Construir distinto en Mendoza: las alternativas a la casa tradicional
Construcción modular, contenedores, quincha, paneles y bloques reciclables. De qué se tratan las nuevas formas de construir una casa en Mendoza.

Las viviendas sustentables se multiplican en Mendoza y proponen cambiar la imagen colectiva que se tiene de una casa.
Rodrigo D'Angelo / MDZAcceder a la vivienda propia en Mendoza es cada vez más complicado. Entre la suba de costos de materiales, la inflación y la falta de crédito hipotecario, el sueño del ladrillo y cemento se volvió esquivo. En ese escenario, nuevas opciones comienzan a abrirse paso: casas rápidas, sustentables y adaptadas al clima local.
Son sistemas que desafían la idea clásica de la construcción. Van desde módulos ensamblados en fábrica hasta contenedores marítimos reciclados, pasando por quincha, adobe y paneles industrializados. En Mendoza ya hay empresas, arquitectos y vecinos que las eligieron, y cuentan su experiencia.
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Aunque todavía conviven con prejuicios y falta de regulación, cada alternativa tiene en común la promesa de rapidez, menor impacto ambiental y eficiencia energética. Por ejemplo, Bruno, un ingeniero civil local señala que el mendocino sigue atado culturalmente al ladrillo y al cemento. “Las terminaciones en lo modular muchas veces no alcanzan el nivel de la construcción tradicional, y eso genera desconfianza”, subrayó.
Aun así, sostiene que pueden convertirse en una vía real para enfrentar el déficit habitacional, siempre que se adapten a las exigencias sismorresistentes de Mendoza.
Casas modulares: rapidez y personalización
Las viviendas modulares ya llegaron a Mendoza de la mano de empresas como Grupo Lauro. Se construyen en fábrica y luego se ensamblan en el terreno. “El cliente no tiene que lidiar con albañiles, arquitectos ni proveedores. Armamos todo en la planta y lo entregamos listo para enchufar”, explicó Facundo Carrión, referente de la firma.
El sistema utiliza paneles SIP, que permiten levantar una casa en 60 a 90 días. El costo ronda los $1.400.000 por metro cuadrado, con terminaciones que se adaptan a la elección del comprador. “Vivimos en una provincia con extremos de temperatura, y si usás buenos materiales la aislación es excelente”, agregó Carrión.
La velocidad de entrega y el control de calidad en fábrica aparecen como ventajas clave frente a la obra tradicional, donde los tiempos suelen multiplicarse.
Contenedores: reciclar para habitar
Otra alternativa crece con fuerza: las viviendas hechas con contenedores marítimos reciclados. Grupo Zebra se especializa en este sistema. “Queríamos generar una arquitectura sustentable y duradera. Con un contenedor de 40 pies, en 60 días podés tener una casa lista con dormitorio, cocina y baño”, señaló Marcos Erio, socio de la empresa.
La flexibilidad es un diferencial: se pueden apilar, sumar módulos o incluso cerrarlos como una caja de hierro cuando no se usan, lo que brinda seguridad. “La personalización es casi infinita. No tengo dos contenedores iguales”, aseguró Erio.
Marcelo, que vive en una de estas casas en el Gran Mendoza, destacó: “El espacio es justo, pero la funcionalidad es perfecta. La posibilidad de cerrarlo como un bloque metálico me resultó muy práctica”, remarcó.
Quincha y adobe: el regreso al barro
En el Valle de Uco, Esteban Kraiser construyó con adobe y quincha bajo la dirección de la arquitecta Adriana Saua. “Al principio fue una fantasía ligada a lo ecológico, pero descubrimos la cantidad de virtudes que tiene el barro”, relató.
Saua explicó que el adobe resiste por masa y funciona como estructura, mientras que la quincha es una trama de madera rellena con barro que cumple un rol aislante. “Este sistema triplica el aislamiento térmico, regula la humedad y mantiene el confort en verano e invierno. Además, tiene baja huella de carbono e hídrica”, detalló.
En Mendoza ya hay municipios como Lavalle, Maipú y San Carlos que aprobaron estas construcciones, y cada vez más familias las eligen. “No nos imaginábamos en ese entorno con una casa de cemento. El barro es más barato y coherente con el paisaje”, aseguró Kraiser.
LTN: paneles sustentables con innovación
Grupo LTN impulsa una propuesta distinta con paneles industrializados que combinan rapidez en la obra y eficiencia energética. “Queremos que construir deje de ser un problema y se convierta en un proceso simple, sustentable y al alcance”, remarcan desde la empresa.
El sistema consiste en paneles con aislación incorporada que se fabrican en taller y se montan en obra, reduciendo desperdicios y sobrecostos. Los plazos de construcción son similares a los de la vivienda modular, pero con un mayor control de precisión.
LTN busca instalarse como un actor clave en Mendoza para viviendas particulares y desarrollos mayores, con foco en reducción de consumo energético y sustentabilidad.
Tres Construcciones: casas hechas con botellas recicladas
Una de las alternativas innovadoras que ya se desarrolla en Argentina es 3C, un proyecto que combina sostenibilidad con impacto social. Su técnica consiste en utilizar plásticos post-consumo, como botellas y envases, que se prensan en fardos y se convierten en unidades constructivas con gran capacidad de aislación.
Además del aspecto ambiental, 3C busca generar un modelo productivo distinto. La construcción está a cargo de personas en situación de vulnerabilidad social, lo que convierte cada vivienda en una oportunidad de empleo digno y desarrollo local. A su vez, la empresa trabaja en red con universidades, gobiernos, ONGs y emprendedores, lo que permite ampliar el alcance de sus iniciativas.
Este sistema no solo logra construcciones más económicas y rápidas, sino que también reduce la huella de carbono al aprovechar materiales descartados. Para sus impulsores, cada ladrillo elaborado con plástico reciclado no representa solo un avance en vivienda sustentable, sino también una forma de transformar la vida de las comunidades.
Un futuro sustentable en marcha
En el mundo, la construcción sustentable ya no es una tendencia, sino una realidad que crece con fuerza. Rapidez, eficiencia energética y menor impacto ambiental son sus banderas.
En Mendoza, estas alternativas todavía conviven con la mirada tradicional, pero ganan terreno entre jóvenes, familias y desarrolladores turísticos. Su desafío será entonces superar dichos prejuicios.
En paralelo, el Conicet trabaja en una plataforma de construcción sustentable para impulsar investigación, conocimiento y normativas que permitan ordenar este nuevo escenario. El cambio ya empezó, y Mendoza no está ajena.