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De importar camisetas a fundar su propia empresa de comercio exterior: el camino de Dan Bobovnik

El licenciado en Comercio Exterior cuenta cómo pasó de un emprendimiento adolescente a dirigir una empresa de logística internacional.

El licenciado en Comercio Exterior y despachante de aduana, Dan Bobovnik, es uno de los jóvenes empresarios que logró consolidar su propio proyecto en un rubro tan complejo como el del comercio internacional. Desde su empresa Sterling Trade, ofrece soluciones integrales de logística y despacho de aduana a compañías de distintos tamaños, combinando conocimiento técnico y visión emprendedora.

Durante el diálogo con MDZ, habló sobre su recorrido profesional, los desafíos de emprender en la Argentina, el impacto de la pandemia en su crecimiento y las claves para animarse a dejar la zona de confort y apostar por un proyecto propio.

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Entrevista completa a Dan Bobovnik

El licenciado en comercio exterior dialogó con MDZ Online sobre su experiencia emprendiendo.

Sus primeros pasos hacia el comercio exterior

El camino de Bobovnik comenzó mucho antes de obtener su título universitario, ya que “a los 17 años empecé importando camisetas; en su momento se podía hacer tranquilamente”, recuerda. Esa primera experiencia marcó el inicio de su vínculo con el comercio internacional.

“Siempre tuve ganas de tener mi negocio, de hacer algo propio. Con amigos hablábamos de qué productos íbamos a crear, importar o exportar”, contó en conversación con este medio.

En 2012, cuando las restricciones aduaneras complicaron sus operaciones, decidió profesionalizarse: “dije si voy a hacer esto, lo quiero hacer bien, y empecé la carrera de Comercio Exterior”.

Los comienzos del Licenciado Dan Bobovnik

Así nació su empresa: Sterling Trade

Bobovnik conoció a su socio mientras trabajaba en UPS, una de las compañías logísticas más grandes del mundo. De esa experiencia surgió Sterling Trade, que comenzó “con la paquetería internacional como negocio principal”.

“Hoy hacemos la logística completa, con la parte de Aduana incluida”, señaló, destacando cómo fueron sumando servicios hasta ofrecer soluciones integrales a sus clientes.

Crisis y crecimiento: las dificultades de emprender

El inicio no fue fácil. “Empezamos a trabajar en 2019 y al año nos agarra la pandemia”, rememoró. Pero lo que parecía un golpe terminó siendo una oportunidad de oro: “Eso que nos desesperó tanto al principio terminó siendo un impulsor de crecimiento increíble”.

Durante ese tiempo, Sterling Trade gestionó importaciones clave de barbijos y termómetros para grandes empresas.

“Pasamos a trabajar con compañías gigantes y a tener una rentabilidad que no volvimos a tener”, admitió.

Las dificultades que encontró a lo largo de su carrera

El salto al vacío y el riesgo de emprender

Uno de los momentos más importantes en su vida fue dejar su trabajo en relación de dependencia para dedicarse de lleno a su empresa. “Tenía mucho miedo, pero fue la mejor decisión que pude haber tomado”, confesó.

Su consejo para quienes están en una situación similar es claro: “tener un ahorro de al menos seis sueldos. Con esa base, podés dedicarte a tu emprendimiento sin quedarte con la duda de qué hubiera pasado si”.

Las claves del comercio exterior

Bobovnik sostuvo que el comercio exterior “es un motor de crecimiento en todos los países del mundo” y que se trata de un sector que “cambia y se adapta todo el tiempo”.

Para él, no es indispensable cursar una licenciatura completa, debido a que “una persona que hace un terciario tiene las mismas herramientas que alguien que realiza una licenciatura”.

Sobre las cualidades necesarias, remarcó que, para el comercio exterior “hay que tener mucha paciencia y adaptación. Argentina es un país que nunca tiene reglas claras”.

Los mitos de la importación y la falta de equilibrio al competir con China

Uno de los puntos que Bobovnik marcó sobre su profesión es la cantidad de ideas equivocadas que circulan sobre cómo funciona el comercio internacional en la práctica.

“El mito más grande es que importar es fácil”, subrayó. “Hay mucha gente que cree que si un producto en China vale 10 dólares, acá te va a salir 10 también. La realidad es que eso no existe”.

Según explicó a MDZ, detrás de cada importación hay una estructura de costos mucho más compleja de lo que la mayoría imagina.

“A ese precio hay que sumarle el derecho de importación, los impuestos internos, la tasa de estadística, ingresos brutos, ganancias y todos los gastos de logística internacional, tanto marítima como aérea. Si un producto cuesta 10 dólares afuera, acá puede terminar costando 50”, detalló.

Para Bobovnik, esa falta de comprensión suele generar frustración en los emprendedores que recién se inician. “Se escucha mucho la frase ‘en China está barato, lo traigo y lo vendo’. Pero sin una planificación y sin conocer los costos reales, eso termina siendo inviable”, advirtió.

A eso se suma la alta carga impositiva local, que según el empresario, limita la competitividad frente a otros mercados.

“Si me pedís competir con China, perfecto, pero no puedo hacerlo pagando los impuestos que pagamos acá. La industria nacional tiene razón cuando reclama eso”, sostuvo.

Por eso, insistió en la necesidad de un marco más equilibrado: “Si las regulaciones locales no acompañan, es muy difícil ser competitivo a nivel mundial”.