El Club del Vinilo, el encuentro con la música que crece en tiempos convulsionados
El Club del Vinilo cumple 10 años y cada vez más el encuentro con la música se hace más frecuente. La vuelta de un formato que ya es presente y futuro.
El Club del Vinilo y el creador de estos encuentros: Ringo Obregón.
Para pensar el Club del Vinilo, habrá que trasladarse en el tiempo pero no porque los discos pertenecen a un pasado que retorna sino porque para que existiera este tipo de encuentro musical en Mendoza, antes nació el hombre que lo creó. Quizá lo hubiera armado otro, pero fue él.
Es La Consulta, San Carlos, son los años 80. Un preadolescente, a cuenta gotas, deja de consumir las revistas de fútbol- el Gráfico principalmente, de donde sabe de memoria los nombres y estilos de cada periodista- para pasarse a las de rock. Pero antes empieza a escuchar la música que marcará su vida. La dicotomía rock- fútbol está presente en esa época, como que había que escoger uno lugar a donde pertenecer. O uno o el otro.
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Se llama Gustavo Obregón, más adelante será Ringo, o "El Ringo" como lo llamamos en Mendoza, con el pronombre personal adelante, para siempre. Sus primos mayores le contagian, como si fuera una enfermedad incurable, el amor a la música y entonces, van corriendo raudamente juntos a buscar las revistas que llegan a su pueblo, al quiosco de Don Benegas. Son pocas, Ringo las lee de la primera página a la última. Las reelee también. Esa información la apropia de tal manera, que toda canción que escuchará tendrá su contexto.
Lo mismo le ocurre con los vinilos- discos en esa época cuando la palabra no era un genérico que incluye al resto de los formatos-. Está en su habitación, concentrado. Oye Clics Modernos de Charly. Y a otras bandas que no sólo son argentinas. Entrena el sentido del oído como si se preparara para una maratón que correrá toda su vida. En realidad activa todos los sentidos porque esa es la particularidad de pinchar discos. Elegir el preciso para el momento. Reconocer cada letra, el estilo, detenerse en la tapa, mirarla, que es otro capítulo para abrir las puertas del mundo extenso del vinilo.
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El pibe con el vinilo bajo el brazo
En el secundario, Ringo pinchará discos en fiestas. Con una tecnología precaria, pero con entusiasmo, ese que lleva como un sello endeleble si es que de música se trata la obra. Su vida ya transcurre en la ciudad de Mendoza, donde empieza la facultad. Va la UNCuyo a estudiar en Ciencias Políticas y Sociales y la carrera elegida es Comunicación Social, algo que parecía cantado: su contacto con las revistas desde pequeño, los nombres de los periodistas y sin embargo, no le gusta del todo. Da un volantazo, se cambia a Farmacia. Vuelve a Comunicación y se dedica a la docencia y al periodismo.
"Me acuerdo que una vez, hace unos años atrás, no sé a qué lado entré y andaba con unos discos bajo el brazo y me reconoció con un pibe, un cincuentón, pero que me conocía cuando tenía 13 años, 12 años de La Consulta. Y me dijo: vos siempre con los discos", dice el Ringo a MDZ. Hay risas.
Los vinilos están ahí, en su casa. Acumulan polvo. Es 2015. El Ringo produce algunos eventos musicales . "Gusti, el guitarrista de El Mató un Policía Motorizado estaba en mi casa y me dice, Ringo, no podés tener todos esos discos ahí, comprate ya una bandeja". Luciana, una amiga que luego será parte del Club también le lleva unos vinilos que eran de su papá.
"Había ciertos indicios, a nivel discográfico, de que podía renacer ya alguna que otra banda, volvía a reeditar en vinilo, a editar en vinilo", recuerda.
Empieza a musicalizar los encuentros en su propio hogar. Entonces sus invitados, que siempre son muchos, alrededor de otra actividad que compite con su gusto por los vinilos- hacer asados- escuchan atentos los discos que va pinchando, casi sin querer...
Nace El Club del Vinilo
Empieza el club, primero en centros culturales, como Casa Colmena, incluso hubo una edición en patio de su mamá, un lugar de dimensiones grandes para que haya vinileros recorriendo.No era sólo el Ringo pinchando un disco, sino el Club nació con el formato que tiene: vinilos que pincha un o una DJ y feriantes. Menos que ahora, claro.
El Club empieza a crecer. "Incluso a partir de Club, algunas personas empezaron a comprar vinilos para vender, algunos han formadosu disquería.Al principio la idea era que había alguien al lado de la bandeja, llevabas tu disco, ponían la música y ahora siempre hay un DJ", comenta Ringo.
También hay una página en Facebook que funciona con estrictas reglas para vender y comprar vinilos para quienes no quieren o no pueden acercarse al Club. Estos domingos- generalmente funciona esos días, como plan anti-domingo- están en Antares, la calle Arístides.
"Hay un montón de música que está en vinilo y que no está ni en YouTube, ni en Spotify. Eso es espectacular.Algunas amigas vienen a armar un set de vinilos a casa y después se llevan anotados los temas para escucharlos en Spotify, pero no están en otro formato que no sea vinilo", cuenta el Ringo y pincha en su bandeja y lo escuchamos atentos.Porque de eso se trata, no de detener el tiempo, sino de prestar atención, volver a reunirse con la música quizá como un espacio donde los sentidos se despierten y el encuentro con las otras personas se parezca más a abrazar una esperanza.


