Edulcorantes bajo la lupa: cómo se controlan los aditivos alimentarios a nivel mundial
Durante un simposio de Cadibsa, Susana Socolovsky explicó los procesos internacionales que regulan el uso de edulcorantes y habló sobre su seguridad.

Los edulcorantes están presente en locales gastronómicos, supermercados y hogares.
ShutterstockLos edulcorantes y colorantes que consumimos a diario en alimentos y bebidas son objeto de intensos debates en la sociedad. “¿Son buenos o no?; ¿Son mejores o peores que el azúcar?”, son algunas de las preguntas que se nos vienen a la cabeza al pensar en estos endulzantes. Fue la especialista Susana Socolovsky, la encargada de responder a estas preguntas al exponer qué dice la ciencia sobre la seguridad de los mismos.
En el marco del XXIII Congreso Argentino de Nutrición, realizado en la Ciudad de Buenos Aires del 3 al 5 de septiembre, tuvo lugar el simposio "Innovación en el desarrollo de bebidas: el rol y la seguridad de los aditivos alimentarios", organizado por Cadibsa (Cámara Argentina de la Industria de Bebidas Sin Alcohol). Allí, la especialista Susana Socolovsky, miembro de la Academia Internacional de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, brindó una exposición detallada sobre cómo se evalúan y regulan los aditivos alimentarios en todo el mundo.
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La reducción del azúcar y el auge de los edulcorantes en la dieta de las personas
En principio, la profesional abordó la recomendación de la OMS respecto al consumo del azúcar, en un contexto en el que el consumo de este hidrato de carbono se ve sumamente cuestionado en las redes sociales. En ese sentido, Socolovsky dijo que la OMS sugiere que el azúcar no supere el 10% de la energía diaria y propone reducirlo aún más, al 5%, para prevenir caries.
Esta recomendación impulsó a muchos países latinoamericanos a implementar sellos de advertencia en los envases, como sucedió también en Argentina con la Ley N° 27.642, conocida como la Ley de Etiquetado Frontal, promulgada en octubre de 2021. Asimismo, la sugerencia de la OMS generó que, poco a poco, más personas comenzaran a sustituir el azúcar por edulcorantes no calóricos en la industria alimentaria.
Pero los edulcorantes no son los únicos endulzantes que se comenzaron a imponer ante el cuestionamiento del consumo de azúcar en exceso. Además, se utilizan agentes de cuerpo como polialcoholes, polidextrosa o isomaltosacáridos, que reemplazan la textura del azúcar, pero no su sabor, según explicó la experta.
Qué son los edulcorantes
“Los edulcorantes no calóricos son aditivos alimentarios que pueden agregarse a los alimentos y bebidas, en reemplazo del azúcar, para disminuir el contenido energético y el consumo de azúcares libres”, según la definición de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Cómo se evalúan los aditivos
Si bien los edulcorantes surgieron como una alternativa para endulzar las bebidas y algunos alimentos, hay profesionales de la salud que manifiestan varios cuestionamientos sobre la seguridad de estos aditivos para el consumo humano. Ante ello, Socolovsky detalló cómo se evalúan los aditivos que consumimos.
La experta explicó, en principio, que la seguridad de estos ingredientes está en manos del Joint Expert Committee on Food Additives (JECFA), administrado por la FAO y la OMS desde 1956. Este comité determina la ingesta diaria admisible (IDA), que es la cantidad que una persona puede consumir por día, en relación con su peso corporal, durante toda la vida, sin riesgo apreciable para la salud.
Ahora bien, para fijar la cifra IDA, las empresas deben presentar estudios exhaustivos que incluyen pruebas en varias generaciones de animales de laboratorio. Allí se determina el nivel de efecto adverso no observado (NOAEL) y se aplica un margen de seguridad de 100 veces antes de establecer la IDA.
Al respcto, Socolovsky fue clara: “La IDA no es el umbral entre inocuidad y riesgo. Si un niño supera un día la cantidad estimada en un cumpleaños, no corre riesgo, porque existe un colchón de seguridad enorme”.
Normas internacionales y consumo real
“Una vez que una sustancia es aprobada como aditivo alimentario y se fija su ingesta diaria admisible, le corresponde al Codex establecer los niveles máximos de uso permitidos en alimentos”, señaló la especialista. Esto significa que ni la industria ni los consumidores pueden exceder esas cantidades, porque incluso el paladar rechazaría niveles superiores.
Además, Socolovsky recordó que no hay diferencia entre sustancias naturales y sintéticas en las evaluaciones. “Los glicósidos de esteviol, aunque provienen de la planta de stevia, tardaron 10 años en ser aprobados”, ejemplificó.
En tanto, para calcular la exposición real de la población, se utilizan modelos internacionales como FACET, que estiman el consumo a partir de datos de países europeos y permiten obtener valores confiables cuando los datos locales no están disponibles.
La polémica sobre los colorantes
En el simposio, la especialista también abordó los cuestionamientos a los colorantes sintéticos. Recordó que el estudio que generó las advertencias sobre posibles efectos en niños presentaba falencias, pero aun así llevó a que en Europa algunos fabricantes optaran por reemplazarlos por colorantes naturales.
En Argentina, el 40% de los productos que utilizan colorantes sintéticos emplea tartrazina. Sin embargo, se utilizan en niveles mucho menores a los permitidos por el Codex. “La dosis hace al veneno”, subrayó Socolovsky, recordando que también los alimentos naturales contienen compuestos potencialmente dañinos, pero en cantidades tan bajas que resultan inocuos.
La exposición de Susana Socolovsky dejó un mensaje contundente: los edulcorantes y colorantes que llegan al mercado son sometidos a estrictos controles internacionales antes de ser aprobados. “No hay lugar para el alarmismo: lo importante es basarse en evidencia científica y normas globales que protegen a todos los consumidores”, cerró la especialista.