor a cada uno. Con el tiempo, la evidencia científica va marcando cuáles son realmente útiles y cuáles terminan cayendo en desuso.

Inteligencia artificial y PGT

Sin lugar a dudas, la inteligencia artificial empieza a sumar en este campo. Entre sus beneficios podemos decir que permite predecir el pronóstico de los óvulos en cuanto a llegar a ser un buen embrión; ayuda a estimar la probabilidad de desarrollo y éxito de los embriones antes de transferirlos; puede anticipar la receptividad del endometrio e incluso seleccionar el mejor espermatozoide para inyectar en un ICSI. Eso sí, sus predicciones no son verdades absolutas, pero aportan lo suyo y enriquecen la toma de decisiones.

Por otro lado, la indicación del PGT (Test Genético Preimplantacional) puede permitirnos saber si el embrión a transferir es genéticamente normal, lo cual reduce el riesgo de fallos y abortos espontáneos. Pero tampoco este test es para todas las parejas de rutina. Tiene sus pro y contras para charlar con cada médico.

FIV1
La inteligencia artificial empieza a sumar en este campo.

La inteligencia artificial empieza a sumar en este campo.

El cuerpo y la mente como laboratorio interno

Puede ocurrir también que el cuerpo y la mente no hayan estado en sus mejores condiciones. En ese caso, poner el foco en llevarlos a su mejor versión puede marcar la diferencia. ¿A qué nos referimos? A que, con la atención adecuada, se puede lograr aumentar las probabilidades de éxito en un próximo intento e incluso para favorecer la posibilidad de un embarazo natural, si fuera factible.

Así como en el laboratorio necesitamos incubadoras, medios de cultivo y condiciones ambientales óptimas, en nuestro propio organismo —ese “laboratorio entero” que son los ovarios, los testículos y el útero donde el embrión debe implantarse y desarrollarse— también es fundamental optimizar el entorno.

Para eso se puede recurrir a todas las herramientas disponibles:

  • Buena alimentación.
  • Ejercicio físico adecuado.
  • Manejo del estrés y equilibrio emocional.
  • Sueño reparador.

La realidad es que cada intento enseña algo. Una FIV fallida nos aporta datos sobre la estimulación, la calidad de los óvulos, la fertilización y el desarrollo embrionario, o sobre la implantación. Son conclusiones que sin haberlo intentado no se hubieran obtenido. Por eso, más allá del resultado, cada ciclo es a la vez un paso de aprendizaje y una base sobre la cual decidir, de manera conjunta profesional-paciente, si conviene insistir, si hay que cambiar estrategia o si es momento de explorar alternativas.

* Dr. Agustín Pasqualini, (MN 102009), director Médico de Halitus Instituto Médico. Presidente de SAMeR.