Cuando el amor se convierte en control: la manipulación emocional detrás del síndrome de Münchausen
Un documental reabre el debate sobre el síndrome de Münchausen por poder: cuando el cuidado se vuelve control. Educación emocional para detectar abuso.
Como sociedad, necesitamos dejar de romantizar el sacrificio, el control y la entrega absoluta como sinónimos de amor.
Archivo MDZUn reciente documental volvió a poner en debate uno de los trastornos más inquietantes y difíciles de detectar: el síndrome de Münchausen por poder, o trastorno facticio impuesto a otro. Detrás de estas historias hay mucho más que un diagnóstico psiquiátrico: se revela un patrón relacional donde el amor se confunde con posesión, y el cuidado se transforma en un medio de control emocional.
El síndrome de Münchausen describe un cuadro en el cual una persona simula, exagera o provoca enfermedades en sí misma (o en otra, en su variante “por poder”) con el objetivo de recibir atención, compasión o validación. Lo distintivo es que no existe un beneficio externo tangible, como dinero o status, sino una necesidad afectiva de ser vista o necesaria.
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La raíz emocional del control
Desde la perspectiva de la inteligencia emocional, estos comportamientos se originan en carencias afectivas tempranas y en una baja capacidad de autorregulación emocional. El individuo busca construir identidad y sentido a través del sufrimiento del otro. El vínculo deja de ser un espacio de crecimiento y se vuelve una trama de dependencia y poder, donde el “cuidador” necesita que el otro permanezca débil para sentirse valioso.
Desde la perspectiva de la inteligencia emocional, estos comportamientos se originan en carencias afectivas tempranas.
Esta dinámica no ocurre solo en el ámbito clínico o familiar extremo. En menor escala, puede verse en relaciones donde alguien dice “te lo hago por tu bien” mientras invalida decisiones, la manipulación desde la culpa o impide el crecimiento del otro. La diferencia entre protección y control se vuelve difusa cuando el amor se ejerce desde el miedo.
La psicología del vínculo manipulador
En psicología del apego se ha observado que quienes presentan estilos de apego ansioso o ambivalente tienden a desarrollar vínculos altamente dependientes, donde la pérdida del otro se percibe como amenaza de aniquilación emocional. Para compensarlo, despliegan estrategias de dominación emocional, como la victimización, la sobreprotección o el chantaje afectivo.
Este tipo de manipulación, frecuentemente inconsciente, genera culpa, confusión y pérdida de autonomía en la otra persona, que termina sintiendo que no puede decidir sin el permiso o la aprobación de quien dice amarla. En casos extremos, como los documentados por la literatura médica, el daño puede ser físico y emocional simultáneamente. La víctima desarrolla síntomas reales a causa del estrés crónico, la ansiedad o la disonancia cognitiva de vivir entre el miedo y la lealtad.
La importancia de la educación emocional
Desde la inteligencia emocional, la prevención comienza con la alfabetización emocional: reconocer las propias emociones, entender sus disparadores y aprender a gestionarlas sin proyectarlas sobre otros. Un entorno emocionalmente inteligente no busca controlar, sino empoderar. Educar en empatía, asertividad y regulación emocional permite detectar a tiempo los signos del abuso psicológico y reconstruir relaciones basadas en respeto y libertad.
Educar en empatía, asertividad y regulación emocional permite detectar a tiempo los signos del abuso psicológico.
También implica comprender que el amor sano no necesita causar miedo ni dependencia. Amar no es poseer. Cuidar no es retener. Liderar no es dominar. Las relaciones emocionalmente maduras se sostienen en la autenticidad y la confianza, no en la necesidad de ser imprescindible para el otro. En síntesis, casos como los que hoy se vuelven virales en plataformas de streaming no solo exponen patologías individuales: revelan fallas colectivas en la comprensión del vínculo humano.
Como sociedad, necesitamos dejar de romantizar el sacrificio, el control y la entrega absoluta como sinónimos de amor. La inteligencia emocional no busca eliminar las emociones, sino transformarlas en conciencia: aprender a cuidar sin invadir, acompañar sin absorber y amar sin anular.
* Verónica Dobronich – Especialista en Inteligencia Emocional y Habilidades Humanas



