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El horror del triple crimen y un estado inútil

El horror atravesó a la sociedad entera. Lamentablemente fue la realidad y no una película truculenta de asesinos monstruosos.

triple crimen

La Argentina transita días de estupor, dolor, incertidumbre e incomprensión ante la brutalidad perpetrada por seres humanos sobre tres mujeres jovenes, adolescente una de ellas.

El narco dejó su sello macabro, tanto para dar señales internas a la propia banda, a las rivales y a todos en general, con aviso que no tiene límites y con la contundencia que su accionar, bárbaro e inhumano, está vivo y presente.

No es el primer caso en el país; vale recordar la triple muerte por el tema efedrina, las 23 muertes en 2022 por cocaína adulterada en el conurbano bonaerense, las mujeres empaladas hace un tiempo, las casi cien muertes por el fentanilo contaminado, entre otros.

La alevosía, la saña y la tortura infringida, más el terrible descuartizamiento y la extracción de visceras, todo filmado y observado por alrededor de 40 personas, para luego ser enterradas en un pozo especialmente preparado, configuraron un escenario siniestro nunca visto con anterioridad.

Acción y habitualidad en Méjico, Colombia, el tren de Aragua, golpeando ya a Chile, las atrocidades en las favelas brasileñas, los crímenes continuos de las pandillas maras centroamericanas, la irrupción actual en Ecuador , se hizo presente con muerte horripilante en la Argentina.

Para poner distancia de quienes afirman que el país es zona de tránsito. Está el narco presente, cubre todo el país con preeminencia en Rosario, el Conurbano y las zonas marginales de las ciudades más grandes e importantes.

“Pequeño J” o Julito, un narco peruano sería el autor intelectual del espanto llevado a cabo. Impiadoso, sin ningún cortapiso ni límite, urdió y ordenó llevar adelante el escarmiento inhumano. Buscado intensamente e infructuosamente hasta ahora, junto a a su lugarteniente Matías Ozorio.

La niña de 15 años y las otras dos jovenes víctimas, sorprendidas y engañadas, fueron llevadas al suplicio convencidas de que concurrían a una fiesta que les proporcionaría a cada una 300 dólares. Todas inmersas en una orfandad social extrema, sobre todo la de menor edad, ejercían la prostitución en la vía pública en el barrio de Flores.

CABA, la provincia de Bs As y el Estado nacional dejaron al descubierto las carencias y falencias de su accionar.

En CABA, en la villa 1-11-14 las bandas narco peruana y paraguaya, disputan territorio y negocios. El Estado con su poder y fuerza legítima poco hace. A esa villa sólo se atrevía a entrar Lara, la niña de 15 años. Se dice que tenía relación con el jefe peruano. La policía porteña entra en la villa menos que lo que lo hacía Lara.

La 11-14 resulta un problema insoluble hasta ahora para el gobierno de CABA. Urge su accionar útil y la intervención con convicción y firme decisión política.

La provincia de Buenos Aires y su política en cuanto a seguridad, está teñida de ideologísmo e inutilidad. En este caso específico resultó sorprendente la primera reacción del ministro de Seguridad,” Es el accionar de una banda transnacional narco con droga que llega de más de 2.000 Km, con actores de una villa de CABA”. Desligándose de toda responsabilidad.

Las chicas fueron torturadas, mutiladas y asesinadas en la Provincia. Cuando los familiares denunciaron en la policía provincial la ausencia de las jovenes, les encomendaron que volvieran a las 24 horas. “Pueden haberse ausentados con sus novios o amigos”. “Uds discutieron con sus hijas” les inquirieron. Parece ser práctica corriente.

La primera reacción fue trasladar la responsabilidad a Caba. Táctica política habitual, mientras se florea la inseguridad urbana y rural y lo sufren los bonaerenses.

El Estado Nacional. Sorprendió el inhabitual silencio inicial de la locuaz ministra Patricia Bullrich. El narcotráfico es materia federal. Las fuerzas de seguridad federales deben poner, junto a la policía porteña, orden en la villa 11-14 y asegurar vida tranquila y digna a los ciudadanos que sufren el yugo del narco.

La policía de Bs As tampoco tuvo política de inteligencia preventiva, teniendo en la mira a esta banda peruana que opera impunemente el Conurbano. Las chicas atravesaron 33 Km por distintas zonas de la provincia, transportadas en una camioneta con patente adulterada. Sin ninguna señal de alerta.

El narco está instalado en el país. CABA, la provincia de Bs As y el Estado nacional, en este caso, fueron ineficaces e ineficientes, previniendo la muerte y ofreciendo con anterioridad contención social a una niña y dos jovenes. Ausencia de un Estado útil muy necesario.

Está tragedia debe ser un serio llamado de atención a todos los gobiernos provinciales y al estado nacional. Deben ocupase del accionar narco con presteza y convicción y también prestar atención social y educativa a familias y jovenes desamparados por las crisis recurrentes.