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El futuro de la educación: habilidades, contenidos y la importancia de la tecnología

La educación del futuro debe enfocarse en habilidades clave como creatividad y pensamiento crítico, integrando tecnología para un aprendizaje activo y efectivo.

No tiene sentido rechazar la tecnología que ya ha permeado todos los espacios de la vida, desde el trabajo hasta el hogar y la escuela.

No tiene sentido rechazar la tecnología que ya ha permeado todos los espacios de la vida, desde el trabajo hasta el hogar y la escuela.

Archivo MDZ

Pensando la educación para el futuro. ¿En qué se centran los especialistas que están pensando la educación del futuro? Habilidades a través de contenidos. En una nota anterior reflexionamos acerca de qué deberían aprender las niñas y los niños para estar preparados para el mundo que se está configurando.

El debate, por momentos, está planteado en términos dicotómicos: permitir o prohibir el uso del celular, usar o no la inteligencia artificial, enseñar o no los contenidos tradicionales, enfocarse en los contenidos o enfocarse en las habilidades.. Como suele suceder, la solución no estaría en los extremos, sino en los matices. Dijimos en la nota que la opinión de especialistas como David Perkins, Stanislas Dehaene, Howard Gardner es que lo que el aprendizaje no puede reducirse a memorizar contenidos, sino que es necesario enfocarse en el desarrollo de capacidades profundas y transferibles. Andreas Scheleider director de Educación en la OCDE dice que ya no se trata de enseñar lo que sabemos, sino de preparar a los estudiantes para lo que no sabemos aún.

Es importante en esta discusión resaltar que no se trata de dejar atrás “los contenidos” de historia, geografía, biología, lengua, matemática y todas las asignaturas que tradicionalmente componen los currículos escolares. Los contenidos seguirán vigentes, pero lo que debe cambiar es la manera de abordarlos: la intención es convertir los contenidos en medios para desarrollar habilidades fundamentales como la comprensión, el análisis, la comparación, el pensamiento lateral, la resolución de problemas, el trabajo en conjunto.

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El debate, por momentos, está planteado en términos dicotómicos: permitir o prohibir el uso del celular, usar o no la inteligencia artificial.

El debate, por momentos, está planteado en términos dicotómicos: permitir o prohibir el uso del celular, usar o no la inteligencia artificial.

En este sentido, a mediados de los años ‘90 en el informe La educación encierra un tesoro, Jacques Delors, quien tuvo a cargo la coordinación del informe, propuso un enfoque que mantiene su vigencia. La educación debe apoyarse en cuatro objetivos: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos. Desde esta mirada, la educación, el aprendizaje y enseñanza, no se limitan al rendimiento académico, sino que tienen una función social, ética y cultural.

¿Cuáles son las competencias que se necesitarán para el futuro?

Existe cierto consenso en el ámbito educativo acerca de cuáles son las competencias que la escuela debe ayudar a desarrollar en los niños, teniendo en cuenta la complejidad del mundo que estamos configurando. Se habla de las “5 C” como un marco teórico que define estas competencias y cuyo principal referente lo podemos encontrar en el educador canadiense Michael Fullan. Las 5 competencias según este marco son: creatividad, pensamiento crítico, comunicación, colaboración y carácter. Estas habilidades no se desarrollan por separado ni en abstracto: requieren contextos educativos que promuevan la reflexión, el trabajo con otros, la toma de decisiones y la construcción de sentido.

Más allá del qué: ¿cómo se aprende y cómo se enseña?

Hasta no hace muchos años, las disciplinas que tenían un decir sobre la educación eran la psicopedagogía, la psicología, y las ciencias de la educación. Sin embargo, en los últimos veinte años las neurociencias han venido aportando grandes conocimientos que permiten mejorar las estrategias de enseñanza. Uno de los referentes más importantes a nivel global en lo que hace a educación y neurociencias es el científico francés Stanislas Dehaene. Investigador y autor de libros que se han convertido en bestsellers como El cerebro lector, El cerebro matemático y ¿Cómo aprendemos?, en este último libro dice que el aprendizaje eficaz se apoya en cuatro pilares biológicos y cognitivos:

  • Atención: el aprendizaje requiere foco. Sin atención sostenida, no hay codificación profunda de la información.
  • Compromiso activo: el cerebro aprende haciendo, formulando hipótesis, equivocándose y corrigiendo. Para esto es fundamental la motivación para que los aprendices tengan un por qué y un para qué de aquello que aprenden.
  • Feedback o retroalimentación: el error no es un obstáculo, sino una herramienta central para fortalecer y mejorar el propio aprendizaje.
  • Consolidación: los aprendizajes necesitan tiempo, repetición espaciada, trabajo continuo y sueño para fijarse en la memoria.

Este enfoque deja en claro que la enseñanza tiene que buscar darle el protagonismo al estudiante, esto es, sacarlo del lugar pasivo e impulsarlo a experiencias que hagan funcionar el cerebro, que le demanden poner en práctica lo que están aprendiendo, relacionar aquello con conocimientos previos, poder equivocarse para pensar en posibles soluciones y caminos de resolución.

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Las disciplinas que tenían un decir sobre la educación eran la psicopedagogía, la psicología, y las ciencias de la educación.

Las disciplinas que tenían un decir sobre la educación eran la psicopedagogía, la psicología, y las ciencias de la educación.

Poner a nuestro favor a la tecnología

No tiene sentido rechazar la tecnología que ya ha permeado todos los espacios de la vida, desde el trabajo hasta el hogar y la escuela. El desafío es buscar la manera de ponerla a nuestro favor. Es frecuente escuchar que los niños han perdido la capacidad de prestar atención durante un tiempo de manera sostenida, o que manejan peor la frustración que generaciones anteriores y que esto es por la tecnología. Sin embargo, las tecnologías, con los contenidos apropiados y guiando su uso, pueden ayudar a entrenar la atención y la frustración en un marco de juego que logra mantener la motivación en los niños.

Sin ir muy lejos, Wumbox, como plataforma de aprendizaje adaptativo, ofrece una amplia variedad de actividades interactivas que se pueden utilizar en la escuela (y permiten al docente acompañar los ritmos y necesidades de cada estudiante), e incluso en las casas, para entrenar funciones ejecutivas, y prolongar la experiencia de aprendizaje a otros entornos, de una manera lúdica y adaptada al desempeño de cada chico.

Para conocer las propuestas de Wumbox, los invitamos a visitar el perfil de Instagram o bien la página web: www.wumbox.com