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Dos docentes mendocinas hacen telas biodegradables con desechos de uva, tomate y ajo

Gabriela Negri y Analía Funes son docentes y diseñadoras. Ganaron un premio de la Fundación Bunge y Born. En qué se pueden usar las telas.

 Analía Funes y Gabriela Negri con las muestras de telas biodegradables y una cartera de biomaterial.

 Analía Funes y Gabriela Negri con las muestras de telas biodegradables y una cartera de biomaterial.

Marcos Garcia / MDZ

Dos docentes inquietas mendocinas ganaron un prestigioso concurso por su emprendimiento en el que hacen telas biodegradables a partir de los desechos de la uva, el tomate y el ajo. Gabriela Negri (51) y Analía Funes (37) se conocieron en el Instituto de Educación Superior 9-001 General San Martín dando clases y hoy lideran un emprendimiento exitoso.

Docentes, investigadoras y emprendedoras

“Hay que ser perseverantes, confiar y tener fe porque nunca es el momento ideal para emprender”, coinciden las dos docentes de diseño. Esa idea se la grabaron a fuego hace tres años atrás cuando empezaron a investigar sobre materiales sustentables en la industria textil, una de las más contaminantes del mundo.

Gabriela y Analía se conocieron en el instituto. No compartían materias pero sí habían articulado algunas clases. Entre los hijos, la casa y las clases, cada una por su lado empezó a adentrarse en el mundo de la sustentabilidad. La alianza se concretó cuando Gabriela terminó una maestría en investigación y Analía, una capacitación de sustentabilidad en el área textil del Ministerio de Ambiente.

Gabriela Negri Analia Funes Bio Eleven (2)
Gabriela y Analía son docentes y decidieron empreder en 2022.

Gabriela y Analía son docentes y decidieron empreder en 2022.

“Algo teníamos que hacer con toda esta información y armamos un proyecto de investigación. Buscamos antecedentes, nos contactamos con personas que estaban haciendo algo similar en otros países y empezamos a experimentar porque cada una tenía su fórmula”, comentó Analía.

“Fue prueba y error hasta que empezamos a tener buenos resultados. Tenemos todo documentado. La prueba número 11 fue la que salió bien y de ahí viene el nombre de la marca”, agregó.

Al principio, la producción de las telas biodegradables la hacían en las cocinas de sus casas a escala laboratorio. Una vez que obtuvieron la certificación del INTI, pasaron a una elaboración más artesanal y fueron sumando maquinarias, sobre todo en la molienda. Ahora, con el dinero del premio comprarán máquinas para secar las láminas de tela biodegradable.

Desechos, quema y productos

La industria del vino desecha en el año 400 mil toneladas de orujo, el tomate tira 270 mil toneladas de bagazo y el ajo descarta 90 mil toneladas de chala. La mayor parte de esa basura termina en vertederos o en quemas al aire libre.

Estos tres desechos son los que recupera Bioeleven. Al trabajar con tres tipos de materiales, logran distintos colores y texturas con los diferentes gramajes. Las láminas de tela biodegradable miden 80x60 centímetros. También trabajan dos medidas más pequeñas: 60x40 y 30x40.

Gabriela Negri Analia Funes Bio Eleven (1)
La tela biodegradable se mantiene intacta durante al menos 10 años.

La tela biodegradable se mantiene intacta durante al menos 10 años.

“El biomaterial se puede utilizar en la industria textil, indumentaria, accesorios, marroquinería, líneas gastronómicas, packaging y merchandising. El biomaterial con malla sirve para calzado. Se puede coser, pegar, cortar, cortar con láser, grabar y serigrafiar”, detalló Analía.

Al principio, solo trabajaban con orujo por lo que pensaron la línea ReVid con productos para el enoturismo, la gastronomía y las bodegas. Después entraron al mundo de los diseñadores textiles y dieron con un mercado más abierto a los nuevos materiales. Entonces hicieron un concurso en conjunto con Industrias Creativas con diseñadores de todo el país y pudieron probar cómo reaccionaba el biomaterial a las distintas condiciones climáticas.

