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El caso Desert: la seguridad privada y el accionar de los guardias en la mira

El salón Desert estaba habilitado y la empresa de seguridad cumplía con todos los requisitos. El foco se posa sobre cómo actuó el personal de vigilancia. Cuántos "patovicas" hay y qué formación tienen.

Captura del video donde se ve al adolescente reducido en el piso del exterior del salón Desert Gala en Chacras de Coria.

Captura del video donde se ve al adolescente reducido en el piso del exterior del salón Desert Gala en Chacras de Coria.

Gentileza

El violento episodio ocurrido el pasado domingo en el salón Desert Gala, donde un adolescente terminó inconsciente tras ser reducido por un guardia de seguridad durante un cumpleaños de 15, volvió a poner en discusión los límites de la fuerza y el nivel de preparación del personal que trabaja en estos espacios.

Desde el Ministerio de Seguridad aclararon a MDZ que, en este caso, “se hizo todo según lo que corresponde” porque la empresa contratada por Desert estaba en regla, con papeles al día y vigiladores habilitados. “No es común que sucedan hechos de esta naturaleza. En los últimos dos años hemos registrado apenas dos o tres casos, y son situaciones aisladas”, remarcaron. Fuentes del propio ministerio explicaron, además, que en los videos que fueron difundidos se notó negligencia y un mal accionar del vigilador y por eso brindaron asesoramiento legal a la familia de la víctima para accionar judicialmente.

Para especialistas como Carlos Aldecoa, representante en Mendoza de la Cámara Nacional de Seguridad Privada, el problema va más allá de las habilitaciones: “Lo que se observa en el video es absolutamente cuestionable y judiciable. El joven estaba inconsciente y la violencia ejercida fue innecesaria. No hay justificación para seguir dañando a alguien que no puede defenderse”, remarcó Aldecoa en dialogo con MDZ.

Casos similares en Mendoza

Lo ocurrido en el salón Desert Gala es tomado como un caso aislado, aunque no es el primero que genera polémica en la provincia. Por citar algunos ejemplos, podemos recordar que en 2021, un joven denunció haber sido golpeado por patovicas en el boliche Praga, en pleno centro de Ciudad. También, en 2019, otro muchacho de 24 años terminó con fracturas en la mandíbula y el cráneo tras una agresión en Rodeo del Medio. Y en 2009, un joven de 19 años acusó a cuatro guardias de haberlo atacado a la salida de Omero, en El Challao.

Ataque a joven en el boliche Praga 2021

Estos antecedentes, aunque aislados, muestran que los excesos de vigiladores en eventos nocturnos aparecen cada cierto tiempo y renuevan los interrogantes sobre la seguridad privada.

Formación y responsabilidad

En Mendoza, quienes deseen trabajar como guardias deben aprobar un curso en alguno de los distintos institutos habilitados, como la Universidad del Congreso, Aconcagua o el Instituto Universitario de Seguridad Pública. Hay solo 7 sitios habilitados oficialmente para dar esa capacitación. El requisito asegura que los empleados cuenten con formación básica pero, según Aldecoa, no siempre alcanza. “Los estándares que se exigen son mínimos e indispensables. La verdadera profesionalización depende de cada instituto y de cada empresa. Lamentablemente, muchas veces las compañías priorizan el costo y no la calidad de los trabajadores que contratan”, sentenció.

En ese sentido, Aldecoa remarcó que las empresas que organizan eventos con adolescentes “deberían contar con profesionales que sepan manejar estas situaciones”, ya que se trata de un público más vulnerable y que requiere herramientas específicas de contención. Desde el Ministerio de Seguridad aclararon que el abordaje para menores de edad es distinto que para adultos, por lo que también es distinto el análisis de los casos.

Desde el Instituto Universitario de Seguridad Pública (IUSP) explicaron a MDZ que la formación de los vigiladores se centra en principios como la proporcionalidad y la razonabilidad, buscando que los futuros operadores sepan adecuar su respuesta a cada escenario.

El IUSP ya lleva 22 cohortes de egresados del curso de Vigilador Privado y ofrece además capacitaciones específicas para Vigiladores Bomberos, Operadores de Seguridad en Eventos Deportivos y en Diversión Nocturna, entre otros. Solo en 2025 en la última cohorte egresaron 170 alumnos, mientras que la anterior había formado a 240, alcanzando un total de más de 5.300 operadores de seguridad privada capacitados por este instituto. Los aspirantes deben ser mayores de 18 años y, para obtener la credencial del DISEP, reunir otros requisitos como certificado de antecedentes penales y secundario completo.

En total hay unos 12 mil vigiladores privados autorizados en Mendoza. Pero no todos están activos. Según los cálculos oficiales de ese total, un tercio trabaja actualmente.

Ceremonia de egresados del IUSP
Cada curso de vigiladores privados en el IUSP tiene al rededor de 200 egresados.

Cada curso de vigiladores privados en el IUSP tiene al rededor de 200 egresados.

En el IUSP los cursantes reciben materias que van desde Derechos Humanos, Derecho Penal y Procesal, Sociología y Defensa Personal, hasta nociones de narcocriminalidad, técnicas de intervención y primeros auxilios. Además, el IUSP impulsa programas de actualización profesional para quienes ya tienen más de cinco años de ejercicio en la seguridad privada. “Nuestro compromiso es con la excelencia educativa y con la seguridad de los mendocinos”, destacó la directora de Capacitación, Paula Vetrugno, al remarcar que los cursos buscan no solo dar una salida laboral, sino también profesionalizar cada vez más la actividad en función de la complejidad de la realidad actual.

El hecho ocurrido en Desert

Episodio en Desert Gala

La fiscalía busca determinar cómo ocurrieron los hechos.

El Ministerio de Seguridad aclaró que no existe un protocolo único de intervención, porque cada contexto es distinto: no es lo mismo un recital, un boliche o un evento familiar. “En este caso, el local cumplía con todo lo requerido por la ley. La situación pasa a ser entre privados y la intervención policial y médica se da tras el llamado al 911”, señalaron.

Pero para Aldecoa, la clave está en cómo actúa el vigilador: “Lo primero frente a un joven es contener y disuadir. Muchas veces la sola voz de un adulto basta para calmar la situación. Un buen guardia debe tener más elementos antes de llegar a la violencia”. Y agregó: “Cuando la persona ya está reducida, no hace falta más fuerza. Es ahí donde se mide el profesionalismo”.

El caso Desert Gala, más allá de la judicialización, vuelve a abrir el debate sobre qué tipo de formación y control necesita realmente la seguridad privada en Mendoza, y hasta qué punto las empresas deben invertir en profesionales capaces de evitar que un evento de recreación termine en un hecho lamentable.