“Nuestro biomaterial no se reseca, no se humedece, durante 10 años se mantiene intacto y requiere los cuidados de cualquier ecocuero”, dijo Gabriela.

Telas biodegradables

El diferencial de los productos de Bioeleven es que son biodegradables, es decir que no contaminan porque sus componentes son todos naturales y se pueden compostar. Para garantizar estas características consiguieron certificaciones del INTI y el Conicet.

“Nosotros sabemos que el biomaterial es compostable, pero necesitábamos hicieran todas las pruebas y certificaran. Además, con estas entidades hacemos algunos trabajos en conjunto para hacer mejoras sobre el material”, comentó Analía.

Por su parte, Gabriela insistió en la diferencia entre los materiales: “Hay muchos biomateriales que solo reciclan o se resignifican el descarte pero que suman resinas químicas o mallas plásticas. Nuestros materiales son todos biodegradables, hasta la malla textil es de algodón orgánico”.

Un premio para dar el salto industrial

Bioeleven fue uno de los tres emprendimientos que se llevó un incentivo de 5.000 dólares de la Fundación Bunge y Born. Las dos mendocinas se enteraron del programa el año pasado pero no llegaron con la documentación para inscribirse. Este año no lo dudaron y se anotaron. Lo que nunca pensaron es que iban a ser las elegidas para desarrollar su proyecto.

Gabriela Negri Analia Funes Bio Eleven (4)

Gabriela y Analía fueron parte de la tercera edición de Diseño Argentino Exponencial-Creative Bootcamp, el programa de fortalecimiento para las industrias creativas, impulsado por la Fundación Bunge y Born y el British Council.

Con el dinero, las emprendedoras mendocinas comprarán máquinas que les permitirán ampliar la producción. “Hoy hacemos unas 40 láminas por mes y dependemos de la temperatura y humedad ambiental. Con los fondos vamos a comprar una máquina de secado que nos garantiza la calidad y acorta los tiempos de producción. Podríamos hacer 280 láminas pro mes”, explicó Analía.

El concurso

Durante 2025 fueron seleccionados 15 emprendimientos de todo el país para participar en el proceso de mentorías y formación estratégica. Los últimos días de septiembre se conocieron los tres ganadores:

  • Aldi Vega (Lomas de Zamora - Buenos Aires): moda que trabaja con supra-reciclaje de descartes textiles y saldos industriales, promoviendo el acceso a recursos creativos.
  • Bio Eleven (Mendoza): desarrolla biomateriales textiles a partir de residuos agrícolas locales, como orujo de uva y piel de tomate.
  • Marote (Buenos Aires): ofrece soluciones sustentables a gran escala con plástico reciclado, recuperando bolsones industriales y plásticos post-consumo.

El jurado evaluó las propuestas y seleccionó a los emprendimientos ganadores en base a criterios de calidad, innovación, identidad, impacto económico-social, sustentabilidad, comunicación y pertinencia a la inversión del capital semilla.

La iniciativa cuenta con el acompañamiento de un ecosistema de socios y aliados estratégicos como STEAMhouse (Reino Unido), FutureBrand, Artlab, Globant, Fundación ICBC, Fundación IDEX.LA y Fundación FLOR, y fue implementada en Argentina por los curadores María Florencia Lovera y Wustavo Quiroga.

Los emprendimientos seleccionados recibieron 190 horas de formación híbrida y mentorías personalizadas. Lla currícula se diseñó para fortalecer a los emprendimientos locales, abordando temas clave como gestión sostenible, sustentabilidad empresarial, internacionalización de mercados y comunicación persuasiva. Su objetivo es proyectar a los emprendimientos en el escenario internacional, facilitando el intercambio de conocimientos y experiencias.